
- ¡Puto Bocazas! – le dije a mi loro, Puto Bocazas - ¿lo llevas todo?
- Sí, ya llevo el güiski. ¿Es que hay que llevar algo más?
- ¡Grrr! ¿Has cortado el agua?
- No.
- ¿Has apagado el calentador?
- No.
- ¿Has cerrado las ventanas? ¿Has apagado las luces? ¿Has echado la llave?
- No, no, no.
- Perfecto entonces, así los ladrones creerán que hay gente y no robarán. ¡Hala, vámonos!
- Je, je, por fin de vacaciones, Troglo.
- Bueno, Puto Bocazas, tú realmente te pasas el año oyendo música, bebiendo cubatas y maquinando trastadas, o sea que no veo cuál es la diferencia.
- Pero me estresa verte trabajar a ti, je, je.
- ¡Qué gracioso! ¡Sube ya!
- ¡Conduzco yo!
- Puto Bocazas, mi nivel de insensatez no llega hasta dejarte conducir. ¡Siéntate, ponte el cinturón, y no hagas burradas!
- ¡Grrr! ¡Tú conduces como una nenaza! ¡Hasta te paras en los semáforos!
- ¡Calla ya o no te llevo a la playa a buscar mejillones!
- A buscar suecas, dirás.
- ¿Qué suecas? Ya no hay suecas, que pareces Alfredo Landa, Puto Bocazas.
- Mezclándolo todo un poco, ¿no era Lalo Parra el que cantaba aquello de “En Mejillones yo tuve un amor”?
- Pues es posible. Dale a la manivela, para que podamos oir una historia de amor y mejillones (y es que en el coche no tenemos cargador de CD, sino un fonógrafo de manivela acoplado a la guantera).
- ¡Marchando! ¿Voy poniendo unos cubatas mientras?
- Espera que adelante aquel coche de la Guardia Civil.
Y así van pasando los kilómetros. Nos vamos de vacaciones, amiguitos, desde ahora hasta...hasta que volvamos. Es lo bueno de no tener jefe, je, je. ¿Sabéis el placer que da ir a los sitios con la vuelta abierta? Así que me conectaré de vez en cuando, pero me será mucho más difícil actualizar y seguir la cosa, no me lo tengáis en cuenta. En fin, así volveremos con la sesera fresca para disparatar. Hagáis lo que hagáis este verano, pasarlo muy bien, que la vida es corta.