miércoles, 25 de enero de 2012

Esto es Joligú (o Las Vegas)


- Puto Bocazas – le dije a mi loro, Puto Bocazas - ¿se puede saber dónde vas con mi smoking puesto? ¡Grrrr, vas arrastrando las mangas por el suelo, me lo vas a poner perdido! ¿No sabes que un ex-director tiene una reputación que mantener?
- Calma, Troglo, que es por una buena causa. Me he disfrazado de Frank Sinatra para ver si me contratan en esa sucursal de Las Vegas que dice tu presidenta que van a abrir por aquí.
- Cuidadito con eso de “mi presidenta”, Puto Bocazas. ¿Y también va a dirigir ese chiringuito la mafia de Chicago? ¡Qué glamour!
- Reconocerás que no es lo mismo el Bigotes que la mafia de Chicago, Troglo. Es un salto cualitativo.
- Y creo que el capitoste que lo quiere construir pretende que le regalen el suelo. A mí tampoco me vendrían mal unas hectáreas, para tumbarme un rato.
- Hombre, Troglo, es que va a crear 200.000 empleos, y ya se sabe. Eso lo justifica todo.
- Pero ese suelo es de todos.
- Que se chinchen, haber creado 200.000 empleos.
- Ya veo. ¿Lo de cambiar el modelo productivo basado en el ladrillo y en la especulación por otro más coherente era esto?
- Claro, dónde va a parar. Este modelo es mucho más sólido, ya que se basa en el juego, el alcohol y los burdeles, los tres pilares de una economía saneada.
- También creo que pide un 95% de reducción en el impuesto de transmisiones, que le autoricen licencias sin concurso y que le acorten los trámites que le molesten.
- 200.000 empleos es lo que tiene, Troglo. ¿A quién hay que matar?
- ¿Y por qué los demás tenemos que comprar el suelo y pagar los impuestos?
- Porque soís unos pringaos que no creáis 200.000 empleos.
- Eso de “empleos” es relativo, Puto Bocazas. El pájaro quiere exenciones a la Seguridad Social y hasta que le modifiquen la Ley de Extranjería, para poder traer curritos más baratos de otros países. Un chollo, vamos.
- Más vale ser esclavo que parado, Troglo. 200.000 son 200.000.
- También he leído que no piensa pagar el IBI, ni la tasa fiscal de juego, ni que los jugadores tributen por las ganancias que pillen en sus casinos. Está bien eso, porque así uno puede blanquear pasta sin problemas.
- Ya sabes, por 200.000 empleos, si blanquea un poco de pasta, pelillos a la mar, hombre. Yo creo que lo mejor es que pongan una frontera y hagan un estado paralelo, Espelandia, por ejemplo, y que el menda ponga sus propias reglas, como en el Far West. Así se agilizan mucho los trámites. Pero todo en aras del interés general y de acabar con el paro, ¿eh? Y si hay que modificar la Constitución para que pueda dar latigazos al personal, criar gorilas radiactivos o que use el museo del Prado de caballerizas, se modifica, qué coño.
- Tienes razón, Puto Bocazas, si se crea empleo eso es lo más importante. A mí siempre me pareció un error dejar de fabricar bombas de racimo, ¡con la de empleo que creaba eso! Fíjate, no sólo los que fabrican las bombas, también los hospitales, los fabricantes de prótesis, los enterradores, etc, etc. Es verdad que son un poco bestias, pero el empleo lo justifica.
- Pues claro, Troglo. No sólo no deberían prohibirse, las bombas de racimo deberían llevar desgravación en el IRPF. Y lo que habría que poner en marcha sería ponernos a fabricar bombas atómicas. ¡Eso sí que es crear empleo altamente cualificado! Además, con la cantidad de peña que matan cuando tiras una, fíjate la de empleo que se crea. Y de paso, reduces parados, que seguro que unos cuantos de los que te cargas lo son.
- Hay que apoyar estas iniciativas, porque gracias a estos preclaros gobernantes viviremos en el país de las maravillas, Puto Bocazas.
- Ya te digo. Y al que no le guste, que se pire a Cuba.

jueves, 5 de enero de 2012

Cuentos de los mandarines: la solidaridad de los ricos

Comenzaba el año de la cabra montesa, y el esclarecido mandarín Ku-Ñao, honra de su estirpe, meditaba sabiamente con la ayuda de una botella de O-Ru-Jo. Pero sus meditaciones quedaron interrumpidas cuando hizo acto de presencia en su soberbio despacho su discípulo, el poco sagaz Par-Di-Yo.

- Saludos, Maestro. Os deseo las mejores albricias para este nuevo año. Y, si se lo permitís a este ignorante patán, quería someter a vuestra consideración un hecho que me tiene sorprendido.
- Par-Di-Yo, choto de la estepa, ya te he dicho que cavilas demasiado. Pensar no es bueno para tu calenturienta cabeza. Un día se te puede ocurrir alguna idea. ¿Qué hecho es ese?
- Maestro, en estos tiempos de maligna crisis, resulta que hay algunos ricos que han asegurado que desean pagar más impuestos, para contribuir a la recuperación de todos. Confieso que esto me deja confuso.
- ¡Je, je, je! No es extraña tu confusión, Par-Di-Yo, grulla anestesiada. Desconfía siempre de la solidaridad de un rico. Porque, si fuera solidario, no sería rico, ¿no crees?
- Maestro, veo que el O-Ru-Jo presta una mayor agilidad a vuestra de por sí elocuente lengua. Ardo en deseos de saber.
- Escucha pues, lechuga de las cumbres, que como estoy algo Trom-Pa te contaré el secreto de la solidaridad de los ricos. Verás, el asunto tiene varias explicaciones. La primera es que en todas partes hay personas bienintencionadas, incluso entre los ricos y los obispos. Son los que no se merecen ser ricos. Pero son pocos, un porcentaje no significativo.
- ¿Cuál es la segunda explicación, Maestro?
- La segunda explicación, averroncho oriental, y la buena, es el Mar-Ke-Ting. Como la cosa está cruda y la gente lo pasa muy mal, los que somos ricos tenemos que hacernos un lavado de nuestra amarillenta Je-Ta. Así que lanzamos esa propuesta de pagar más para quedar bien.
- Pero tendrán que pagar más, Maestro, y los ricos como vuestra mandarinez son tremendamente taca…estooo, prudentes en sus inversiones.
- ¡Cuidado, Par-Di-Yo, víbora de las nieves! ¡Grrr! Atiende, caracol del opio. Que nos suban los impuestos a los ricos no significa que vayamos a pagar más.
- ¡Gran paradoja, Maestro!
- Nada de paradoja, hongo con patas. No vamos a pagar más porque conocemos mil formas de evadirlos. Si ya no los pagamos ahora, ¿por qué los vamos a pagar cuando los suban?
- ¡Ka-Ram-Ba, Maestro!
- Además, Par-Di-Yo, esto tiene un toque maquiavélico francamente oriental. Si suben los impuestos a los ricos y la subida tiene en la realidad un bajo efecto recaudatorio, ya que pasaremos de pagarlos, eso justificará la teoría de que, en realidad, subir los impuestos a los ricos es el chocolate del loro, que no soluciona nada y que retrae la inversión, y que a los que hay que meter mano es a los Prin-Ga-Os de siempre. ¿Pi-Yas, Par-Di-Yo?
- ¡Pi-Yo, Maestro, Pi-Yo! Sublime estratagema.
- Y además, flor del bambú, esto serviría para tener controladas a las masas plebeyas, que últimamente están demasiado soliviantadas, ¡Di-Ta sea su chinesca estampa! Aunque tuviéramos que pagar un poquillo más, puede ser necesario abrir la espita para que la O-Lla suelte presión. Al fin y al cabo, Par-Di-Yo, mejor es pagar más sobre unos beneficios bestiales que dejar de tener beneficios porque la Pe-Ña se harte de verdad. Si, total, ya lo recuperaremos más adelante. ¿Te ha quedado claro, molusco de río?
- Cristalino, Maestro, habéis iluminado mi tenebrosa mente con vuestra sabiduría.
- Puedes retirarte entonces, Par-Di-Yo, mendrugo asiático. Y, por cierto, ¿qué les vas a pedir a los Re-Yes?
- ¿Yo? Que abdiquen, Maestro.
- ¡Grrr! ¡Simio irreverente! ¡Desaparece de mi imperial visión, que voy a hacer rollitos de primavera contigo!

Y Par-Di-Yo salió velozmente, esquivando los jarrones Ming que le arrojaba con violencia el ínclito y sabio mandarín. Y así aprendió una nueva maldad, que fue recogida cabalmente en los libros de los escribas de esta guisa:

No te fíes del solidario
que tiene lleno el armario
y repleto el calcetín,
que es seguro, dromedario,
que estás ante un mandarín
o estás ante Urdangarín.