sábado, 28 de febrero de 2009

Giulia Valle


Bueno, para cerrar este mes de mujeres y jazz (esto no significa que a partir de ahora no vaya a sacar ninguna) vamos con una de la casa: la bajista Giulia Valle.


Aunque Giulia nació en Italia, en la bonita ciudad de San Remo, donde se celebra ese festival de la canción tan....tan...., bueno, el festival de San Remo, aunque ella nació en Italia, decía, lleva ya muchos años en Cataluña, haciendo su aportación al jazz patrio. Además de tocar el contrabajo, también compone, y bien, por cierto.


A pesar del cierto revuelo que provocó en los últimos años la aparición de Esperanza Spaulding, no hay muchas mujeres contrabajistas, la verdad. Parece un instrumento más de hombres fornidos, je, je. Quizá también es un instrumento en apariencia poco atractivo. Vale, parece un poco soso, pero su función es importantísima. Realmente, el bajo manda, es el “ancla” del grupo, el que te dice por dónde andas. Y eso resulta más evidente cuando el/la bajista es el líder del grupo, claro está. Por supuesto, puede hacer muchísimas cosas más, el contrabajo también “canta”, que se lo digan a pioneros del arte como Jimmy Blanton, o Cachao, sin los cuales las cosas no hubieran sido lo mismo.


Pero hablábamos de Giulia Valle. Os invito a descubrir su bajo en este “Ramblin”, tema de Ornette Coleman, en el que la amiga Giulia se acompaña de los saxofonistas Martí Serra y “Pintxo” Villar, el pianista Guillermo Klein y el batería David Xirgú. Aguzar las orejas.



jueves, 26 de febrero de 2009

Los números mágicos

- A ver, Troglo – dijo mi loro, Puto Bocazas – Tú, que eres medio tonto, explícame esto de la crisis, porque esta es una crisis muy rara.

- ¿Qué pasa, a ver? Miedo me das cuando te veo con un periódico salmón.

- Hay una cuenta que no me cuadra nada. Mira, aquí dice que el gobierno va a atizarle 4.100 millones en ayudas al sector automoción, ¿no?

- Sí, ¿y qué?

- Pues que si el gobierno tiene 4.100 kilos se acabaría la crisis. En vez de dárselos a la automoción, si resulta que en España sois unos 45 millones de humanos, más o menos, repartiendo esos 4.100 kilos entre toda la peña, resulta que se toca a unos 90 millones de eurazos por barba. ¡No sólo se acaba la crisis, sino que todos nos hacemos millonarios de pronto! ¿Para qué quiere la banda salvar sus empleos si les dan 90 millonazos?

- Sí, Puto Bocazas, pero también lo puedes mirar desde el otro lado, lo cual es más terrorífico.

- ¿Cómo?

- Si el estado va a repartir 4.100 kilazos, y el estado no produce nada más que mala hostia, ¿de dónde lo saca? Pues de donde siempre. Eso significa que ese dinero lo tenemos que pagar los pringaos de siempre. O sea, que para salvar al sector de la automoción, cada hijo de vecino tocamos a 90 millones de euros.

- ¡Je, je, je, je! Y eso sin contar la pasta para los bancos, que es 20 veces más.

- Yo, por si acaso, este año no voy a hacer la declaración de la renta. Que vengan a por ello, si se atreven.

martes, 24 de febrero de 2009

Carolyn Breuer


Bueno, una entrada cortita en este mes de las mujeres en el jazz. Hemos tenido saxo soprano, vamos con el saxo alto. Aquí tenéis a la alemana Carolyn Breuer. Para que veáis, un secreto, Carolyn y yo tenemos casi, casi, la misma edad, lo que pasa que ella es más fotogénica, al menos desde mi punto de vista, y también desde el de mi loro, Puto Bocazas. Hija del trombonista y pianista Hermann Breuer (también en la foto), se ha ido haciendo hueco en la música europea, y ha estado por España en alguna ocasión. Se ha resistido a su propia “fotogenia”, y siempre ha presumido de ser una música de jazz “sincera” y no orientada a lo comercial. Esperemos que dure mucho así, aunque la tentación la acecha por todas partes, je, je.


Aquí la escuchamos con papá Breuer al piano, en un standard como “My ideal”. Pues a pasarlo bien.




domingo, 22 de febrero de 2009

Jane Ira Bloom


Sigamos aumentando el repertorio de mujeres jazzeras. Hoy nos toca la saxofonista estadounidense Jane Ira Bloom, especializada en el soprano. Lleva ya bastantes años dando guerra, tiene un estilo bastante personal, y los dos pies cerquita de las fronteras del jazz más vanguardista, aunque no siempre las cruza.


Ahí donde la veís, se licenció en la universidad de Yale. Como curiosidad, Jane ha estado siempre tremendamente interesada por la investigación espacial, y hay un asteroide al que pusieron su nombre (6083janeirabloom, no me lo estoy inventando). Hombre, no es ser una estrella, pero un asteroide tampoco está mal, je, je.


Ese conocimiento de los “espacios” (qué ocurrente soy, hay que ver) creo que se nota en su música. Aquí, la acompaña el bajista Mark Dresser, que ha tocado en la sinfónica de San Diego y con gente como Anthony Braxton, Henry Threadgill o John Zorn. El tema se llama “Without Words”. Pues al lio.



sábado, 21 de febrero de 2009

Las aventuras del general Mortimer, héroe de guerra

El general Mortimer Mortimer descansaba un día con sus patazas sobre la mesa de despacho, sorbiendo un cubata con pajita mientras oía un disco de Tommy Flanagan. El general Mortimer Mortimer había tenido una larga y brillante carrera, gracias a su sagaz estrategia de no hacer nunca nada y decir que sí a todo. Pero, precisamente aquel día, sonó el teléfono rojo, lo que le dio muy mala espina al general Mortimer.


- ¿Aló? – dijo – Aquí el general Mortimer Mortimer.

- General Mortimer, soy el presidente.

- ¡Señor presidente! – dijo el general poniéndose firmes - ¡A sus órdenes!

- Vera, general, que he pensado que el país necesita una guerra.

- ¿Una guerra, señor presidente?

- Sí, hombre, ya sabe que una guerrita de vez en cuando mantiene alto el espíritu nacional, además de distraer a la gente de mis burradas. Así que agarre cuarto y mitad de ejercitos y váyase a conquistar el Peñascal Los Huevos.

- ¿El Peñascal Los Huevos? – se asombró el general - ¿Y para qué queremos eso, si es una mierda de sitio que no hay nada y no pasa nunca ni dios?

- ¡No me replique, Mortimer! ¡Salga cagando melodías y conquiste esa mierda para su patria!

- ¡A sus órdenes, señor presidente!


Ni que decir tiene que la orden no le hizo ni pizca de gracia al general Mortimer Mortimer, pero se cogió cuarto y mitad de ejercitos y se fue para allá. Cuando llegaron al Peñascal Los Huevos, el general Mortimer Mortimer y sus muchachos se toparon con la cruda realidad: era una mierda de sitio donde no había nada y nunca pasaba ni dios.


- ¿Y ahora qué hacemos, mi general? – dijo el teniente – Si aquí ni hay enemigo ni nada.

- Tengo un plan, mis valientes – dijo el general Mortimer Mortimer – Yo acabo de llegar y ya estoy hasta el culo de este sitio, así que tenemos que perder esta guerra lo más rápido posible. Así que, al primero que veamos, nos rendimos, aunque sea al butanero. ¿Estáis conmigo?

- ¡Sí! ¡Sí! ¡Viva el general Mortimer! – vociferaron los soldados.


Pero por allí no pasaba ni dios, así que se tiraron un mes buscando alguien para rendirse, pero nada. Así que el general Mortimer Mortimer, harto, tiró de su manual de tácticas militares, donde tenía apuntado el teléfono, llamó al Telepizza y cuando vino el pizzero, se rindió con todos sus hombres. En su país, fueron honrados como caídos por la patria. Para que no les reconocieran, todos se dejaron bigote y se volvieron a casa, y el general Mortimer Mortimer se puso el disco de Tommy Flanagan y sorbió cubatas con pajita.


Y esto fue lo que pasó, o así me lo contó un loro.

jueves, 19 de febrero de 2009

Los vanguardistas


entonces le dije a mi loro puto bocazas mira puto bocazas en un ejercicio de vanguardismo literario y bloguero he hecho un post sin signos de puntuacion ni nada yo creo que esto no lo supera ni pablo neruda pero entonces el loro me dijo eso no es nada troglo y ya esta muy visto yo acabo de hacer un post que no tiene palabras sino solo signos de puntuacion mira aquí abajo que eso si que no lo supera ni pablo neruda


, : , , . . , : , , ´´. . ¡!


dios mio este loro si que es pura vanguardia y hay que ver el papel que ahorra


P.D: he de confesar que se nos había acabado el whisky de garrafa y en tal emergencia, nos habiamos hecho unos canutos con el felpudo.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Mano


¿Mujeres y jazz? ¡Qué me dices! En la Costa Brava hay un club de jazz que se llama “La Guitarra”. Las noches de verano, una mujer muy joven con muchos años toca la guitarra y canta. Se llama Marguerite “Mano” Rena, es francesa, y dueña de este local desde hace más de 40 años.


Cuando se hizo esta grabación en directo en el club, en 2001, tenía 82 añazos. Quizá son todos esos años los que le dan esa percepción tan especial del tiempo y el espacio en la música. O quizá el haber sido amiga de Django Reinhardt. Por cierto, cuando alguna vez escuchéis un tema de Django que se llama “Mano”, ya sabéis a quién está dedicado.


Acompañan a Mano, guitarra y voz, Ferran Cailá a la trompeta, Pere Ferré al piano, Santiago Cholbi a la batería y Manolo Germán al bajo. Tenía que ser “When you’re smiling”, jazz de la raiz, con pequeño solo de guitarra en 3:10. Cosas de una noche de verano.



lunes, 16 de febrero de 2009

Yeni y el diablo


¿Seguimos con mujeres y jazz? Además, la mujer de hoy sirve también para introducir un género del que no recuerdo haber hablado apenas: el jazz latino. Bueno, en lo que a música se refiere, hay fusiones o cócteles que a mí se me atragantan un poco (en alcohol, me sientan bien casi todos, je, je). Pero debo reconocer que el jazz latino (que tiene muchas y muy diferentes expresiones) me gusta y lo disfruto.


Vamos con Jane Bunnett, saxofonista y flautista, que no es latina, sino canadiense, mira tú por dónde. Buena parte de su discografía, sin embargo, se ha centrado en la colaboración con músicos latinos. Enamorada de Cuba y de su música, ha tocado con Tata Güines, Merceditas Valdés, Gonzalo Rubalcaba, “Maraca” Vallé, Frank Emilio, Francisco Mela o los Muñequitos de Matanzas. Y es lógico enamorarse de la música cubana, porque, si se hiciera una enciclopedia de música y cada país ocupara una página, Cuba ocuparía un tomo (y Brasil, otro). Es increíble que un país tan pequeño pueda rendir tanto musicalmente. Lo cierto es que tampoco es difícil enamorarse de su gente, y todos los que hayáis estado por allí lo sabéis. Los demás, no sé que esperáis para ir.


Esto que podéis oír, en vivo, es genuino son montuno, y uno de los más clásicos, “El diablo, tun, tun”. Siempre me hace mucha gracia verlo traducido a la versión en inglés: “The devil, knock, knock”, je, je, je. Jane al saxo soprano y su trompetista y marido Larry Cramer con un grupo mítico, los Naranjos de Cienfuegos, que ponen todo lo demás. No faltan las inevitables vaciladas de los músicos cubanos a la amiga Bunnett, “teen cuidado, Yeeni, quee el diabloo anda sueeltoo...”. Pero ya lo creo que la Yeni no se amedrenta, y con su saxo, hipnotiza al diablo y le hace girar y bailar. Nos regala un solo (a partir de 2:45) que, sin dejar de ser latino, le da un aire jazz precioso al asunto. “La rubia” sabe lo que se hace, y los Naranjos se lo reconocen alegremente. Por su parte, Larry se bate pero que bastante bien el cobre con el trompeta cienfueguero.


Si es que se nota que lo pasan bien. ¡Candela!



domingo, 15 de febrero de 2009

Perfiles lamentables del jazz: Putobisho Hijosumare

Japón, ese hermoso país productor de pianistas japonesas de jazz y de monstruos legendarios fue el hogar de uno de los perfiles más lamentables del jazz (sobre todo para los que tuvieron la desgracia de encontrarse con él) que se recuerdan, el de Putobisho Hijosumare. En la mejor tradición monstruosa nipona, Putobisho era un loro mutante de 400 metros de altura, y con la mala leche propia de los monstruos del país.


Putobisho Hijosumare desarrolló desde huevo una temprana afición por la batería y el jazz. Esto no hubiera tenido de particular tratándose de un loro normal pero, con 400 metros, no había baterías de ese tamaño, así que el Putobisho arrancaba descomunales árboles y se ponía a porrazear, a ritmo de swing, sobre cualquier ciudad que se encontrara, consiguiendo un endiablado ritmo y unos destrozos que para qué.


Un día, tras hundir un par de islas japonesas imitando a Buddy Rich, Putobisho, presa de uno de esos inexplicables ataques de melancolia que a veces atacan a los monstruos del jazz, se internó en el mar y se dejó llevar por las olas, como los patos. Y por ahí sigue, navegando como un iceberg verde y descomunal. Y cuando hay temporal, con esos truenos tremendos y olas de 20 metros, probablemente es Putobisho, que ensaya “Drum Thunder Suite” usando de baquetas un par de petroleros.


Y ya.

jueves, 12 de febrero de 2009

Intento de rayuela

1

Hoy hace 25 años que nos dejó un gran aficionado al jazz. Se llamaba Julio Cortázar, y también escribía.


2

Lloremos por él, pero “atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos”.


3

París guarda sus huesos, como no podía ser de otra manera. Hoy, Charlie Parker y él se persiguen.


4

Era un mago, para quién nada era lo que parecía ser, y todo tenía un millón de posibilidades.


5

Este post es una “rayuela”. Podéis leerlo en cualquier orden. No tiene principio ni fin. No importa si empezáis por 5, seguís por 2, y acabáis en 4. O sí empezáis por 3, seguís por 4 y acabáis en 1. Es nuestro homenaje a Julio.

Barbara Dennerlein

Bueno, como la programación del ciclo de jazz de primavera del San Juan Evangelista va dedicado a la mujer en el jazz, por nosotros que no quede. Hoy vamos con la organista Barbara Dennerlein, “el tornado de Munich”. Ya se que a algunos les cuesta lo del órgano Hammond en el jazz, pero hay que reconocer la versatilidad y la prestancia del instrumento, sobre todo en manos de algun@s. Aunque he de reconocer que tiende a sonar siempre “funky”, je, je.


Activa en el jazz desde los 80, Barbara tiene, a mi entender, dos grandes virtudes: primero, no suena como Jimmy Smith, cuya influyente sombra sobre todos los organistas de jazz es demasiado alargada (no tiene la culpa de haber sido tan bueno), y la segunda, su ES-PEC-TA-CU-LAR manejo de los pedales. No acaba de ser conocida del todo dentro del mundo del jazz, aunque sí ha tenido cierto reconocimiento en Estados Unidos. No entiendo muy bien por qué no tiene más predicamento en el mundillo, la verdad.


Hoy estamos generosos y dejamos dos cosas: la primera, un original de Barbara llamado “Stormy Weather Blues”, en directo en Berlín, con la única compañía del batería Andreas Witte.




La segunda, no he podido resistir poner este vídeo, aunque ni siquiera está completo, porque es alucinante ver a la amiga Barbara en acción, fijaros como tira las líneas de bajo con el pie izquierdo. La verdad que, si necesitáis un ejemplo de coordinación motora, aquí lo tenéis, je, je. Pasarlo bien.



martes, 10 de febrero de 2009

Don Ellis


No hace demasiado tiempo, me acordé de Don Ellis visitando el blog del amigo Millass. Es cierto que hace ya tiempo que murió, más de 30 años, como tantos, demasiado joven, pero creo que ha sido muy rápidamente olvidado. El “Stan Kenton de los 70” (y vaya foto setentera que le he puesto) fue un músico innovador, que lideró bandas con instrumentaciones chocantes (llevaba tres bajistas y tres baterías), o inventó instrumentos, como la trompeta de cuatro pistones, que le permitía tocar cuartos de tono. Ahora preguntaréis que qué leches es un cuarto de tono, ejem, digamos, simplificando, que son, por ejemplo, las teclas que hay entre las teclas del piano. Bueno, las teclas que no hay, pero que podría haber. ¿A que queda claro, je, je? Y si no, hala, que lo explique otro.


Tuvo sus frikadas, pero fue un músico arriesgado, y un excelente trompetista (y un batería más que competente). Este empollón de la música también tocó en el maravilloso sexteto de George Russell, otra perla perdida y olvidada, y que os recomiendo buscar.


Pese a que su fama se debe sobre todo a aquellas inefables big bands que lideró, a mí me gusta recordarle así, solo ante el peligro. Don Ellis, trompeta solo, toca “Just One Of Those Things”.



domingo, 8 de febrero de 2009

Un sabio


El desierto. El calor abrasador, la inmensidad, la monotonía. Bajo un sol de hierro, demasiado vago para volar, el loro Puto Bocazas caminaba, caminaba buscando...


- ¡Grrr! No podías hacer una historia donde estuviera en una playa del Caribe, Troglo. Tenía que ser el desierto. ¡Ponme por lo menos una gorra, que se me están friendo las plumas de la sesera!

- Puto Bocazas, ¿te quieres callar ya y meterte en el personaje? Pero tienes razón, te voy a poner un gorrito, para que parezcas Thelonius Monk, je, je.


...el loro caminaba, con esos andares que tienen los loros, que parece que van pisándose los pies. Llevaba en la cabeza un pañuelo como los de los obreretes, anudado en cuatro puntas...


- ¡Grrrr!


...sin una gota de whisky de garrafa que llevarse al pico, el loro caminaba con un objetivo. Porque en aquel desierto vivia el sabio Jans, el legendario sabio Jans, poseedor de la más grande de las sabidurías. Nunca nadie lo había encontrado, ni siquiera se sabía si era una leyenda o existía en realidad, pero el loro Puto Bocazas estaba decidido a encontrarlo...


- ¡Como no lo encuentre rápido, yo dimito!


¡Grrr! ¡Está bien! Ejem, ejem. De repente, el loro vió aparecer ante él un oasis. Pero era un oasis tan pequeño que casi se lo pasa, porque sólo tenía una palmera y un charquito de agua. Pero, sentado bajo aquella palmera, había un hombre, un hombre viejo, con un largo pelo blanco, y una larga barba blanca, y...


- ¡Troglo, que hace un calor de la hostia, abrevia!


...y esa pinta que tienen los sabios ermitaños. Entonces, el loro Puto Bocazas dijo:


- El sabio Jans, supongo.


Y el sabio Jans contestó:


- ¡Anda, un loro que habla!

- Ejem, sabio Jans, los loros suelen hablar. Tienes que salir más y eso.

- ¿Qué deseas, loro?

- Vengo de muy lejos a que compartas el tesoro de tu sabiduría conmigo, sabio Jans. Quería preguntarte un par de cosas.

- Adelante.

- ¿Cuál es el sentido de la vida?

- No lo sé.

- ¿Y eso?

- El sentido de la vida depende de cómo se mire.

- Ya. Bueno, pues, ¿tenemos libre albedrío?

- No lo sé.

- ¿Y eso?

- El libre albedrío es un según.

- ¡Pues vaya! ¿Podemos percibir el mundo tal y como realmente es?

- No lo sé.

- ¿Y eso? Ya, ya, no me lo digas. ¿Qué es el tiempo?

- No lo sé.

- ¿Existe una forma correcta de vivir?

- No lo sé.

- ¿Qué soy yo?

- No lo sé.


El loro enarco una de sus plumiferas cejas y miró al sabio con suspicacia. Entonces, preguntó:


- Sabio Jans, ¿cuál es la capital de Pontevedra?

- No lo sé.

- ¿Es que no sabes nada? ¡No me dirás que eso es un misterio, o que según!

- Bueno, no hay mayor sabiduría que admitir la propia ignorancia. Sólo sé que no sé nada.

- ¡Tendrá jeta el tío! A los humanos se la darás con queso, pero yo soy un loro y no cuela. Así que la ignorancia es sabiduría, ¿no? ¡Troglo! ¿Me has hecho cruzar el desierto para hablar con este papanatas?

- Hombre, yo...- empezó a decir el sabio Jans.

- ¡Ni yo ni nada! Si uno es sabio se supone que sabe algo, no pone cara de interesante, suelta frases misteriosas y se deja la barba. Oye, una curiosidad. ¿Cómo llegaste aquí?

- Bueno, la verdad es que yo trabajaba en una noria, pero un día me despidieron por vago. Entonces me cogí una cogorza tal que me perdí y aparecí aquí. Y desde entonces.

- ¡Grrrr! ¡Troglo, quítame de delante a este cantamañanas! A ver como te las apañas para cerrar la historia pero, como dentro de diez segundos no esté en mi sofá con un cubata talla diplodocus, te vas a enterar.


Así, el loro Puto Bocazas se dio media vuelta. El cretinazo Jans le vió alejarse caminando, con esos andares que tienen los loros, que parece que se pisan los pies. Y, ante su vista, como un espejismo con plumas, el loro se fue difuminando en el aire, hasta que desapareció por completo. Y, desde su sofá, con un cubata talla diplodocus, el loro ya no supo si esto fue realidad o fue sueño.


- ¡Un huevo de loro, sueño! ¡Todavía tengo arena en las patas!


Y yo me pregunto, ¿y tú? ¿Sabes cuál es la capital de Pontevedra sin mirarlo en la whiskypedia?

sábado, 7 de febrero de 2009

Delirio USA

¡Ay! Recuerdo los tiempos en que mi loro, Puto Bocazas, y yo mismo, recorriamos los casinos de Las Vegas, jugándonos al black jack los cromos de Mazinger Z. Mientras el loro cantaba las cuarenta (en copas, por supuesto), Buddy Greco, que en realidad se llamaba Armando, cantaba, más chulo que un ocho, “The lady is a tramp”. Luego nos fuimos a divorciarnos a Reno, pero no había donde aparcar, así que nos hicimos mormones, que había menos cola. Luego, el loro se hizo telepredicador y yo, Pamela Anderson. Sí, cuando veáis Los vigilantes de la playa, Pamela Anderson soy yo disfrazado, porque les salía más barato (pincha la foto para verme más grande, viciosón). Es la primera vez que lo confieso, en rigurosa exclusiva. Finalmente, nos fuimos del país sin pagar, je, je.


Me da que eso que me he comido no era un caramelo. Os dejo con Armando Greco.