sábado, 19 de julio de 2008

Feliz verano

Pues eso, el loro y yo, como buenos burguesazos, estamos terminando la maleta, y mañana nos piramos una temporadita al mar. Esperamos volver con la sesera fresca para seguir contando chaladuras. Que disfrutéis lo más posible del verano todos los que nos hacéis el honor de visitar este blog. Aunque tendré un acceso limitado a internet, no creo que pueda comunicarme mucho. Así que un abrazo para todos, y hasta la vuelta.
PD: aquí tenéis una foto de mi loro, Puto Bocazas, de vacaciones cuando era más joven.

domingo, 6 de julio de 2008

Duda metódica

- ¡Puto Bocazas! – le dije a mi loro, llamado Puto Bocazas en honor a su verborrea – Esta encuesta dice que los extremeños son los más satisfechos con su trabajo.
- ¿Cómo? ¿Hay gente que está trabajando y está satisfecha? ¡Esto es una contradicción en los términos, Troglo! ¿Están chiflados esos extremeños?
- Supongo que lo normal. Pero tienes razón, resulta un poco raro eso de que estén trabajando y estén satisfechos. Yo estoy satisfecho cuando no trabajo.
- ¿Y quienes son los menos satisfechos?
- Los madrileños, por lo visto.
- ¡Hum! Aquí se plantea un dilema filosófico. ¿Son más sabios los madrileños, por reconocer que trabajar es un coñazo? ¿O lo son los extremeños, que son felices a pesar de currar? Esto requiere la opinión de un experto. Llama a Kafka.
- ¡Kafkaa! ¡KAAFKAAA!
- ¡La madre que os parió! ¿Qué pasa ahora? – dice Kafka, que estaba sobando y que parece un escarabajo enorme - ¿No sabéis que cada vez que me despierto estoy convertido en un monstruoso insecto? ¡Grrr, a mí me gustaría veros así!
- Calla ya, plasta – le digo – Qué te pasas el día sobando, y además no haces más que roncar, coño.
- ¡Yo no ronco! Lo que pasa es que hago ruido con las alas, como los grillos.
- Bueno, ¡basta de rollos! – salta Puto Bocazas – A ver, tenemos una duda metódica. Aquí dice que los extremeños son los más satisfechos con su trabajo, y los madrileños los menos. ¿Quién está más chiflado, los extremeños por gustarles trabajar, o los madrileños por trabajar encima a disgusto?
- Difícil cuestión, pardiez – dice Kafka – Comprendo que uno pueda estar más o menos satisfecho con su vida sexual, pero con el trabajo me cuadra menos. ¿La encuesta quiere decir “más satisfecho” o “menos jodio”?
- Aquí dice “más satisfecho”, pero yo creo que, leyendo entre líneas es “menos jodio” – dice el loro.
- Pues entonces, vale. – suelta Kafka-.Es como si yo te pregunto de qué manera estarás más satisfecho, con una pierna rota o con las dos. Dirás que con una, pero eso no significa que te guste. Así que, por la propiedad transitiva, madrileños y extremeños están igual de chiflados. Problema resuelto. ¿Me puedo volver al sobre?
- Oye, ¿y por qué no te vas a tu casa, hablando de todo un poco? – le digo yo.
- ¡Puf! Es una historia muy larga, mañana te la cuento.

Hay que ver qué jeta tienen los escritores checos, macho. Y esto de las encuestas es un cachondeo, a mí nunca me preguntan nada. Aunque es verdad que no soy extremeño.

miércoles, 2 de julio de 2008

Enfermérides


Seguro que os habréis preguntado muchas veces por qué la peña se va de vacaciones en julio y agosto. Pues la cosa fue así. Resulta que en la Roma Imperial, el César era el que mandaba. En esta época que os digo había dos césares, porque había mucho curro, Julio César y César Augusto. Pero cuando llegaba el verano, los dos se querían ir de vacaciones a Torremolinos. Pero Roma no se podía quedar sin César, qué desorden. Así que decidieron repartírselas, y Julio se fue primero y Augusto después. Por eso, el mes de julio se llama así, porque era el mes en que Julio César se iba a Torremolinos. Y lo mismo con agosto, era el mes de vacaciones de Augusto, que a veces también se iba a Gandia. Y así quedó para siempre.

Y de aquí viene esta fermosa tradición de repartirse las vacaciones. Fíjate.

martes, 1 de julio de 2008

Escatología nº 3

Érase una vez un empresario que tenía los cojones más grandes que la cabeza. Pero resulta que las empresas se gestionan con la cabeza, no con los cojones. Si las gestionas con los cojones, las cosas se hacen por cojones. Y, cuando las cosas se hacen por cojones, la gente suele acabar hasta los cojones de que les toquen los cojones. Así que se van, y te mandan a freír cojones. Y, así, te quedas solito en tu empresa. Bueno, solito no. Con dos cojones. Buena compañía.

Es lo que pasa cuando las razones se miden por cojones. Y, aunque no tengamos razones, nos importa tres cojones.

Sé yo de unos que en Navidad tenían 18 trabajadores. A día de hoy, 10 de aquellos ya no están. Todavía les queda la segunda mitad del año para hacer pleno. Olé sus cojones.