domingo, 29 de junio de 2008

El Consejo de los Loros

Ojo, que esta es información clasificada, muy secreta y peligrosa.

El próximo fin de semana se celebrará en una suite privada del Hotel Ritz el Consejo de los Loros. Es una reunión ultrasecreta que se celebra anualmente, en la que los loros más poderosos del mundo deciden los destinos de la humanidad. Sí, sí, pasan de gobiernos y de todo, son los que cortan el bacalao. ¿Quién creíais que hace subir la gasolina? ¿O que perpetra las programaciones de televisión? Son los loros, que son el poder oculto que, desde la sombra, deciden nuestro futuro. Si os fijáis en lo absurdo que es el mundo, no tiene nada de extraño.

Este año estarán loros tan influyentes como Abu Ben Bokassa, Big Mouth Joe, Bocazinho Carioca o Bocon Kan. Por supuesto, también estará mi querido loro, Puto Bocazas. Creo que en el orden del día tienen el celebrar una Eurocopa cada quince días, para tener a la peña distraída mientras les roban la pasta. Los loros toman decisiones más disparatadas cada año, ya que les encanta vacilar al personal humano.

Si queréis pasaros por allí a espiar, allá vosotros. Quizá os enteréis de algo interesante. Estas reuniones suelen acabar entre grandes risotadas y canciones etílicas. Pero, como os pillen, nunca se volverá a saber de vosotros.

Otro día os contaré el terrible secreto del Botafumeiro Jilgachún.

sábado, 28 de junio de 2008

Poquito a poco

Buenas, sólo quería saludar. Dejarme que respire un poco antes de publicar historias, que entre el mes loco de curro y que tengo al loro de vacaciones, no doy abasto. Pero en fin, no ha ido mal la cosa, si me descuido facturo hasta lo de Navidades. Ahora, a tocarme las narices, que es lo que se me da bien de verdad.

Por cierto, ahora que estáis todos acoplados viendo la tele con la excusa del calor, he visto una iniciativa de Mogulus, donde te puedes hacer tu propio canal de televisión y emitir por la cara y por Internet. Así que si seguís alienados por los mismos medios de comunicación disparatados de siempre, es por vuestra culpa. Financiarme, y tendremos un canal del Director de Operaciones, donde saldrá el Puto Bocazas en lugar del plasta del Argiñano. Animarse.

Otra cosa. A mí me recomendaron, y recomiendo a mi vez el blog del amigo Cyrano D'Perrerac. A los que les guste la canción latinoamericana, especialmente la canción protesta y así, no veáis el tinglao que tiene montado el tío. A los que os gusta el jazz, fijaros qué cosas, encontré aquí algo que tenía interés en oír hace tiempo, que era el "jazz guachaca" de Roberto Parra. Esto es una especie de fusión indefinible, como si cruzas la guitarra de Django Reindhart con la de Atahualpa Yupanqui, le das de beber fox trot, y la crias en los garitos más canallas de Buenos Aires. En Perrerac, que lo tiene muy ordenadito por categorías, si buscáis a Roberto Parra encontraréis ese peculiarísimo e histórico disco llamado "Los tiempos de la negra Ester". A ver si a alguno le gusta.

Bueno, pues vamos a ver si recuperamos la regularidad blogera. A seguir bien.

miércoles, 4 de junio de 2008

Cuentos de los mandarines: los valores de la juventud

El mandarín Ku-Ñao observaba las tranquilas evoluciones de sus hermosos faisanes en su principesco jardín, mientras mentalmente se le hacía la boca agua pensando en papearse un par de docenas. En ese momento, rompiendo el sueño gastronómico del mandarín, apareció su discípulo, Par Di Yo:

- Maestro, perdonad si os importuno...
- Tú siempre me importunas, Par Di Yo, gorgojo del bambú. ¿Qué tripa se te ha roto esta vez?
- Maestro, eh...esto...el candidato que se iba a incorporar el lunes....
- ¿Sí? – preguntó suavemente Ku Ñao mientras se le empezaba a hinchar la vena de la frente.
- Pues...que ha dicho que no se incorpora, Maestro.

Par Di Yo se cubrió la cabeza con las manos, temiendo un ataque de ira furibunda de Ku-Ñao. Pero el mandarín le sorprendió demostrando una calma verdaderamente oriental.

- ¡Ay, Par Di Yo, hijo mío! ¿A dónde va este mundo? ¡Los valores transmitidos por los mandarines durante generaciones se derrumban! ¿Dónde vamos a llegar?
- Maestro, ¿os encontráis bien? ¿Qué os pasa? ¿Dónde está vuestra legendaria ira?
- Lo que pasa es que hoy me encuentro filosófico y meditativo, Par Di Yo, oveja del desierto. Aparte de que estoy un poco de bajón porque se me fue la mano con los Ku-Ba-Tá de después de comer. A ver si llega la hora de merendar y los bajo un poco con unos Ka-Li Mo-Xo. ¿Tú has visto, Par Di Yo, la falta de compromiso de la juventud actual?
- Maestro, me temo que, como casi siempre, no capto la esencia de vuestras palabras.
- Olvidaba que tu intelecto es comparable al de una grulla adicta al opio, Par Di Yo. Quiero decir que percibo cada vez menos interés por parte de los candidatos por el puesto de trabajo al que optan.
- ¿A qué os referís, Maestro?
- Pues, por ejemplo, a que en la primera entrevista ponen encima de la mesa sus exigencias de sueldos, horarios y demás mamarrachadas comunistas. ¡Esto en mis tiempos no pasaba!
- Maestro, ¿y por qué se trabajaba en los tiempos de vuestra mandarinez? ¿Por gusto?
- ¡Menos cachondeo, Par Di Yo, cabra subversiva! Lo que quiero decir es que lo primero es acceder a un trabajo, desarrollarte en él, y luego ya veremos.
- ¿Quiere esto decir, Maestro, que deben trabajar por las condiciones que les ofrezcamos, sean estas las que sean? ¿Y qué, si no es así, es que no se preocupan de su desarrollo?
- ¡Exacto, Par Di Yo! ¿Ves como cuando lo intentas no eres tan lerdo, hijo mío?
- Pero si yo lo decía con ironía, Maes...
- ¡Ay! Los que nos dedicamos a este sacrificado arte de la selección de personal estamos en horas bajas, Par Di Yo. Antes decíamos nosotros al candidato, “ya te llamaré”. Ahora es él el que nos dice, “ya les llamaré”. ¡Ca-Gón los peces de colores!

Aprovechando que veía a Ku-Ñao con la mente más enturbiada por el alcohol de lo normal, el taimado Par Di Yo se decidió a vacilarle un poco más. Como decía Confucio, la ocasión la pintan calva.

- ¡Ah, Maestro, cuanta razón tenéis! ¡El sacrificado arte de la selección, cuando podíamos tratar a los candidatos como a pordioseros que vinieran a pedir limosna, en vez de cómo a profesionales! ¡Tenerles una hora esperando en el vestíbulo, y luego decirles que no les podíamos recibir! ¡Cuando podíamos decir “ya te llamaré”, y no llamar a nadie nunca! ¡Qué tiempos aquellos, Maestro!
- ¡Calla, Par Di Yo, que se me saltan las lágrimas! Ya sabes lo sensible que soy.
- ¡Qué verdad, Maestro, el equilibrio del universo se ha trastocado! Ciertamente, es bueno que yo diga “ya te llamaré”, pero cuando me lo dicen a mí, ya no tiene gracia. ¡El caos se acerca, Maestro, cuando cualquier pelagatos puede saltarse la ley más suprema de los mandarines: la del Em-Bu-Do!
- ¡Cuanta inspiración hay en tus palabras, Par Di Yo! ¡Yo que había desistido ya de hacer de ti un mandarín de provecho, cordero mongol! – dijo Ku Ñao, mientras gruesos lagrimones corrían por sus amarillentas mejillas – Sí, Par Di Yo, los jóvenes ya no quieren trabajar, porque son unos inmaduros, o porque están sobreprotegidos por sus familias, que les idiotizan.
- ¡Qué gran verdad, Maestro! ¡En los tiempos de vuestra mandarinez sí que era dura la vida, y no ahora!
- ¡Ahí le has dao, Par Di Yo! ¡Qué yo me puse a currar a los 14 años, Ka-chis el dragón de jade!
- ¿No sería más bien a los 24, Maestro?
- ¿Eh? Bueno, eso da igual, Par Di Yo. ¡Pero yo empecé desde abajo, y con mi propio esfuerzo he llegado hasta aquí!
- ¡Sí, Maestro! ¡Que os colocara vuestro tío, el mandarín En-Chu-Fong, es lo de menos!
- ¡Eso, eso, Par Di Yo! ¡Si es que estos jóvenes están idiotizados cual lagarto borracho! ¡Nosotros si que lo tuvimos Chun-go!
- ¡Diga que sí, Maestro! ¿Qué más da que ahora la vivienda cueste el doble, o que los sueldos apenas hayan subido realmente? ¡Estos jóvenes son débiles cual papel de arroz caducado!

En este momento, el mandarín Ku-Ñao, que tenía una trompa espesa cual tinta china, pero que no era subnormal, entorno sus astutos ojillos, estuvo a punto de caerse, y habló así:

- Par Di Yo, ¿no me estarás vacilando, hijo del Celeste Imperio?
- ¡Maestro! ¡Nada más lejos de las intenciones de vuestro humilde discípulo!
- ¡Ca-Gón el loto blanco, Par Di Yo! ¡Vigila tus pasos, ciervo sindicalista, que como me vaciles te voy a poner a hacer zapatillas en una fabrica de Ni-Ke! ¡Traeme ahora mismo recado de escribir, burro salvaje, que me pide el cuerpo hacer un artículo sobre la falta de madurez y valores de la juventud actual! Y ándate con ojito, Par Di Yo, que te vigilo.
- Oigo y obedezco, Maestro.

Y así fue como el mandarín Ku-Ñao demostró que los jóvenes son siempre unos desagradecidos y unos inmaduros. Y esto se recogió en los versos de rigor:

Está bien cuando yo tengo
por el mango la sartén
pero, cuando no la tengo
y me dicen: “que te den”
a pesar de mi abolengo
pues eso no está tan bien.

PD: Yo conozco a un mandarín que escribió un artículo sobre la “juventud” más o menos en estos términos. Lo increíble es que él ¡lo decía en serio! Y es que la realidad supera siempre a la ficción.

domingo, 1 de junio de 2008

¡Dios mío!


- ¡Puto Bocazas, ya estoy en casa! – dije mientras trataba de localizar a mi degenerado loro, Puto Bocazas - ¿Dónde te has metido? ¡Ah, ahí estás! ¿Qué haces, por qué llevas un embudo en la cabeza?
- Esto no es un simple embudo, Troglo. Es mi último invento maléfico, y lo llamo el Embudiós.
- ¿Embudiós?
- Resulta que si conecto este embudo a un amplificador de potencias celestiales, como éste de aquí, puedo convertirme en Dios.
- ¿Cómo en Dios? ¿En qué Dios?
- En Dios-Dios, nada de dioses de segunda división, el pez gordo en persona.
- No sé yo si “en persona” está bien dicho. Será en deidad.
- Lo que sea. El caso es que ahora sí que voy a dominar el cotarro a mi antojo.
- ¿Y no se mosqueará Dios de que un loro trate de quitarle el puesto, Puto Bocazas?
- ¿De quitarle el puesto? ¿Es que hay que hacer una oposición para ser Dios, o qué?
- Hombre, digo yo que algo habrá que hacer, crear el universo o algo, tener un poco de currículum.
- Yo creo que con tener un morro ilimitado, vale. Además, como seré igual de superpoderoso que Él, que se rasque.
- Hablas de Dios como si fuera Spiderman, Puto Bocazas, A mí eso me suena a blasfemia.
- No te preocupes, a partir de ahora voy a ser yo quien decida lo que es blasfemia y lo que no. Y no me distraigas, que estoy ajustando los controles. A ver, nivel de omnipotencias, al máximo,...
- No sé yo si esto será buena idea, Puto Bocazas. A ver si cuando seas Dios te vas a olvidar de los amigos, que ya sabes que la fama y eso cambian a las personas, y a los loros.
- ¡No digas idioteces! Voy a ser Dios, no a presentarme a Gran Hermano. Además, ya te nombraré San Troglo, o algo. A ver, aparta, que lo voy a probar. Como esto me salga, va a ser la hostia.
- Nunca mejor dicho, Puto Bocazas.

Así que ahora enchufa el amplificador, y por el cable que va al embudo fluyen las potencias celestiales. De repente, hay un fogonazo de luz y ¡zas!, Puto Bocazas ha desaparecido.

- ¡Puto Bocazas! ¿Dónde estás?

Y en estas se abre el techo, suena una música celestial, aunque no es jazz, y veo al Puto Bocazas entre nubes y serafines, y todavía con el embudo en la cabeza.

- ¡Je, je, je! ¿Qué te dije, Troglo? ¡Ha funcionado! Ahora soy Dios, y he decidido manifestarme a ti, aunque seas un capullo.
- Vaya, Puto Bocazas. Un detalle por tu parte el venir a verme a mí antes de avisar al Papa ni nada. Lo tuyo sí que ha sido un carrerón. Espero que me busques un enchufillo en el Paraíso. ¿Qué te pasa? Tienes mala cara, estás más verde que de costumbre.
- ¡Uf, es que ahora soy omnipresente, estoy en todas partes a la vez, arriba, abajo, al Este y al Oeste, y me estoy pillando un mareo de la hostia!
- ¡Vaya, no habíamos contado con eso! ¿Y por qué oigo tu voz como en estéreo, y diciendo varias cosas distintas al mismo tiempo?
- ¡No es que la oigas en estéreo, borrico, es que ahora soy Uno y Trino! Tengo tres personalidades distintas que se unen en una sola, y además, hablan todas al mismo tiempo. ¡Me estoy volviendo tarumba!
- Sí, eso de ser una Santísima Trinidad debe ser incómodo. Bueno, por lo menos, ahora tocarás jazz como Dios, je, je, je.
- Pues tampoco, porque toco con perfección absoluta, y puedo imaginarme todas las variaciones posibles antes de tocarlas, así que ¿para qué voy a tocarlas? ¡Qué coñazo!
- Me da que eso de ser Dios es más aburrido de lo que tú creías.
- Además, como estoy en todas partes a la vez, veo todas las burradas que hacen los humanos, y estoy permanentemente de mala hostia. Y encima, toda la peña me da la brasa y me pide disparates.
- Hombre, a ti lo de la Ira de Dios se te tiene que dar bien, porque eres muy iracundo. ¿Por qué no les mandas un par de Diluvios, o cuarto y mitad de plagas de Egipto?
- ¿Qué te crees que estoy intentando? Pero lo más que he conseguido ha sido mandarle unas almorranas a Julio Iglesias. Resulta que, como soy infinitamente bueno, no puedo hacer maldades, ¡grrrrr!
- ¿No eras omnipotente?
- Sí, pero...
- Sí pero nada, Puto Bocazas. ¿Cómo vas a ser omnipotente y a la vez no poder hacer algo?
- ¡Troglo, no empieces con tus paradojas gilipollescas, que la vamos a liar!
- A ver, Puto Bocazas, es que no lo entiendo. Si eres omnipotente podrás hacer tanto infinito bien como infinito mal, ¿o no? ¿Resulta que Dios es limitado? Entonces,...
- ¡Qué te calles, coño, que me estoy empezando a notar raro...!

¡POF! Una especie de explosión, y el Puto Bocazas aparece de nuevo en casa, como un ángel caído con un embudo en la cabeza.

- ¡Grrrrr! ¿Es que siempre la tienes que joder, Troglo? Esa lógica tuya de chiflado ha hecho que el Embudiós se cortocircuitara al no poder asimilar las contradicciones. En fin, por lo menos he sido Dios cinco minutos.
- Me lo tenías que agradecer, Puto Bocazas, porque veo que era un coñazo.
- Pues sí, yo quería soltar Sodomas y Gomorras a tuti plen, y nada. ¡Y todo el mundo contándote sus penas, que si me pasa esto, que si Dios dame fuerzas, que dame no sé qué! ¡Y mogollón de parentela, de santos y demás! ¡Qué coñazo, tío! En fin, ya se me ocurrirá alguna otra cosa para hacerme el amo y señor de todo. Hay que reconocer que esto no ha sido buena idea.
- Hombre, si es que fíjate el stress de ser Director de Operaciones, imagínate siendo Dios. Ahora, que ganarías un pastón.
- ¡Qué va! Como no necesitas nada y eres dueño de todo, pues no te pagan. ¡Un cachondeo!
- Pues vaya. ¿Y cómo es que pudiste mandarle unas almorranas a Julio Iglesias?
- Se conoce que eso era una buena acción, ¡je, je, je! Bueno, agarra el saxo y vamos a tocar algo.
- Ya que estamos con el tema celestial, Puto Bocazas, mejor agarro el clarinete y nos vamos con “When the Saints Go Marchin` in”, ¡je,j e, je!
- ¡Jo, jo, jo! A por ello.

La verdad es que cada día estamos peor de la cabeza. Rezad un poquillo por nosotros.