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¡Señorías, orden! ¡Ya está bien! ¡Señoría, deje usted ese cubata! ¡Háganme el
favor, que esta es una comisión seria! ¡POM! ¡POM! ¡POM! (golpes de mazo sobre
la mesa). ¡Que se callen, coño! Bueno, esto ya es otra cosa. Señorías, el tema
es grave. Ya saben que estamos aquí para ofrecer soluciones al espinoso tema de
Bankia. ¡Casi nada! Bien, espero sus propuestas. ¿Sí? Tiene la palabra el señor
Lechonazo.
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Hay una solución sencilla y elegante. Cambiemos de nombre al bicho, en vez de
Bankia le llamamos Kabina, o Binaka, y despistamos a todo el mundo. Dirán,
anda, si ayer esto se llamaba Bankia, pero ahora no, ¿lo habré soñado todo?
Como Bankia ya no existe, pues ya no habría caso Bankia.
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Interesante la propuesta de su señoría, pero yo tengo una más drástica y
definitiva que evitaría reaperturas de caso: podemos meter a Bankia en un
cohete y mandarlo al espacio. Así sí que desaparece el problema. Cuando los
auditores vayan a buscar Bankia verán un agujero y dirán, anda, si no está,
pues ya no hay problema. Ya sé que el lanzamiento costará un pastón, pero
seguro que menos que arreglar el desaguisado.
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¿Mandaríamos al señor Rato también al espacio?
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Hombre, eso no se duda.
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Señores, señores, déjense de ciencia ficción. Hay una solución más terrenal
para quitarnos el marrón de encima. A mí lo de Bankia me suena a nombre griego,
¿qué no? Llamándose así tiene que ser griego o de por ahí, así que se lo
endiñamos a Grecia y listo. Total, gromecientos mil millones más o menos de
pufo, a los griegos les da lo mismo.
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También podríamos ponerla en Argentina, a ver si la nacionalizan.
- No
caerá esa breva, señoría. Yo optaría por buscar el dinero para sanear la
entidad. ¿Cómo, dirán ustedes? Pues verán, yo me pregunto, ¿cuánto vale
Cristiano Ronaldo? ¿100 millones de euros? Pues si clonamos unos cuantos y los
vendemos, tendremos pasta de sobra para tapar el pufo. A ver, echando cuentas
habría que clonar unos 250 Cristianos Ronaldos.
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¡Vaya chorrada! Así, hasta el Andorra tendría un Cristiano Ronaldo y su valor
mercantil se reduciría a cero. ¡Que no entiende usted nada de mercados,
señoría!
- ¡A
mí no me grite, so facha!
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¿Ein? ¡Que te meto, rojeras!
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¡Señorías, ya basta! Yo propondría tirar por la estrategia distractora. Una
Eurocopa cada tres días, y Mundial todos los fines de semana. Con eso seguro
que la peña se olvida.
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Señorías, por favor, un momento. Se nos acaba el tiempo, y yo creo que debemos
aplicar los remedios que han dado resultados probados en otras crisis. Esto es,
contar el rollo de lo crítico que es esto, que si no lo salvamos viene el
Apocalipsis, tangar a toda la peña, sacarles la pasta a saco y usarla para
tapar el pufako de Bankia. La más sencilla siempre es la mejor solución,
señorías.
- ¿Y
no se rebotará el personal?
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¡Si se lo hemos hecho ya cuarenta veces, señoría! Unas cuantas más estoy seguro
de que cuelan.
- ¿Y
a largo plazo?
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¡No blasfeme, señoría! ¡Aquí no se piensa a largo plazo! Nuestro lema siempre
ha sido, “el que venga detrás que arree”.
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Bien, señorías, ¿están de acuerdo con la propuesta del señor Trinque? ¿Votos a
favor? ¡Se aprueba la moción! ¡Ahora sí, a ver esos cubatas!