jueves, 30 de octubre de 2008

Noticias del mundo

CHORRIVÍA, 23:00. Esta madrugada se ha producido en Chorrivía lo que la tensa situación político social del país hacía prever, un golpe de estado militar contra el actual presidente, Cafarnaúm Bellota, perpetrado por él mismo.


Parece que Cafarnaúm Bellota, harto de su desastrosa gestión, llevaba meses conspirando con sectores del ejercito chorriviano para deponerse a si mismo y poner en lugar de si mismo una junta militar presidida por él mismo.


Los acontecimientos se han desencadenado a las 02:00, cuando tropas armadas han irrumpido en el Palacio Presidencial, y el presidente se ha tomado prisionero a si mismo y se ha leído una serie de cargos contra si mismo. El presidente se ha respondido a si mismo que esto era un ultraje, y que la historia, y bla, bla, y eso.


A continuación se han retirado todos los retratos oficiales del ex-presidente Cafarnaúm Bellota de todas las dependencias estatales, siendo sustituidos por los del nuevo presidente, Cafarnaúm Bellota.


El pueblo, exaltado por las noticias, ha quemado en las calles muñecos de cartón representando al ex-presidente Cafarnaúm Bellota, y ha gritado vivas y lanzado flores cuando se ha descubierto en la Plaza Tocha una estatua ecuestre del nuevo presidente, Cafarnaúm Bellota.


En su primera comparecencia, el nuevo presidente declaró que “ha terminado por fin la anarquía de Cafarnaúm Bellota. Yo, Cafarnaúm Bellota, me comprometo ante el pueblo chorriviano a devolverle el orgullo a este gran país”.


Grandes cambios se avecinan en Chorrivía. Seguiremos informando.


P.D.: ¡Ay, amiguitos! Aunque no nos demos cuenta, así pasa en todas partes. Al final, siempre mandan los mismos, el Bellota y sus secuaces.

martes, 28 de octubre de 2008

La ciencia sin límites


Bueno, es posible que no sepáis, y es que vais por el mundo como maletas, coño, que el premio Nobel de Física de este año ha sido para el ilustre inventor británico sir Very Idiot.


Sir Very y su equipo (compuesto por él mismo y su perro “Eggs”) estaban trabajando en el desarrollo de un ventilador de los de toda la vida. Una vez terminado el prototipo, sir Very lo puso en marcha y observó que, en lugar de dar fresquito, hacia cada vez más calor. Sorprendido, sir Very Idiot desarmó el cacharro, y allí estaba el problema. Había conectado los electrodos al revés. De este modo, las aspas del ventilador giraban en sentido contrario al que giran todos los ventiladores del universo. Esto provocaba el inesperado efecto de que, en lugar de dar fresquito, el ventilador absorbía el fresquito y provocaba un calor del copón.


“¡The holy form in a can!”, exclamó sir Very, expresión científica que puede traducirse como “¡la hostia en bote!”. En un arranque de ira iba a estampar el ventilador contra el suelo, pero hete aquí que “Eggs” se dio cuenta de las posibilidades del invento y, para evitar el estampamiento inminente, mordió con ferocidad la pantorrilla derecha de sir Very Idiot. Este, enajenado, intentaba estrangular al chucho cuando se dio cuenta de que el traicionero bocao era un aviso. Entonces, se hizo la luz en su mente, por lo general poco iluminada. La había cagado con el ventilador, pero ¡había inventado un calefactor económico, rápido y poco contaminante!


El jurado del Nobel declaró que “este es uno de los inventos descubiertos de un modo más gilipollas, así que, sin duda, merece el Nobel de Física. Y le hubiéramos dado también el de la Paz si no llega a pelearse con el perro”.


Pero no todo son buenas noticias en la vida de sir Very Idiot en estos momentos. De hecho, ha emprendido un montón de demandas judiciales por derechos de autor y competencia desleal, ya que mucha gente, conocedora de la ley física que hace funcionar su invento, se limita a coger un abanico y mover la muñeca en sentido inverso a como uno la mueve habitualmente para darse fresquito. Así consiguen calorcito sin necesidad de comprar los ventiladores-calefactores de sir Very.


Y es que la ciencia no para, no para.


sábado, 25 de octubre de 2008

Bye Bye William

Mi amiga Esther me avisó hace unos días del fallecimiento de uno de los más míticos fotógrafos de jazz, el amigo William Claxton. Nos dejó tantas imágenes maravillosas que me es imposible destacar una u otra.

Así que me gustaría rendirle un pequeño homenaje, a través, como no, de esa música que tanto él como yo amamos tanto. Para darle ese último adiós he elegido una canción titulada “Bye Bye Blackbird”, creo que muy propia. Coincide además que mi compinche Millass la hizo protagonista de uno de sus últimos posts.

Pensé en cantar yo mismo la canción, pero luego me di cuenta que eso podría hacer que William volviese de la tumba para partirme la cara. Así que, para interpretar el tema he elegido a un cantante a mi entender no suficientemente valorado: Sammy Davis Jr.




Creo que el problema de Sammy fue el ser tan polifacético. Hacia tantas cosas bien que la gente no sabe muy bien a qué se dedicaba: humorista, un imitador increíble, bailarín espectacular, tocaba la guitarra, la batería y era un vocalista extraordinario. Y en esta canción que quiero que sirva como homenaje a William creo que lo demuestra. Fijaros como empieza, arropado sólo por el contrabajo y sus deditos chasqueantes.

La foto de Sammy es, como no, de William Claxton.

Bye bye, William.

jueves, 23 de octubre de 2008

La puta crisis

Pues iba yo caminando

camino del cafetín

y en la esquina, mendigando

estaba Emilio Botín.


“Caballero, mil perdones”

dijo el famoso banquero

“déme usted unos millones,

que estoy fatal de dinero”


Y en vez de darle socorro

al listo santanderino

le metí un piño en los morros

y seguí por mi camino.


P.D.: ¡Qué no me entere yo que le dais nada a ningún banquero! ¡Qué se lo gastan todo en vicios, coño!

martes, 21 de octubre de 2008

Filosofía aplicada


- ¿Qué lees, Puto Bocazas? – le dije a mi famoso loro, Puto Bocazas.
- El libro clásico del gran filósofo Gromenauer. Se titula “La vida entendida como una puta mierda”.
- ¡Cojones!
- Sí.
- ¿Y qué tal está?
- Pues una puta mierda.
- Eso quiere decir que está muy bien, ¿no?
- Si es una puta mierda, ¿cómo va a estar bien?
- Pues si quiere transmitir que el mundo es una puta mierda y el libro lo es, es que está bien, ¿no? Dice precisamente lo que quiere decir.
- No lo había visto desde ese punto de vista. ¿Quiere eso decir que si titulo un libro “Gilipollez”, y es una gilipollez de libro, es que es bueno?
- Claro, cumple lo que promete, ¿no? Cuanto más gilipollas sea un libro con ese título, pues mejor, más acierta.
- Troglo.
- ¿Qué?
- ¿Eso que estás bebiendo es abrillantador de muebles?
- Sí, es que se ha acabado el whisky.
- ¡Pero no te lo bebas todo, coño! ¡Trae!

Pues es que ya no me acuerdo de lo que pasó después. Lo siento.

lunes, 20 de octubre de 2008

La sociedad es la culpable

¡Usted! ¡Sí, USTED, a usted le digo, cojones! Tiene usted pinta de ser más tonto que la hostia, ¿a qué sí? En caso afirmativo, continúe leyendo.

Bien, si ha llegado hasta aquí, sepa que su problema tiene solución. Porque el culpable de su idiotez no es usted, ¡sino la sociedad! ¡Efectivamente! ¡Y puede usted demandarles por daños y perjuicios, y ganar UNA PASTA $$! ¡Cómo lo oye!

Porque no es que usted sea tonto. ¡La culpa es de los demás, porque son DEMASIADO LISTOS! ¿Se da cuenta? En otro contexto, usted sería normal, pero ¿con qué derecho los demás le marginan siendo más listos que usted? No podían ser un poco más tontos, no, ¡tienen que humillarle y marginarle!

¡Sí, sí, sé lo que está pensando! La mejor solución sería matarlos a todos. Pero eso es poco práctico, créame. Es mucho mejor demandar a la sociedad por ser demasiado lista y discriminarle. ¡Y puedo ayudarle a hacerlo!

¡Demande a la sociedad! Para conseguirlo y, de paso, demostrar su inteligencia, sólo necesita enviar sus datos, escritos con letra muy clara en un billete de 100 euros a: Puto Bocazas, Abogados. Ronda del Vacile, 3, 1º. Y déjelo en nuestras manos.

¡Convenza a otros idiotas que conozca para que se unan a usted en esta cruzada contra la injusticia! ¡Que ellos también nos manden sus billetes, para iniciar una demanda colectiva! Sus preocupaciones han acabado. Vamos a cambiar el mundo. Le vamos a ayudar.

¡Por una ley de imbecilidad obligatoria!

viernes, 17 de octubre de 2008

Cosas de la música

Me pregunto, y (aún) no estoy trompa, ¿es la música de “Pippi Calzaslargas” jazz? Bueno, siempre y cuando entendamos el jazz como una forma de interpretar, pues es posible. Visto así, cualquier cosa puede ser convertida en jazz, sea la sintonía del telediario o el himno del Aleti. Realmente, el tema en cuestión no es más que una “excusa argumental” para hacer lo que le dé la gana al músico. Es como cuando yo cojo un tema y le doy vueltas hasta que se convierte en un completo absurdo.

Y es que muchos músicos del norte de Europa (el jazz nórdico es de lo más potente, para los despistados) usan melodías populares para “calentar” y “jammear”. Una que utilizan muy habitualmente es, ¡sorpresa!, “Pippi Calzaslargas”. Pero la convierten en jazz, claro.

Para que veáis que no os vacilo, aquí os dejo una interpretación del trío del pianista finlandés Lenni-Kalle Kaipalle. ¡Qué cosa es esta música, qué mezclas! Unos finlandeses tocan una canción sueca y se convierte en jazz con un ritmo inequívocamente...¡latino! En fin, escucharlo y me decís. El bajista, que hace un trabajo fino, se llama Timo Tuppurainen, y Sami Järvinen está a la batería.

¿Es jazz “Pippi Calzaslargas”, y ella con esos pelos?

P.D.: Por cierto, el compositor del tema “Pippi Calzaslargas” fue el sueco Jan Johansson, reputado músico de...¡jazz!, que llegó a tocar con Stan Getz. Y para los que os guste el metal, Jan era el padre de Anders Johansson, de Hammerfall, y de Jens Johansson, de Stratovarius. Las vueltas que da el mundo.


miércoles, 15 de octubre de 2008

Un plan perfecto

- Puto Bocazas – le dije a mi loro, Puto Bocazas - ¿sabes qué plan se me ha ocurrido para conquistar el mundo? ¿Te lo cuento?
- Cuenta.
- Hay que aprovechar la oportunidad, Puto Bocazas. Lo primero, hay que hundir el sistema financiero. Para eso, nos vamos tú y yo a la Bolsa. Tú te pones en la puerta y empiezas a gritar como un desesperado: “¡DIOS MÍO, DIOS MÍO, ES LA RUINA! ¡ESTO SE HUNDE!”, y pones los ojos en blanco, y sueltas espuma por el pico. Esto, además de acojonar lo suyo, servirá de distracción para que yo me cuele, convenientemente ataviado con el sombrero de copa para parecerme al tío del Monopoly y, una vez dentro, me pongo a berrear como un histérico: ¡VENDO, VENDO, VENDO! y a llorar y a tirarme de los pelos. Entre lo tuyo y lo mío, a todo el mundo se le pondrán los cojones de corbata, empezarán a vender como locos y será el descalabro. Luego, eso se contagiará a Wall Street y a las bolsas asiáticas. Más que un crack, va a ser un hostión del quince.
- No está mal la idea. ¿Y luego?
- Luego, nos vamos a ver al Gobierno, cuando estén todos acojonados y no se atrevan ni a salir del palacio, y les decimos que tenemos un plan infalible para salvar el tema, pero que nos tienen que dar el mando del cotarro mundial, con plenos poderes.
- ¿Y nos lo darán?
- Puto Bocazas, con la movida que habrá montada, ¿quién iba a querer estar al frente del cotarro? Claro que nos lo darán. Y entonces daremos nuestro golpe maestro para acabar con el caos.
- ¿Y será...?
- Cerrar la Bolsa.
- ¿Cerrar la Bolsa?
- Pues claro, Puto Bocazas. ¿Tú has visto alguna vez que baje la Bolsa un domingo, o el día de Navidad? Pues no, porque está cerrada. Así que cerraremos todas las Bolsas hasta nueva orden. Así no podrán subir ni bajar, la gente no podrá fijarse en la puta Bolsa, dejará de preocuparse y seguirá con lo suyo. Y se acabó la crisis.
- Nunca hubiera imaginado un plan tan lógico viniendo de ti, Troglo.
- ¿A que sí? La gente nos aclamará como a héroes. Entonces, dejaremos que se confíen un poco más y luego, ¡zas!, implantaremos nuestra dictadura, y le haremos una lobotomía frontal a toda la banda, para que no den por culo.
- Ejem, Troglo, yo no sé si eso último es para publicarlo en el blog.
- Tranquilo, hombre, si aquí hay confianza.
- ¿Sí? Entonces, vale. ¡Me pido lobotomizar a Jiménez Losantos!
- ¡Qué cabrón! Bueno, pero Esperanza Aguirre para mí, ¿eh?
- Pues yo me pido...

lunes, 13 de octubre de 2008

Una historia real

- Doctor, su visita de las 11 está en la sala.
- ¿Y son...?
- Los señores de los Huevos y su hijo.
- ¡Ah, sí, si! Hágales pasar, por favor. ¡Un caso interesante y prometedor!

La recepcionista salió del despacho del psiquiatra, y regresó a los pocos segundos acompañada por tres personas.

- Adelante, por favor, pasen. Doctor, los señores de los Huevos...
- ¡Señor de los Huevos, me alegro de verle de nuevo! ¡Señora de los Huevos, qué elegante! ¿Se ha cambiado de peinado? Y este debe ser su hijo.
- Buenos días, doctor – dijo, sonriendo, el señor de los Huevos.- Sí, este es nuestro hijo, Fernandito.
- ¡Encantado de conocerte, Fernandito! – dijo el doctor ofreciendo su mano al adolescente que se encontraba ante él. Sin embargo, éste ni siquiera se apercibió de su gesto.
- ¿Eh? – dijo el médico – Ah, veo que Fernandito lleva puestos los cascos a toda cera, ¿verdad?
- Si, doctor – dijo la señora de los Huevos, con una orgullosa sonrisa en el rostro – Los lleva puestos todo el día, cuando comemos en familia, incluso cuando vamos a misa, y siempre con la música más de rabiosa actualidad.
- Buena señal, buena señal – dijo el psiquiatra – Pero siéntense, por favor, siéntense. Bueno, supongo que me han traído los tests psicológicos que les pedí que realizara su hijo.
- Si, doctor, aquí los tiene – dijo la señora de los Huevos - ¡Estoy muy nerviosa, doctor!
- Tranquila, señora de los Huevos. Los resultados preliminares han sido prometedores, pero debemos asegurarnos. A ver, a ver...hum, interesante. A ver éste...sí, sí. Ajá. Bien, bien....
- ¿Qué tal, doctor, qué tal? – preguntaron los señores de los Huevos con la ansiedad pintada en el rostro.
- Señor de los Huevos, señora de los Huevos, no quiero darles falsas esperanzas, pero los resultados de los tests son excelentes...
- ¡Oh! – exclamó alborozada la señora de los Huevos.
- ...pero, antes de llegar a una conclusión definitiva, me gustaría hacerle algunas preguntas a su hijo. Por cierto, observo que lleva puestas las gafas de sol, a pesar de que en este despacho no se ve un carajo.
- Sí, doctor – respondió el señor de los Huevos – No se las quita ni para dormir.
- Bueno, bueno. Vamos a ver si podemos quitarle los cascos un momento para que le pueda preguntar, tire usted de aquel lado, yo de este, ¡op!, ya salió. Fernandito, ¿me oyes?

Fernandito miró al médico con cara de zombi resacoso, y no contestó.

- Bueno, Fernandito, sólo quiero hacerte un par de preguntas, ya sabes, cosa de asegurarse. En fin, Fernandito, ¿crees que el anarquismo es una opción política viable?

Fernandito miró al doctor como si viera un dragón con bata de cola, y dijo:

- ¿Lo qué?

El doctor sonrió, y los señores de los Huevos se mordían las uñas de nerviosismo. La señora de los Huevos no pudo reprimirse, y dijo:

- No te pongas nervioso, hijo mío, que lo estás haciendo muy bien.
- Señora de los Huevos – dijo el doctor – Por favor, no me interrumpa en este momento. Una pregunta más, Fernandito, majete. ¿Cuántos libros has leído este año?

Fernandito miró al doctor como quien ve un botijo haciendo abdominales, y dijo:

- ¿Lo qué?

El doctor sonrió de nuevo, y sacudió la cabeza afirmativamente. Los señores de los Huevos le miraban, sentados en el borde de las sillas, expectantes.

- ¿Entonces, doctor,...?
- No hay duda, señores de los Huevos. Los tests ya lo demostraban, pero he querido confirmarlo personalmente. ¡Enhorabuena! Su hijo es un gilipollas superdotado.
- ¡Dios mío, qué ilusión, un hijo supergilipollas! ¡Qué alegría! – gritó la señora de los Huevos mientras, entre lágrimas, se abrazaba a su marido.
- Sí, señora. Le repito mi enhorabuena. De hecho, su hijo es uno de los gilipollas más grandes que he visto en toda mi vida profesional, y le aseguro que he visto muchos gilipollas.

Los señores de los Huevos no cabían en si de gozo.

- Sí, señores. Un gilipollas como su hijo tiene un gran futuro por delante. Las grandes empresas se le rifarán para dirigirlas, incluso los gobiernos, quién sabe. Pero incluso un gilipollas tan grande tiene que ser estimulado, señores de los Huevos. Ya saben, sus ocho horitas de televisión diaria, nada de libros, ni cultura, ni nada que se le parezca. A su edad un gilipollas es un tierno brote, al que hay que guiar para que se convierta en un gilipollón lustroso y robusto.

Los señores de los Huevos lloraban de felicidad.

- ¡Gracias, gracias, doctor! ¡Qué alegría más grande! Nosotros, desde pequeñito, ya intuíamos que era gilipollas, pero no sabíamos hasta qué punto – dijo la señora de los Huevos.
- Bueno, bueno, tranquila, señora de los Huevos. Han sido muchas emociones. ¿Por qué no se marchan a casa, a descansar un poco? No se preocupen, estaremos en contacto para observar el desarrollo de su hijo. Señora, a sus pies. Señor de los Huevos, un placer. Adiós, Fernandito.

Pero Fernandito ya se había vuelto a poner los cascos, y no le hizo al médico ni puto caso. Sus padres sonrieron orgullosos.

- Adiós, doctor, gracias otra vez.
- Adiós, adiós, buenos días.

En cuanto la familia de los Huevos salió del despacho, el doctor se dirigió rápidamente al teléfono, lo descolgó y marcó un número. Cuando le contestaron dijo:

- ¿P.B.? Sí, soy “el Doctor”. Ahora deben estar saliendo por el portal, ¿los tienes localizados? Sí, el de los cascos y las gafas de sol, Fernandito de los Huevos. Sí, un gilipollas integral. Tan gilipollas que podría llegar incluso a Ministro, o a Presidente de Gobierno o algo así, y eso haría peligrar nuestros planes. Sí, eso es, que parezca un accidente. ¡Oye, y otra cosa! Ocúpate también de los padres. Sí, no sea que se les ocurra reproducirse otra vez. Okey. Adiós.

Y eso fue lo que pasó, más o menos.

domingo, 12 de octubre de 2008

Simply Sassy


Sarah Vaughan. ¡Uau, uau! Iba a llamar a esta cosa “La noche que conocí a Sarah Vaughan”, pero me suena que eso ya lo he hecho alguna vez. Así que no.

¡Qué voz, criaturas, qué voz! Cuando Sarah Vaughan era un bebé y lloraba a grito pelado, los vecinos abrían las ventanas para poder oírla. ¡Qué voz, criaturas, qué voz! Era capaz de cantar la sintonía de Mazinger Z y hacerte saltar los lagrimones de felicidad. Además de cantar, interpretaba. Una actriz de la voz.

¿Cómo lo hacía? Sin ningún esfuerzo aparente, era capaz de pasar de lo más alto a lo más bajo. Era ultrasónica, supersónica, subsónica. Emitía notas que todavía no podemos oír. Cuando la raza humana evolucione y nos convirtamos en enormes orejas con gafas, es posible que lleguemos a captar todo lo que cantó.

Para los que no sepan lo que es el “scat”, escúchenmela improvisar. Para los que no sepan lo que es el “swing”, ¿quien tenía más swing que Sassy?

- ¡Ella Fitzgerald!

Ya salió el listo. Esperar un momento que tape con un edredón insonorizado la jaula de este loro bocazas que tengo. Está bien, de acuerdo, Ella es la definición del swing, ¡pero nadie más swingeaba mejor que Sarah!

Y ya vale de rollos, vamos a lo que importa. En la foto podéis ver a Sassy con parte del grupo que la acompaña en esta grabación: el flautista Herbie Mann, ese trompeta escondidillo que ya deberíais haber identificado como Clifford Brown, y el saxofonista Paul Quinichette, el hombre que tocaba más parecido a Lester Young que el mismo Lester Young, y al que Lester Young le puso el cariñoso apodo de “Miss Q”. Bueno, cariñoso, no, se lo puso con bastante mala hostia. El resto del grupo, que se movió y no salió en la foto, son Jimmy Jones al piano, Joe Benjamín al bajo y Roy Haynes en la batería.

Este tema se llama “Lullaby of Birdland”. Flipad con sus improvisaciones a partir del 2:14, más o menos. Creo que Herbie se tragó la flauta, y hubo que sacársela con un imán. Salud.

sábado, 11 de octubre de 2008

Willie The Lion Smith

- Puto Bocazas – le dije a mi loro, conocido por Puto Bocazas entre amigos y familiares – Nos han desafiado a hacer un perfil de músico de jazz sin inventarnos nada. ¿Crees que seremos capaces?
- ¿De hacerlo en serio? Lo dudo mucho – me respondió cauteloso.
- En serio, tampoco. Con sentido del humor – le dije.
- ¿Con qué? Yo no tengo sentido del humor, soy un loro.
- Vale ya de chorradas, Puto Bocazas, Intentémoslo, por lo menos, a ver que sale.
- Yo no me hago responsable, pero bueno.
- Bien, pues vamos allá. Tú, que eres un ejemplar procedente del mundo viejuno, Puto Bocazas, seguro que puedes contarnos la azarosa historia de Willie “The Lion” Smith.
- ¡Hombreee! ¡Si parece que le estoy viendo!
- Claro que le estás viendo, si estás mirando la foto que hemos puesto. ¡Al grano!
- Ejem, pues sabrás que William Henry Joseph Bonaparte Bertholoff Smith nació el veintitantos de noviembre del viejuno año de 1897.
- ¿No te he dicho que sin burradas?
- ¡De burrradas nada, se llamaba así de verdad! Y es cierto que no se sabe que día exacto nació. Y a él le daba igual. Willie fue uno de los grandes del piano “stride”, que lo sepas.
- A ver ahora como te las apañas para explicar qué es el piano “stride”.
- Fácil para un loro de mi vasta cultura. Pues,...con la mano izquierda se van dando como saltos y marcando una línea de bajo, mientras que con la derecha se improvisan melodías, y...
- Vamos, que por fin teníamos pianistas que sabían tocar de verdad con las dos manos.
- Hombre, Troglo, yo no lo hubiera explicado mejor.
- ¡Cómo que lo has explicado fatal! Por cierto, que fue amiguete de los otros dos grandes del “stride”, James P. Johnson, y el inimitable Fats Waller.
- ¡Grrr! Con tu permiso, era yo el que lo contaba. A ver, listo, ¿tú sabes cuál fue la primera grabación de la historia del blues?
- ¡Claro! El “Crazy Blues”, de Mammie Smith, en 1920.
- Pues en ese disco ya aparece el amigo Willie.
- ¡No jodas! Claro, le enchufó su madre.
- ¿Qué madre ni qué gaitas?
- Mammie Smith.
- ¿Qué dices, papanatas? ¡No tenían ninguna relación! ¡Grrr, esta historia es un desastre!
- Bueno, Puto Bocazas, no te sulfures. ¿Es cierto que le llamaban “The Lion” por su frondosa melena?
- Pues no, badulaque. Hay dos versiones, una que se ganó el apodo por su valor en el frente, durante la Primera Guerra Mundial, cuando tomó prisioneras a las gafas del Kaiser Guillermo, y otra que le llamaban el “León de Judea”, porque estaba muy interesado en el judaísmo y quería ser rabino.
- ¡Te lo estás inventando, Puto Bocazas, loro fraudulento!
- ¡Todo es cierto, aunque parezca un disparate! Bueno, menos lo de las gafas del Kaiser, pero lo de la guerra y lo del rabino sí. La realidad supera a la ficción, Troglo. Que sepas también que Duke Ellington le dedicó un tema, “Portrait of the Lion”, y que escribió un libro de memorias, “Music on my mind”.
- ¡Toma esa! Y, aunque parezca un macarra, era un pianista de gusto exquisito y deditos ligeros. Vamos a oír su deliciosa interpretación de todo un standard, “All of me”. Oiréis tararear por detrás a Puto Bocazas.
- De eso nada, era el propio Willie, que se acompaña a si mismo. ¡A disfrutar!

lunes, 6 de octubre de 2008

Cuentos de los mandarines: el secreto de la gestión milagrosa

El mandarín Ku-Ñao, Gran Hijo de la China, meditaba en su trono sobre distintas y refinadas torturas orientales que podría aplicar a sus funcionarios, cuando apareció en su despacho su sufrido pupilo Par Di Yo.

- Oigo y obedezco, Maestro. ¿Deseabais algo de este humilde siervo?
- Par Di Yo, ciervo imperial, a ti te quería yo ver. ¿Qué pasa que ya no salimos nunca en esta birria de blog del tal Troglo Jones?
- Er...creo que al tal Troglo Jones le han diagnosticado vagancia de tercer grado, Maestro.
- Par Di Yo, como no escriba un cuento mandarín ahora mismo, me lo vas a servir en tres delicias. ¡Y al loro también!
- Maestro, me temo que el loro es accionista de este mandarinato.
- ¿Eh? ¿Seguro? ¡Qué fallo! Bueno, pues cuando le veas le haces unas reverencias de mi parte, je, je. En fin, a otra cosa, Par Di Yo. ¿Qué pasa con el proyecto de Flan Chino Mandarino, que avanza lento cual caracol con agujetas?
- Maestro, la verdad que nos estamos encontrando muchos problemas, es muy complejo darle forma. Y es que vuestra mandarinez, como es habitual, vendió algo que no había por donde cogerlo, cual dragón de tres cabezas, y ahora pagamos las consecuencias.
- ¿Qué dices, Par Di Yo, mendrugo de pan chino? ¿Cómo osas?
- ¡Huy, perdón, Maestro! Je, je, me temo que se me ha ido la O-Ya. Quería decir que el proyecto se está complicando mucho, y es seguro que nos vamos a retrasar. Convendría ir hablando con el cliente, para negociar con él los nuevos plazos.
- ¿Retrasarnos, Par Di Yo? ¿Estás en tus cabales, percebe de río? ¡Aquí no se retrasa ni Buda! ¡Lo que pasa es que no sabéis gestionar ni tomar decisiones!
- ¡Pero, Maestro, con el personal y los medios que tenemos no hay manera de llegar! Hemos mirado todas las opciones y no...
- ¡Qué opciones ni que champiñones! ¡Lo que no tenéis es capacidad de decisión ni liderazgo alguno! ¡Ka-Gón Marco Polo! Ahora vas a ver en acción a un auténtico gestor, Par Di Yo. ¡Arréale al gong y convócame a todas esas flores de loto de funcionarios ahora mismo!
- ¡Glub! Vuestros deseos son órdenes, Maestro.

Así que Par Di Yo empezó a aporrear el gigantesco gong de emergencias, y todos los funcionarios acudieron raudos y asustados al Gran Salón del mandarinato. Cuando llegaron allí, ya estaba el mandarín Ku Ñao subido en el estrado, con semblante fiero y aspecto decidido. Y entonces, el mandarín Ku Ñao habló así:

- Borric...quiero decir, estimados funcionarios. O mejor no, ¡borricos de las praderas! Han llegado a mis imperiales orejas rumores de que el proyecto del Flan Chino Mandarino corre peligro de sufrir retrasos. Vuestra intolerable pereza puede de este modo repercutir en las arcas de nuestro amado Emperador. Por suerte, me tenéis a mí, que os voy a demostrar lo que es un líder de la estirpe de Gengis Khan. Vais a ver como se gestionan estas crisis...

Los funcionarios, boquiabiertos, no acertaban a decir una sola palabra. Querían ver el milagro de gestión de Ku Ñao. Y este dijo:

- A partir de ahora mismo, vacas de las nieves, ¡que todo hijo de vecino deje todo lo que esté haciendo y se ponga con el proyecto del Flan Chino Mandarino hasta que lo acabemos! Ese proyecto lo entregamos en fecha, por la memoria de mis antepasados, y por Ko-Jo-Nes.

Era difícil, pero los funcionarios lograron abrir sus bocas más todavía, dilatándolas cual serpientes de las arenas. Pasado el primer momento de estupor, varios funcionarios quisieron tomar la palabra al tiempo:

- ¡Pero...!
- ¡Maestro...!
- ¡Es que...!
- ¡A callar, Ka-Gon la opera china! ¡No quiero oír una sola excusa más! ¡Más os valdría tomar ejemplo de la capacidad de gestionar crisis de vuestro mandarín! ¡Ya estáis saliendo de aquí raudos como liebres de la estepa, y a chapar!

Ante estas palabras, los funcionarios abandonaron en manada a toda velocidad el Gran Salón, temerosos de la ira de Ku Ñao. El mandarín se tiró de su túnica de seda para colocársela bien, se atusó los bigotes, y se dirigió a su acólito, Par Di Yo:

- ¿Has visto, Par Di Yo? Así se gestionan las crisis, con decisión y un par de huevos de grulla. Ya lo sabes para la próxima vez – el mandarín estaba de lo más ufano tras su intervención.

Par Di Yo, en honor a la verdad, aún no había conseguido cerrar la boca. Cuando pudo hacerlo tras grandes esfuerzos, sólo pudo decir:

- Pe...pero, Maestro. ¡Esto es un disparate!
- ¿Qué dices, Par Di Yo, simio irreverente?
- Maestro, con todos los respetos...¡así cualquiera! Tocando zafarrancho y mandando a todos a currar a ese proyecto...¿y esa es la gestión milagrosa?
- ¿Acaso no hemos solucionado la crisis, Par Di Yo?
- Pero, Maestro, ¡estamos peor que al principio! Si sacamos a todo el mundo de sus proyectos y los metemos en el Flan Chino Mandarino, arreglaremos éste, pero se retrasarán todos los demás, y algunos ya van al límite. ¿Qué pasará con Aleta de Tiburón? ¿Y con Petardos de Año Nuevo? ¿Y con...?
- ¿Qué pasa, Par Di Yo? ¿Es que lo tengo que solucionar yo todo? ¿Es que no has visto ya cómo se hace? ¡Si es que no valéis para nada! ¡Qué juventud! ¡Si Kublai Khan levantará la cabeza!
- Pero, pero, pero,...
- Déjate ya de peros, urogallo balbuceante. Toma ejemplo de mi sabiduría, y trae unos Bo Ti-Jos de cerveza de bambú, que se me ha abierto la sed.
- Oigo y obedezco, Maestro – dijo Par Di Yo mientras se metía el puño en la boca para tragarse la ira.

Y así fue como aconteció el milagro de gestión de Ku Ñao. Y los escribas no podían dejar pasar tanta sabiduría, así que lo recogieron en sus versos:

El arte de la gestión,
el más bello de los bellos,
consiste en acumular
personal en procesión
en los proyectos aquellos
que te vas a retrasar.
Lo malo es el olvidar
que, aunque le pongas ahinco,
si te pones a sumar
tres y dos siempre son cinco.

P.D: Totalmente verídico, como todos. Yo tuve un “genio” que hizo esto y se puso todas las medallas del universo por haber salvado el proyecto. Nos ha jodido. Estuvimos casi un año pagando las consecuencias de su salvamento.