domingo, 11 de septiembre de 2011

Escritos blasfemos y más

Mi loro, llamado Puto Bocazas, lleva un rato escribiendo furiosamente. Como no me fío de él, voy a cotillear un poco:

- ¿Qué corchos estás escribiendo, Puto Bocazas?
- Troglo, acabo de demostrar de forma inequívoca la no existencia de Dios.
- ¿Y eso? ¿Has hablado con el Papa cuando estuvo por aquí?
- Yo no hablo con teloneros, Troglo, yo me ocupo directamente del pez gordo.
- Menos loros, digo lobos, y a ver esas pruebas irrefutables.
- Verás, se supone que Dios creó al hombre. Bueno, antes creó al loro, por supuesto. Pero, a lo que iba, Dios creó al hombre...
- Tengo mis dudas de que a los loros los creara Dios, Puto Bocazas. Pero sé políticamente correcto: Dios creo al hombre y a la mujer.
- Troglo, no te documentas. La Biblia dice claramente que Dios creó al hombre. A la mujer la hizo después, de una costilla, como si estuviera en una barbacoa cualquiera.
- Anda, sigue, que nos van a cerrar el blog.
- A ver, se supone entonces que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, ¿no?
- Eso se dice.
- Por tanto, tú, que eres un hombre, estás hecho a imagen y semejanza de Dios, ¿no?
- Modestia aparte.
- Sin embargo, no hace falta un análisis psicológico muy profundo para darse cuenta de que eres un peligroso chiflado, ¿correcto?
- ¡Grrrr!
- Así que, si estás hecho a imagen y semejanza de Dios, ¿significa esto que Dios es un peligroso chiflado, además a nivel cósmico?
- Tal como andan las cosas, no lo descarto.
- Pero eso choca con nuestras informaciones sobre la pluscuamperfección de Dios, Troglo. Dios es perfecto, así que no puede ser un peligroso chiflado, pero los hombres, que están hechos a su imagen y semejanza, lo son. Esta contradicción no se la salta un gitano, Troglo. A ver que dice ahora Benedicto.
- Dirá que es cuestión de fe, y a otra cosa.
- Así cualquiera. Si es por fe, puedo creer en el Gazpacho Celestial. Me olvidaba de que siempre salen con eso.
- Sí, Puto Bocazas, es como cuando vas perdiendo y te llevas el balón porque es tuyo. Irrefutable.
- Más bien es como cuando jugabas a pillar y decías “¡casa!”, je, je. No hay quien te pille.
- En fin, yo no sé si estaré hecho a imagen y semejanza de Dios, pero voy a convertir esta combinación de líquidos en un cubata monstruoso.
- ¡Oh, milagro! El mío, que sea cuadruple.

Y es que ya lo decía Violeta Parra.