Entraremos en breve en una año llenito de esperanzas, al menos para mí lo es. Y, aunque se ha vuelto una asquerosidad consumista que empieza en octubre, la Navidad sigue teniendo ese poso que tenía cuando eramos niños: la época donde pueden ocurrir milagros.
Y, aunque no ocurran, los haremos ocurrir. Laica, religiosa, o como os dé la gana, Feliz Navidad a todos.
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