jueves, 13 de diciembre de 2007

Yo no tengo stress, yo estoy hasta los huevos

Parece que tenemos ciertos problemillas con el stress en la compañía. Je. A mí lo que me sorprende es que no se suiciden cada día quinientos curritos o, mejor, no asesinen a los gilipollas que dirigen sus empresas, o las peguen fuego. La gente es demasiado buena.

Yo y mis queridos compadres de recursos humanos no hacemos más que repetir a la gente que el stress es una percepción. Que depende de cómo te tomes las cosas, así son estas. Esto está muy bien, porque le estás diciendo a la gente que la culpa de tener stress la tiene él, que se toma las cosas demasiado a pecho. Así, la empresa queda a salvo y no tiene que hacer nada, puede seguir jodiéndote y decirte que no te lo tomes así.

No jodamos, macho. En muchas empresas, el stress no es una percepción, es un hecho objetivo. NADIE puede tomarse de una manera ecuánime y tranquila determinadas cosas, a no ser que sea la reencarnación de Gandhi. No se le puede pedir a la gente que sea capaz de alcanzar el Nirvana frente a un aluvión de gritos, presiones, plazos imposibles y putadas diversas. Eso está al alcance de muy pocos. En fin, no os dejéis engañar, lo cierto es que hay cosas mucho más importantes que el que tu jefe se compre otro yate, así que no te agobies, haz lo que buenamente puedas. Y si las cosas se desmandan, manda tu trabajo a tomar por culo. No conozco expresión más verdadera que aquella de "Dios proveerá".

Conservate bueno.

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