Cierto día del año del Mono, el mandarín Ku Ñao se estaba sacando brillo a las uñas cuando decidió hacer una nueva contribución al mundo, y llamó a su pupilo Par Di Yo:
- ¡Par Di Yo, aproxímate raudo, lagartija de montaña!
- ¡Siempre a las ordenes de vuestra mandarinez! – dijo Par Di Yo, apareciendo como por arte de magia en la puerta.
- Atiende, Par Di Yo, porque tenemos un nuevo encargo. Te lo voy a asignar a ti porque, aunque has demostrado siempre tener menos inteligencia que una cucaracha, por lo menos sales barato al mandarinato.
- ¡Gracias, oh Maestro!
- Tenemos que hacer un A-Che-Mén, Par Di Yo.
- ¿Un A-Che-Mén, Maestro? ¿Qué es esto?
- Un A-Che-Mén, asno de primavera, consiste en coger a varias personas y valorar su capacidad en distintas competencias y habilidades con diferentes ejercicios, pruebas y tests.
- ¡Ah! ¿Y por qué no lo llamamos valoración, en vez de ese nombre tan extraño?
- Par Di Yo, ¿es que te resetean el cerebro cada vez que sales de mi despacho? ¿No has entendido todavía, infame truhán, que cuánto más estrambótico sea el nombre que uso, más difícil parece lo que hago y más caro lo cobro?
- Cierto, Maestro. Lo había olvidado.
- Pues no lo olvides, Par Di Yo. Honra a la Patria, el Emperador y los Antepasados pero, por delante de todo, la Pas-Tá.
- ¿Y si la Pas-Tá entra en conflicto con el Emperador?
- ¿De verdad tengo que contestarte a eso, Par Di Yo?
- Er, no, Maestro. Pas-Tá, Pas-Tá, Pas-Tá.
- Así es, medita sobre la Pas-Tá todo el día y toda la noche. A lo que iba. Aquí tienes el listado de personas que pasarán el A-Che-Mén. Pero, sobre todo, que no se enteren de que es un A-Che-Men.
- ¿Cómo?
- Par Di Yo, en nuestro cliente, “Loto Agridulce”, el horno no está para pan chino. Si los honorables funcionarios se enteran de que van a un A-Che-Mén, pueden empezar a mosquearse, y preguntar para qué.
- ¿Y qué problema tiene eso?
- Par Di Yo, porque los objetivos del A-Che-Men son recolocar, despedir, promocionar o condenar al ostracismo. Si se enteran de esto, podrían empezar a crear ciertos problemillas relacionados con la objetividad que ocasionaran que nuestro cliente no pudiera hacer lo que le dé la gana. ¿Lo coges?
- Creo que sí, Maestro. ¿Y qué hay que decirles que es, entonces?
- Les diremos que se les convoca a un curso, y disfrazaremos el A-Che-Mén como si lo fuera. A todo el mundo le gustan los cursos, je, je. Así que se descuidarán, se creerán que los ejercicios que están haciendo son dinámicas propias de un curso, hablarán, y entonces…
- Pero, Maestro – interrumpió Par Di Yo - ¿es moral llevar a unos funcionarios a ser evaluados engañándoles? ¿La verdad no es sagrada?
- ¡Oh, Par Di Yo, con que ligereza usas grandes palabras! ¿La verdad? La verdad es etérea cuál flor de crisantemo. Ya lo dijo el gran poeta Lo-Pé:
En este mundo traidor
la verdad y la decencia
las define el pagador
a su propia conveniencia.
- Pero, Maestro…
- ¡Par Di Yo, que te callles, Ko Ño! ¡Haz lo que te digo y basta!
- Sí, Maestro. ¿Y en qué competencias y habilidades han de ser eval…formados esos funcionarios?
- Bueno, como todavía faltan un par de días para el A-Che-Mén, te da tiempo a inventártelas.
- ¿Un par de días? ¡¿Qué me las invente?!
- Así es, Par Di Yo, nuestro cliente no las tiene definidas. Ya sabes, lo de siempre: cuarto y mitad de Liderazgo, Trabajo en Equipo, esas cosas.
- Pero, Maestro, si yo no conozco nada del negocio del cliente. ¿Cómo vamos a fiar el futuro profesional de esas personas a unos nombres abstractos que yo me invento en dos días? ¡No sabré lo que mido ni por qué!
- Es que da igual lo que midas, Par Di Yo. Si los dioses ya han escrito el libro del destino, ¿qué podemos hacer los hombres?
- ¿Cómo? ¿Pero un A-Che-Mén no consiste en valorar…?
- Par Di Yo, ya que no coges las sutiles alegorías orientales, lo diré despacito para que entre en tu cerebro de gusano de seda: el cliente va a poner los resultados que le dé la gana, ¿entiendes? Lo único que hay que conseguir es que nuestro A-Che-Mén “ratifique” los resultados del cliente.
- ¿Me estáis diciendo, Maestro, que el cliente ya sabe los resultados que tiene que obtener en la valoración antes de que esta ocurra, y que nosotros tenemos que dárselos? ¿Qué el A-Che-Mén está amañado?
- ¡Amañado! ¡Qué palabra tan fea, Par Di Yo! Lo que pasa que el cliente tiene su criterio, y le gustaría verlo ratificado. Nada más.
- Pero, Maestro, en este caso, si el cliente piensa que alguien debería obtener una valoración alta en el A-Che-Mén y la obtiene baja cuando lo realiza, ¿significa esto que yo debo modificarle la valoración a Ka-Pón para que coincida con la del cliente?
- ¡Pero qué listo es mi Par Di Yo!
- ¿Y por qué el cliente no hace la valoración directamente y ya está, si el resultado va a ser el mismo?
- ¡Pero que bruto eres, Par Di Yo! Porque nuestro A-Che-Mén le da legitimidad, y la valoración no parece arbitraria.
- ¡Pero si es arbitraria!
- Par Di Yo, te encuentro hoy especialmente espeso, cuál salsa de soja caducada. ¡Te he dicho ya veinte veces que no importa lo que ES, sino lo que PARECE, aunque todo el mundo sepa que no es lo que parece! ¡Olvídate de Confucio ya, Par Di Yo, lo importante no es la esencia, es la apariencia! Nosotros lo único que hacemos es darle una coartada teñida de supuesta imparcialidad al cliente, para que haga lo que le dé la gana.
- Pero, pero, pero…
- ¿Vas a empezar otra vez a jeringar con la verdad, Par Di Yo?
- Yo…no, Maestro.
- ¡No pongas esa cara de seta china, Par Di Yo! Como te dije, si es voluntad de los dioses que el mundo sea como es, ¿quienes somos tú, o incluso yo, para cambiarlo? Sé filosófico, Par Di Yo, y trata de sacar la parte positiva.
- ¿La parte positiva? Maestro, ¿este disparate tiene parte positiva?
- ¡Pues claro, Bo-Ba-Li-Kón! Nuestro margen de beneficio será mucho mayor, ¿no lo ves? Da exactamente igual que las pruebas de evaluación que uses sean maravillosas o sean basura. Y da igual que utilices a buenos consultores o metas a Be-Ka-Rio y compañía. ¡Como al final es el cliente el que nos va a dar las valoraciones, pues todo da igual! Así que hagámoslo de la forma más Ku-Tré posible y a lo mejor me puedo comprar un Ya-Té de repuesto. ¡Je, je, je, je! ¡Jo, jo, jo! ¡JUA, JUA, JUAA! (risa de loco maligno).
- ¡Maestro, que me dan escalofríos…!
- ¿Eh? ¿Uh? Ejem, bueno Par Di Yo, hasta un mandarín puede perder un poco la compostura de vez en cuando. Es que pensaba en montañas de billetes y no sé qué me ha dado. ¿Y qué haces todavía aquí? ¡Sal a escape a preparar el A-Che-Mén! Y factura por anticipado, que de este cliente no me fío un pelo, tiene fama de poco ético.
- ¡Grrrmtxj!
- ¿Dices algo, Par Di Yo?
- Nada, Maestro. Siempre a vuestros pies.
- Vete en paz, Par Di Yo, pues hoy eres un poco más sabio que ayer.
Y esto fue lo que aconteció. Y quedó recogido en los pergaminos con estos versos:
Una vez sois mandarines
entendéis que la verdad,
me sale, y no es vanidad,
me sale de los cojines.
PD: Lamentable, pero rigurosamente histórico palabra por palabra. Y, no diría habitual, pero tampoco raro. Para los menos familiarizados con los A-Che-Men, buscar “assessment” y os haréis una idea de lo qué es.
- ¡Par Di Yo, aproxímate raudo, lagartija de montaña!
- ¡Siempre a las ordenes de vuestra mandarinez! – dijo Par Di Yo, apareciendo como por arte de magia en la puerta.
- Atiende, Par Di Yo, porque tenemos un nuevo encargo. Te lo voy a asignar a ti porque, aunque has demostrado siempre tener menos inteligencia que una cucaracha, por lo menos sales barato al mandarinato.
- ¡Gracias, oh Maestro!
- Tenemos que hacer un A-Che-Mén, Par Di Yo.
- ¿Un A-Che-Mén, Maestro? ¿Qué es esto?
- Un A-Che-Mén, asno de primavera, consiste en coger a varias personas y valorar su capacidad en distintas competencias y habilidades con diferentes ejercicios, pruebas y tests.
- ¡Ah! ¿Y por qué no lo llamamos valoración, en vez de ese nombre tan extraño?
- Par Di Yo, ¿es que te resetean el cerebro cada vez que sales de mi despacho? ¿No has entendido todavía, infame truhán, que cuánto más estrambótico sea el nombre que uso, más difícil parece lo que hago y más caro lo cobro?
- Cierto, Maestro. Lo había olvidado.
- Pues no lo olvides, Par Di Yo. Honra a la Patria, el Emperador y los Antepasados pero, por delante de todo, la Pas-Tá.
- ¿Y si la Pas-Tá entra en conflicto con el Emperador?
- ¿De verdad tengo que contestarte a eso, Par Di Yo?
- Er, no, Maestro. Pas-Tá, Pas-Tá, Pas-Tá.
- Así es, medita sobre la Pas-Tá todo el día y toda la noche. A lo que iba. Aquí tienes el listado de personas que pasarán el A-Che-Mén. Pero, sobre todo, que no se enteren de que es un A-Che-Men.
- ¿Cómo?
- Par Di Yo, en nuestro cliente, “Loto Agridulce”, el horno no está para pan chino. Si los honorables funcionarios se enteran de que van a un A-Che-Mén, pueden empezar a mosquearse, y preguntar para qué.
- ¿Y qué problema tiene eso?
- Par Di Yo, porque los objetivos del A-Che-Men son recolocar, despedir, promocionar o condenar al ostracismo. Si se enteran de esto, podrían empezar a crear ciertos problemillas relacionados con la objetividad que ocasionaran que nuestro cliente no pudiera hacer lo que le dé la gana. ¿Lo coges?
- Creo que sí, Maestro. ¿Y qué hay que decirles que es, entonces?
- Les diremos que se les convoca a un curso, y disfrazaremos el A-Che-Mén como si lo fuera. A todo el mundo le gustan los cursos, je, je. Así que se descuidarán, se creerán que los ejercicios que están haciendo son dinámicas propias de un curso, hablarán, y entonces…
- Pero, Maestro – interrumpió Par Di Yo - ¿es moral llevar a unos funcionarios a ser evaluados engañándoles? ¿La verdad no es sagrada?
- ¡Oh, Par Di Yo, con que ligereza usas grandes palabras! ¿La verdad? La verdad es etérea cuál flor de crisantemo. Ya lo dijo el gran poeta Lo-Pé:
En este mundo traidor
la verdad y la decencia
las define el pagador
a su propia conveniencia.
- Pero, Maestro…
- ¡Par Di Yo, que te callles, Ko Ño! ¡Haz lo que te digo y basta!
- Sí, Maestro. ¿Y en qué competencias y habilidades han de ser eval…formados esos funcionarios?
- Bueno, como todavía faltan un par de días para el A-Che-Mén, te da tiempo a inventártelas.
- ¿Un par de días? ¡¿Qué me las invente?!
- Así es, Par Di Yo, nuestro cliente no las tiene definidas. Ya sabes, lo de siempre: cuarto y mitad de Liderazgo, Trabajo en Equipo, esas cosas.
- Pero, Maestro, si yo no conozco nada del negocio del cliente. ¿Cómo vamos a fiar el futuro profesional de esas personas a unos nombres abstractos que yo me invento en dos días? ¡No sabré lo que mido ni por qué!
- Es que da igual lo que midas, Par Di Yo. Si los dioses ya han escrito el libro del destino, ¿qué podemos hacer los hombres?
- ¿Cómo? ¿Pero un A-Che-Mén no consiste en valorar…?
- Par Di Yo, ya que no coges las sutiles alegorías orientales, lo diré despacito para que entre en tu cerebro de gusano de seda: el cliente va a poner los resultados que le dé la gana, ¿entiendes? Lo único que hay que conseguir es que nuestro A-Che-Mén “ratifique” los resultados del cliente.
- ¿Me estáis diciendo, Maestro, que el cliente ya sabe los resultados que tiene que obtener en la valoración antes de que esta ocurra, y que nosotros tenemos que dárselos? ¿Qué el A-Che-Mén está amañado?
- ¡Amañado! ¡Qué palabra tan fea, Par Di Yo! Lo que pasa que el cliente tiene su criterio, y le gustaría verlo ratificado. Nada más.
- Pero, Maestro, en este caso, si el cliente piensa que alguien debería obtener una valoración alta en el A-Che-Mén y la obtiene baja cuando lo realiza, ¿significa esto que yo debo modificarle la valoración a Ka-Pón para que coincida con la del cliente?
- ¡Pero qué listo es mi Par Di Yo!
- ¿Y por qué el cliente no hace la valoración directamente y ya está, si el resultado va a ser el mismo?
- ¡Pero que bruto eres, Par Di Yo! Porque nuestro A-Che-Mén le da legitimidad, y la valoración no parece arbitraria.
- ¡Pero si es arbitraria!
- Par Di Yo, te encuentro hoy especialmente espeso, cuál salsa de soja caducada. ¡Te he dicho ya veinte veces que no importa lo que ES, sino lo que PARECE, aunque todo el mundo sepa que no es lo que parece! ¡Olvídate de Confucio ya, Par Di Yo, lo importante no es la esencia, es la apariencia! Nosotros lo único que hacemos es darle una coartada teñida de supuesta imparcialidad al cliente, para que haga lo que le dé la gana.
- Pero, pero, pero…
- ¿Vas a empezar otra vez a jeringar con la verdad, Par Di Yo?
- Yo…no, Maestro.
- ¡No pongas esa cara de seta china, Par Di Yo! Como te dije, si es voluntad de los dioses que el mundo sea como es, ¿quienes somos tú, o incluso yo, para cambiarlo? Sé filosófico, Par Di Yo, y trata de sacar la parte positiva.
- ¿La parte positiva? Maestro, ¿este disparate tiene parte positiva?
- ¡Pues claro, Bo-Ba-Li-Kón! Nuestro margen de beneficio será mucho mayor, ¿no lo ves? Da exactamente igual que las pruebas de evaluación que uses sean maravillosas o sean basura. Y da igual que utilices a buenos consultores o metas a Be-Ka-Rio y compañía. ¡Como al final es el cliente el que nos va a dar las valoraciones, pues todo da igual! Así que hagámoslo de la forma más Ku-Tré posible y a lo mejor me puedo comprar un Ya-Té de repuesto. ¡Je, je, je, je! ¡Jo, jo, jo! ¡JUA, JUA, JUAA! (risa de loco maligno).
- ¡Maestro, que me dan escalofríos…!
- ¿Eh? ¿Uh? Ejem, bueno Par Di Yo, hasta un mandarín puede perder un poco la compostura de vez en cuando. Es que pensaba en montañas de billetes y no sé qué me ha dado. ¿Y qué haces todavía aquí? ¡Sal a escape a preparar el A-Che-Mén! Y factura por anticipado, que de este cliente no me fío un pelo, tiene fama de poco ético.
- ¡Grrrmtxj!
- ¿Dices algo, Par Di Yo?
- Nada, Maestro. Siempre a vuestros pies.
- Vete en paz, Par Di Yo, pues hoy eres un poco más sabio que ayer.
Y esto fue lo que aconteció. Y quedó recogido en los pergaminos con estos versos:
Una vez sois mandarines
entendéis que la verdad,
me sale, y no es vanidad,
me sale de los cojines.
PD: Lamentable, pero rigurosamente histórico palabra por palabra. Y, no diría habitual, pero tampoco raro. Para los menos familiarizados con los A-Che-Men, buscar “assessment” y os haréis una idea de lo qué es.
Saludos a la familia Erradizo (The Erradizo’s, oye que buen nombre para un club de jazz), con los que tomé una cañita el domingo. Muy guapos todos. Fue un placer comprar e intercambiar discos, y espero que no sea la última.
17 comentarios:
Humm qué bueno Ku-ñao, me encanta cómo desprecia a Par di Yo, los piropos que le dedica, jaja.
Me alegro de que lo pasáseis bien el domingo. Yo ya he vuelto. No he ardido en la hoguera ni nada.
Por cierto Troglo, muy bonito lo que has hecho en mi blog ¿eh?, para una vez que os dejo solos...
Hola, Mamen, me alegro que lo hayas pasado bien tú también. De cualquier cosa que haya pasado en tu blog, la culpa es de Mr.Blogger.
Semana rara, sólo habrá un par de entraditas, pero los mandarines no podían faltar.
Un abrazo.
Troglo, ¿el hecho de que hubieran plumas de loro en la escena del crimen te dice algo? XDXDXD
Por otro lado, el mandarín siempre con esa lógica implacable... si es que no hay nada más real que la realidad.
hola troglo joooooones, veo que sientes cierta predilección por (el blog de) Mamen... je je je... ya que a mi me has puesto en segundo lugar y a ella por delante de mi! ja ja ja ja jaaaaaaa
¿De qué depende subir al primer puesto? Se lo tengo que preguntar a caso a Ku Ñao? Su sabiduría me inspira, cual lagartija urbana.
Besotes! Soís insaciables!
Hola:
Ya estoy de vuelta en la oficina, tras zamparme un pollo asado ante el horror de Puto Bocazas. Me ha dicho que piensa comerse un chimpancé esta noche. El sabrá. Antes de echarme la siesta, os contesto.
Mr.Blogger, las plumas no son concluyentes. Hay demasiados plumíferos. Además, mi loro cambia de plumaje a voluntad, como los camaleones.
Vamos, Esther, es una casualidad, y que Mamen me paga para estar la primera, como en Google. En serio, no sé como han llegado a estar así. Los 10 ó 12 primeros soís los que más visito, es lo único que sé. Lo juro.
Abrazos.
Esther Esther no te pongas celosa, que en los delirios de Troglo tú siempre sales bien parada y yo soy más o menos como Rajoy o alguien a quien toman de referencia para mofarse P Bocazas y Troglo, así que...pues claro, le tengo que pagar para estar la primera, es que no tengo otra opción, pero el dinerillo da su resultado...
mamen mamen, claro que estoy celosa ja ja ja jaaaaaaa pero me aguanto y ya está!
Que no que no que es una broma! Era para picaros un poco!
¡Vaya siestón que me he echao!
Da gusto que se peleen las muchachas por la atención de uno. Aunque la verdad es que a mí me pasa mucho, je, je.
Bye.
Jajajajaja, hummmmm...yo creo que la fotógrafa celosa es la que pudo prenderme el blog Mr Blogger, apunta en la agenda de pistas.
jaaaaaaaaa ja ja ja Qué cabrita eres, Mamen!
Tu sabes perfectamente que la fotógrafa puede, quizá, ocultar una doble personalidad. De día ser una mujer sofisticada, ejecutiva, interesante, ordenada y con una vida estable, siempre vestida de rojo, desde las uñas de las manos, las uñas de los pies hasta su ropa interior, y su abrigo de piel roja. Pero por la noche esa misma mujer que aparenta frialdad, cambia completamente. Se transforma. Va vestida de negro, muy elegante, lleva gafas sofisticadas y una cámara de fotos nikon. Pienso que es la misma mujer! Estoy casi segura de ello. esconde un pasado oscuro, terrible, necesita ocultarlo, incluso para sí misma. Si alguien lo descubriera podría ser como una gran puñalada en su estable vida. realmente se sabe muy poco de esa mujer, seamos sinceros.
mr blogger, piense por un momento que la mujer de rojo prendió fuego a su propia casa. No, no, no es ningún disparate. Esa mujer esconde algo, algo que no la deje dormir con plena placidez. Ella fuma de día, lleva mechero dorado y grabado su nombre. Fue un bonito detalle de su marido...
Juraría que había puesto el comentario, pero creo que la cagué... a saber donde lo publiqué :P
Bueno, pues resumiendo, el marido de la mujer de rojo es otra variable más, pues no se sabe nada de él...¿están separados/divorciados? ¿él estará muerto? ¿el incendio es para cobrar el seguro? ¿será la mujer de rojo la periodista? ¿por qué incriminar a mr blogger? ¿qué tiene que decir puto bocazas a todo esto? ¿la mujer de rojo llevaba a gente semiincosciente a su desván a hacer cosas que no tienen nada que ver con la caridad? ¿le pegó fuego su marido? ¿la mujer de las gafas negras es la amante secreta de la mujer de rojo?
Jajajajaja, ufff esto se está liando demasiado, hasta estamos usurpando el blog de Troglo con el tema. Que anda muy calladito, claro, algo tendrá que ocultar. El que calla otorga... de todos es sabido.
Siguen casados, por supuesto. Él nunca cederá. La quiere para siempre. Él la ama desde el día que la conoció. Casualmente en un tren. Iban los dos a Barcelona, aunque ninguno era de allí. A él le gustó el libro que ella leía, le gustaron sus gafas de montura roja, le gustó cómo cruzaba las piernas largas y delgadas. Pero esa es otra historia.
mr blogger tiene grandes motivos para incendiar de manera premeditada la casa de la mujer de rojo. Desde el desván donde vive le ha dado tiempo a pensar muchas cosas, muchas ideas, demasiadas. También ha visto mucho. Y sabe que Puto Bocazas no ha sido. Sabe que Puto Bocazas es muy cabrito pero un gran enamorado del jazz al que le dedica mucho tiempo. Todo el tiempo del mundo. Quizá el loro sepa quién ha sido. Hay que hacerlo hablar. Eso!, mr blogger en un gran momento de lucidez se da cuenta que debe raptar al loro y hacerlo hablar. No sabe, no piensa que el loro siempre será fiel a su amo, siempre callará la verdad si su amo se lo pide. Se vende por menos de un whisky. Por un simple chupito es capaz de traicionar a cualquiera, mentir.
madre mía, me he perdido: mujeres de rojo, fotógrafas, plumas, trenes, piernas largas, celos, fuego, mecheros dorados... no se de que va el asunto, pero parece una maldita película. Me tendré que releer comentarios anteriores para ponerme al día.
Señor Troglo, espero que quedemos de nuevo, pero esta vez traiga al loro leche, tengo ya ganas de conocerlo.
saludos
¡El loro es un arma de muerte y destrucción! sr erradizo, usted debería saberlo mejor que nadie, un bicho sin dedos que capaz de tocar jazz no puede ser de este mundo.
Por otro lado, el detective podría acabar muerto si intentara secuestrar al loro. El detective es lo suficientemente inteligente como para no intentarlo, tiene demasiada experiencia tras salir vivo con los pelos del ataque de un tucán y de intentar escapar de la persecución de un periquito.
Además, siguiendo el relato, lo del desván ha sido temporal, un par de veces que lo han recogido medio muerto tirado por las aceras de la ciudad. Y en estado de desplazamiento ebrio-temporal no se piensan muchas cosas, al menos no lo suficientemente coherentes...
PD: Al detective le parecen sexys las chicas con gafas... sobre todo aquellas que no se las suelen poner.
¿Qué pasa aquí? ¿No se puede uno descuidar un momento? Esto es como si vas a abrir la tienda y te la encuentras llena de grafittis. ¡Estáis tod@s como cabras! Ya está bien de piernas y de ropa interior, que yo me pongo nervioso enseguida. Y dejarme al loro quieto, que si le cabreáis es como el increible Hulk. ¡Seamos serios!
Hoy lo voy a tener jodido, pero mañana seguro que pongo una historia, para que tengamos material para Semana Santa.
Abrazos.
Señor Troglo ponga orden aquí que éstos se le desmandan.
Chicos, que el Señor Troglo tiene un blog serio, no se lo pintarrajeéis.
Sr Erradizo, si quiere enterarse de algo pinche aquí:
http://miazuldemar.blogspot.com/
2008/03/oh-cielos-qu-horror.html
Y luego aquí:
http://pruebameblogger.blogspot.com/
2008/03/investigando-el-incendio-de
-la-casa-de.html
Lo de la mujer de rojo viene por otro relato anterior, que para una vez que una mata una gallina, ya le llaman matagallinas para siempre.
En fin, no lo liemos más. Pobre Sr Erradizo...
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