martes, 30 de junio de 2009

Guancasco subversivo

Una noche de junio, Zenobio le preguntó a Estratosferia:


- Lucero mío, ¿te quieres casar conmigo?


Y al instante se materializaron un juez y un batallón de soldados.


- Zenobio Chorrádulas – dijo el juez – Dese preso.

- ¿Por qué? – dijo Zenobio, al que le habían cortado el rollo totalmente.

- Por preguntar.

- ¿Por preguntar?

- Preguntar es ilegal.

- ¿Y eso?

- ¡Grrr! ¡Y sigue preguntando! ¡Entre ahora mismo en su casa para que los soldados puedan sacarle a empellones!

- ¿Para qué, si ya estoy fuera?

- ¡Y sigue preguntando el tío! ¡Le va a caer la perpetua! ¡Que entre!


Así que Zenobio entró en su casa y los soldados le sacaron a empellones y le llevaron de nuevo ante el juez. Éste dijo:


- Ahora, le voy a deportar.

- ¿A qué?

- ¡Está acabando con mi paciencia, Chorrádulas! Le voy a deportar pero, como andamos cortos de recursos, le voy a dar un billete de metro, y le condeno a que se vaya hasta el final de la línea, pero hasta el final, ¿eh? Que le tenemos vigilado.


Así que Zenobio se tuvo que ir hasta el final de la línea y, como no tenía dinero para el billete de vuelta, se quedó sin oir la respuesta de Estratosferia. ¡Triste destino!


Y es que hay sitios donde preguntar es un delito grave. A veces, para compensar, en esos mismos sitios puedes robar o matar, y no pasa nada. Cosas.

domingo, 28 de junio de 2009

Portadas que me gustan


Me está entrando la mala leche con las noticias de Honduras, así que me voy a relajar algo con una portadita. Me gusta esta del organista Reuben Wilson. Sonido de finales de los 60, dentro de esa corriente que se puede llamar soul-jazz. No es jazz puro ni clásico, desde luego, pero esta gente entendía eso del groove y, en su genero, es un gran disco. La portada no es de Francis Wolff ni de Reid Miles, aunque Wolff es el productor del disco (no paraba, el tío). La ilustración es de Mati Klarwein y el diseño de portada de Bob Venosa. Acompañan a Wilson el saxo John Manning, Melvin Sparks a la guitarra y Tommy Derrick a la batería. Era Reuben el que decía que a la gente le gustaban las canciones con nombres de frutas o animales en el título. Vamos a ver si es verdad, porque esta se llama “Orange Peel”.



sábado, 27 de junio de 2009

Programación educativa

Buenas noches, señoras y señores. Una vez más, les doy la bienvenida a nuestro programa educativo y de servicio social “Aprenda con el loro”, que presenta su seguro servidor, el loro Puto Bocazas.


Hoy nos ocuparemos de aclarar el apasionante concepto científico-sociológico conocido como “la descojonación del átomo”. Pero antes, escuchemos unos interesantes consejos publicitarios de nuestro patrocinador, la Compañía de Mierdas Que No Valen Para Nada:


TIRITIRITI TIRI


- ¿Qué te pasa, querido? Te noto con poca energía últimamente.

- Si, cariño. Desde que me despidieron del curro, nos embargaron la casa y me creció un asta de toro en la entrepierna, me siento bajo de forma. Creo que me voy a suicidar.

- ¡Pero cariño, yo tengo la solución! ¡Compra cosas!

- ¿Comprar?

- ¡Claro, no pienses y compra! Compra, compra. Compra todo lo que pilles. Compra y ¡serás feliz!

- ¿Tú crees, cariño?

- ¡Qué compres, hostia!


TIRITIRITI TIRI


Bueno, regresamos tras estos interesantes consejos. Desafortunadamente, se me ha olvidado de que ibamos a hablar esta noche, lo que es probablemente debido a mi abuso del güiski de garrafa. Así que aquí terminamos una edición más de “Aprenda con el loro”, que les ha sido ofrecida por cortesía de los porros adulterados que se fuma Troglo. Buenas noches a todos.

jueves, 25 de junio de 2009

La verdadera gloria

La ciudad quedó bastante asombrada cuando, una mañana, resultó que la estatua del coronel Mortimer, que llevaba 112 años en su pedestal de la plaza Guerritas, desapareció. No había señales de violencia ni gamberrismo. Simplemente, la estatua no estaba en su sitio.


Pero el asombro fue mayor cuando, dos días después, se anunció que la estatua del coronel Mortimer había fichado por el Comemulas Club de Fútbol, uno de los más importantes del país. En su primera rueda de prensa, la estatua dijo a los atonitos periodistas que eso de ser héroe de guerra y ser recordado y tal no está mal, pero una mierda comparado con ser futbolista, que ganan una pasta gansísima y ligan como fieras. Así que, tras muchos años viendo como determinados tuercebotas se hacían de oro (ya que el estadio del Comemulas era vecino de la plaza Guerritas), la estatua se había decidido a probar suerte, ya que se sabía con condiciones para triunfar en el balompié.


Hay que reconocer que la estatua del coronel Mortimer, que jugaba de delantero centro, no era muy rápida ni tenía mucha cintura, y es que mover 800 kilos de bronce tiene lo suyo. Pero aprovechaba su corpulencia para ir al choque, siendo el terror de los estadios. Especialmente temidas eran sus entradas a rematar los córners, que acababan inevitablemente con varios lesionados. Además, era inmune a las faltas y agarrones. Cuando algún defensa despistado pateaba las broncíneas espinillas de la estatua, salía en camilla inevitablemente.


Así que la estatua triunfó, y fue máximo goleador de la categoría. Y no pasó mucho tiempo hasta que el seleccionador nacional lo convocó para una gran competición internacional. ¿Quién mejor para capitanear a nuestra aguerrida selección hacia el triunfo que la estatua del coronel Mortimer, héroe de guerra?


Y nuestra aguerrida selección se las prometía muy felices con la estatua en sus filas. Pero sucedió que, iniciado el campeonato, se llevaron una sorpresa. Porque otras estatuas, envidiosas de la pasta y de los ligues de la del coronel Mortimer, decidieron cambiar su oficio por el de futbolistas. Así que Grecia alineó de portero al Coloso de Rodas, que flojeaba un poco por bajo pero, con tumbarse delante de la portería, lo tenía listo. Egipto colocó a la Esfinge de Gihzé de defensa central, y superarla era un problema, ya que ocupaba el campo de parte a parte. El colmo fue cuando Francia pretendió hacer jugar de pivote a la catedral de Chartres.


Se formó un gran escándalo, y un comité de sesudos expertos futboleros se reunió para beber whisky de garrafa y discutir si las estatuas podían jugar al fútbol, la diferencia entre estatua y monumento, y si un penalti podía ser lanzado por un cañón antiaereo, por más que éste fuera una reliquia nacional. Aprovechando un argumento ecológico de mucho tirón, los maquiavélicos mandamases llegaron a la conclusión de que no se podía permitir jugar a estatuas y monumentos porque causaban graves daños a la hierba.


Y así acabó todo. Desde entonces, cuando paséis por la plaza Guerritas, podréis ver de nuevo la estatua del coronel Mortimer donde siempre estuvo. Su cara parece tener un gesto de amargura porque, durante un tiempo, conoció la verdadera gloria: la del fútbol. Y cuando una paloma se acerca, recordando aquellos tiempos, intenta rematarla de cabeza.

lunes, 22 de junio de 2009

Portadas que me gustan


Bueno, como dice mi amiga Esther, hay fotos que ya valen una portada. Es el caso de esta de Horace Silver para su “6 Pieces Of Silver”. Me da vergüenza decir que, otra vez., la foto es de Francis Wolff y el diseño de Reid Miles. Ahí está Horace, muy jovencito en el 56, con sus partituras, su gabardina de la época (eh, yo todavía tengo una muy parecida), y los zapatos, que los tiene bien trabajados. Debe ser que el jazz no da tanto dinero como pensábamos.


Aquí va un clásico de Silver contenido en este disco, “Señor Blues”. Además del tío Horace al piano, tenemos a Donald Byrd a la trompeta, Hank Mobley al saxo, Doug Watkins al bajo y Louis Hayes a la batería. Plata pura.



domingo, 21 de junio de 2009

El misterio de Verymach Beicon

El vizconde de Verymach Beicon estaba sentado aquella noche en su sillón de orejas favorito. La noche estaba desapacible y tormentosa, pero en la mansión del vizconde se estaba más que confortable. El mismísimo vizconde, con bata y pantuflas, sorbía un cubata de whisky escocés de garrafa mientras leía en la prensa las hazañas de un tal Berlusconi:


- ¡Hay que ver cómo está el mundo! ¡No sé dónde iremos a parar! Bueno, a ver cómo han quedado las carreras de caballos...

- ¡Señor vizconde, señor vizconde!

- ¿Eh? ¿Qué pasa, Ambrosio? ¡Modérate! ¿Por qué chillas de esa manera?

- ¡Señor vizconde! – dijo el mayordomo Ambrosio, pálido, sin respiración- ¡Han asesinado a la mecedora!

- ¡Sapristi! – ya se sabe que la aristocracia utiliza expresiones de asombro bastante chorras - ¿Qué me dices, Ambrosio? ¿Dónde, cuándo, cómo?

- ¡Está en la biblioteca, señor vizconde! ¡Es horrible!


El vizconde de Verymach Beicon siempre había sido un hombre de acción. De acción pasiva, en concreto, que consiste en no hacer nada. No obstante, en este momento, se levantó del sillón de orejas, se puso el monóculo y dijo:


- Vamos allá, Ambrosio.


Se dirigieron a la biblioteca, y allí estaba la mecedora. El vizconde se acercó con cuidadito, y la empujó levemente con un dedo. Nada, la mecedora no se movía.


- ¿Está muerta, verdad, señor vizconde? – preguntó Ambrosio.


El vizconde empujó la mecedora con más fuerza, pero esta siguió sin moverse. No se mecía nada.


- Me temo que sí, Ambrosio. Creo que le está empezando el rigor mortis. Pobrecilla.

- ¿Quién habrá podido ser, señor?

- Umm, no sé, Ambrosio. Déjame pensar. Tiene que ser alguién con acceso a la biblioteca, de quién no sospechamos,...Ummm.

- ¿Por qué me mira así, señor vizconde?

- Ambrosio, tendrás que reconocer que en las de misterio, el asesino siempre es el mayordomo, así que tienes todas las papeletas.

- Eh, bueno, tiendo a coincidir con usted, señor. Pero hemos de tener en cuenta que, en este blog, el asesino siempre es el loro.

- Cierto, Ambrosio, cierto. Pero nosotros no tenemos loro.

- ¿Qué no tenemos loro? Pero señor, si está toda la casa llena de loros. En esta habitación hay por lo menos doce en este momento. ¡Si tiene usted uno en el hombro!

- ¿Eh? Anda, pues es verdad, je, je. ¡Quita, bicho! ¡Qué capacidad de observación tienes, Ambrosio! Demasiada, me temo. No me dejas opción.


Y, diciendo esto, el vizconde de Verymach Beicon se agarró sus propios pelos y tiró fuertemente, arrancándose la máscara, y...


- ¡Dios mío! – dijo Ambrosio.

- Sí, Ambrosio. Yo también soy un loro. Y no uno cualquiera, sino el malvado loro Puto Bocazas.

- ¡El Fantomas de los loros! Entonces, ¿usted asesinó a la mecedora?

- Sí, Ambrosio. Y también asesiné al columpio de Leidi Merrigüeder, y al balancín del coronel Mortimer.

- ¡Qué monstruo!

- ¡Odio los muebles que se mueven! ¡No te puedes fiar de ellos! Te quedas dormido encima, y cualquier ráfaga de viento los hace moverse y te das el trompazo. En fin, Ambrosio...

- ¿Qué va usted a hacer?

- Sabes demasiado, Ambrosio, así que te voy a dejar más tieso que a la mecedora. Pero antes, hazme un cubalitro de whisky, que te salen de fábula.

- Marchando, señor.


Y es que Ambrosio era un profesional hasta el final. Y después todos los loros cantaron, al estilo de los Four Freshmen, este “Mr. B’s Blues”, que era una canción que les gustaba mucho para asesinar.



viernes, 19 de junio de 2009

Los nombres de las cosas


¿Os imagináis trabajar para una empresa con ese nombre? ¿Qué se sentirá? Supongo que, sólo por el nombre, ya se siente uno mucho mejor que trabajando en, yo que sé, “Repuestos Menéndez”, o “Puertas Recio”. Imaginaros si os preguntan dónde trabajáis, decir: “yo trabajo en Fantasy Inc.”. Se tiene que ligar una barbaridad.


Y si encima fabrican discos, ya el colmo.

miércoles, 17 de junio de 2009

Audición

Bueno, continuando con una idea de Esther que inició el Dr. Krapp en su sinfónico blog, me gustaría proponer una audición de jazz para la concurrencia. En mi caso, no me conformo con elegir un tema, así que opto por un disco entero. Bueno, es difícil decidirse. Además, no sabes cuánta gente lo tiene, o lo fácil que es de conseguir. Pero me quedo con un clásico para empezar: “Further Definitions”, de Benny Carter. Porque si no está en alguna de esas listas de “100 mejores discos del jazz”, tendría que estar, je, je.


Para mí, es un disco mágico. Sobre todo en su primera parte, los temas 1 a 8. En este disco está encerrado el espíritu del jazz clásico. Suena a un tiempo que ya no volverá, pero que tampoco pasará nunca del todo. Y lo tiene todo. Individualidad y colectividad. La alegría de tocar, la competitividad entre los músicos para hacerlo mejor, para ir más allá. Y qué músicos, amigo: Benny y Phil Woods al saxo alto, Coleman Hawkins y Charlie Rouse, saxos tenores, John Collins a la guitarra (tiene nombre de bebida, ¿verdad? “ponme un John Collins”, lo siento, no puedo evitar decir alguna idiotez), el delicioso piano de Dick Katz, Jimmy Garrison al bajo y la batería del maestro Jo Jones. Benny y su orquesta tienen una virtud especial: hacen que todo parezca muy fácil. Y con músicos tan distintos. En el saxofón de Carter suena toda la historia del jazz, desde Frank Trumbauer hasta Art Pepper, y mucho más allá.


No puedo poner todos los temas, pero aquí tenéis dos para que os hagáis una idea. Si tuviera que elegir sólo una canción en el mundo, puede que fuera la primera, “Honeysuckle Rose”, del enorme Fats Waller. La segunda es un tiempo más lento, para variar, se llama “The Midnight Sun Will Never Set”, que compuso (en colaboración con Dorcas Cochran y Henri Salvador) alguien cuya importancia en el jazz a veces pasamos por alto: Quincy Jones.


Recuerdo un amigo al que, por desgracia, perdí de vista, y con el que escuchábamos algo de jazz de vez en cuando. A veces, poníamos algunos discos de alto copete, de los que hay que escuchar con una pipa, la mano en la frente y aire reconcentrado. Cuando acababa, mi amigo decía: “¡Qué bueno! ¡Qué virtuosismo, qué técnica, qué abstracción, qué complejidades! Pero ahora....¡ahora pon jazz de verdad! ¡Ahora pon a Benny Carter!”. Je, je, “jazz de verdad”. Bueno, hay un momento para todo, pero entiendo lo que quería decir oyendo esto.


Ya sabéis que es obligatorio comentar, ¿verdad? Y también es obligatorio disfrutar. Como dijo Benny Carter: “Lo pasamos bien”.




martes, 16 de junio de 2009

Agradecimientos

En un día como hoy, aniversario de la revolución de las botas katiuskas, no me apetece criticar nada ni eso, sólo recordar a Jacobus Tresculottes, el olvidado inventor del tostador en frío, gran invento gracias al cual evitamos que se nos queme el pan, ya que no calienta. El prototipo original (en la foto) se conserva en el Museo de Pollinadas de Madame Refinaux.

domingo, 14 de junio de 2009

Portadas que me gustan


Otra vez Donald Byrd, otra vez los coches y otra vez Reid Miles, esta vez a la foto y al diseño. Disco peculiar de Donald, por lo de las “voices”. No era la primera vez que se usaba un coro de gospel en un disco de jazz. Normalmente, a mí por lo menos se me suele encender la señal de alarma. Sin embargo, el resultado fue excelente, y es uno de los discos más recordados y significativos del amigo Donald. La banda no era manca, con Hank Mobley al saxo, Donald Best vibráfono, la guitarra de Kenny Burrell, tremendo piano de Herbie Hancock, Butch Warren al bajo y Lex Humphries a la batería. Coleridge Perkinson dirige el coro.


Esto es “Cristo Redentor”, una composición de Duke Pearson (gran compinche en las composiciones y arreglos de Donald) inspirada por el Cristo del Corcovado, y que fue, casi, casi, un éxito. Siempre hablando de jazz, claro, je, je.



viernes, 12 de junio de 2009

Portadas que me gustan


Donald Byrd y sus portadas con coches y colores imposibles. ¿No parece el amo del mundo? Foto de Francis Wolff y diseño de Reid Miles, como diría la amiga Esther, como debe ser. Y la música es, como debe ser, “The Cat Walk”, original del propio Donald. La alineación, en la portada.



miércoles, 10 de junio de 2009

Nuestro infierno particular

¿Eh? ¿Qué pasa aquí? ¿Dónde estoy? Conozco este sitio. ¡Es el colegio! ¡Esta es mi clase de cuando era chaval! ¡Y encima es la clase de aquel tarado de don Sandunguero! Estoy sentado en mi pupitre, y mi compañero de mesa es...¡mi propio loro, Puto Bocazas!


- ¡Puto Bocazas! ¿Qué está pasando? ¿Qué hacemos en el colegio?

- ¡Yo que sé! Esta es una chifladura de las tuyas.

- ¡Bocazas! ¿Se puede saber qué está haciendo?

- ¡Ha sido Jones, don Sandunguero!

- ¡Grrrr! ¡Serás chivato, Puto Bocazas, te voy a....!

- ¡Jones! ¿Otra vez usted? ¡Me tiene más que harto! ¡Y póngase de pie cuando le hablo!

- No puedo, don Sandunguero, estoy atascado en este pupitre. Los recordaba más anchos.

- ¡Siempre ha sido usted un listillo, Jones! ¡Y seguro que no se ha enterado de nada de lo que acabo de explicar, como siempre! A ver, espabilao, dígame ahora mismo el número atómico del chorizo de Pamplona.

- Eh, uh,...¿el siete de julio?

- ¡Ja, ja, ja, ja! ¡El siete de julio, dice...!

- ¿Usted de qué se rie, Bocazas? ¡Cierre el pico! ¿Eh, qué veo? ¿Será posible que se esté tomando un cubata en clase?

- ¡Ha sido Jones, don Sandunguero!

- ¡Grrr! ¡Acusica mentiroso!

- ¡Silencio de una vez! ¡Ya le ajustaré las cuentas, Bocazas! En cuanto a usted, Jones, ¿así que el siete de julio, no? ¡Pues se va a quedar castigado siete sábados, por listo!

- Oiga, ya está bien, déjeme en paz, que yo esto ya lo he pasado. No jeringue, que yo he sido director de operaciones.

- ¡Jo, jo, jo! ¡De eso nada, Jones! ¡Eso se acabó! ¡Vuelve usted a ser un niño! Así que todo el mundo puede mangonearle, decirle lo que tiene que hacer, castigarle por el morro y mandarle callar porque sí. Todo el mundo, por estúpido o falto de razón que esté, es su superior. Debe obedecer, obedecer y obedecer.

- ¡No! ¿Qué es esto, el infierno?

- ¡Jo, jo, jo! ¡Copie mil veces “Nunca seré director de operaciones”!

- ¡Socorro! ¡Puto Bocazas, ayúdame, mamonazo!

- ¡Ja, ja, ja!

- ¡Nunca! ¡En cuanto logre desencajarme de este pupitre, ya....!


.........


Ahora estoy en el suelo. Es el suelo de casa. Me he debido caer de la cama con la pesadilla. El asqueroso del loro ni siquiera se ha despertado. Estoy en el suelo y me duele el culo del porrazo. Pero soy feliz. Les he burlado una vez más. No volverán a cogerme.


¿O sí?

martes, 9 de junio de 2009

Sabía usted que...

Fue Salchichónides de Halicarnaso quien inventó la democracia, en el siglo III antes de los dolores. En aquel entonces todavía no sabían muy bien cómo se utilizaba. Ahora se sabe que consiste en que puedas expresarte sin que nadie te escuche, porque no tienes periódicos y teles como Berlusconi, y en votar de vez en cuando para que siga mandando Berlusconi, que mandaría igual aunque no se votara. Así que Salchichónides sigue lamentándose en el Olimpo por haber cogido letras y no haber inventado la fabada, por ejemplo.

lunes, 8 de junio de 2009

Portadas que me gustan


Se me acumulan las portadas últimamente. Esta es todo un clásico, fotaza del amigo William Claxton para Sonny Rollins y su “Way Out West”, con Ray Brown al bajo y Shelly Manne a la batería. Debo confesar que Sonny me ha gustado siempre bastante, aunque no todo lo que ha hecho es igual de bueno (me estoy acordando de un disco en solitario que habría que correr un tupido velo, pero hasta el mejor escribano echa un borrón).


Pues aquí cabalgan Sonny y sus colegas tocando ese “Way Out West”. Por cierto, Sonny tiene una característica física peculiar que siempre me ha llamado la atención, y no se nota tanto en esta portada. Y es que, siendo alto, no sé cómo lo hace, pero parece ser mucho más alto de lo que es. Es una cosa muy rara, pero parece que mide dos metros cuarenta. Si supiera cómo lo consigue y lo embotellara, me haría rico, je, je.



viernes, 5 de junio de 2009

Portadas que me gustan


Hace muchos años que no fumo (sólo bebo, y estoy encantado) pero tengo que reconocer que el fumar tiene cierta fotogenia en algunas ocasiones. Me gusta esta portada del “Stone Flower” de Jobim, con ese aire jamesbondiano, años 70. No es uno de sus discos más conocidos, pero es un buen disco. El diseño de portada es de Tony Lane, y la foto de Pete Turner.


Acompañan a Jobim un montón de gente: Eumir Deodato, Hubert Laws, Urbie Green, Joe Farrell, Ron Carter, Airto y más. Aunque el repertorio del amigo es enorme y magnífico, esta vez me apetece escoger un tema que no es original de Jobim, el conocidísimo “Brasil” de Ary Barroso. Le tengo mucho cariño a esta canción. Jobim toca el piano eléctrico, y aporta una voz neblinosa y tabaquera. Qué poco nos queda para las vacaciones.



jueves, 4 de junio de 2009

A la medida

- Buenas tardes, señor. ¿Le puedo ayudar?

- Buenas. Pues sí, estaba buscando un alma nueva. Verá, yo quiero hacerme rico a costa de lo que sea, y el alma que tengo ahora me viene un poco estrecha. Cuando trato de hacer alguna jugarreta, me tira de la sisa, y me aprieta un poco el cuello.

- Si, estas almas de serie no suelen dar buen resultado. No se preocupe, ha venido al lugar indicado. Mire lo que tenemos aquí. Ahora que viene el calorcito sale muy bien el modelo de alma “alcalde de municipio playero”: ¿Qué le parece?

- ¡Buf! La veo un poco hortera, la verdad. No es mi estilo.

- Sí, estas almas, para que luzcan bien, hay que llevarlas con los pantalones por el sobaco. ¿Qué le parece este otro modelito? Lo llamamos “socialdemócrata espabilao”, y se está llevando muchísimo. Muy elegante, observe que el exterior es blanco, para dar el pego, pero el forro interior es negro como el carbón, je, je.

- ¡Je, je, je! ¡Hay que ver lo que inventan! A ver, déjeme que me la pruebe. ¡Um, me está un poco incómoda! Creo que me está un poco corta de morro.

- Sí, ya lo veo. Pero aquí tengo algo que creo que le puede caer perfecto. Es nuestro modelo “Berlusconi”.

- ¡Uy, yo creo que esa me va a estar grande!

- Bueno, yo creo que con probarla no perdemos nada. A ver, déjeme que le ayude, así.

- ¡Ah, pues no me está tan mal!

- Está hecha para usted, señor. En cuanto le he visto, he pensado “este caballero está hecho para lucir un alma Berlusconi”. El mejor género. Fíjese cómo le cae. Con unos arreglillos, le va a quedar como un guante, déjeme coger los alfileres. Así, le sacamos un poco el desprecio a la ley, bajamos un poco más los escrúpulos...¡Ya está! ¿Qué tal lo ve?

- Pues sí que me queda bien, sí. ¡Me la quedo!

- Estupenda decisión, señor. Ha hecho usted una gran compra. Pues en un par de días puede venir a recogerla, que se la tendremos preparada. Eso sí, tiene que abonarmela ahora, si es tan amable.

- ¡Sí, claro, claro! ¿Qué le debo?

- Oh, eso es lo mejor, tenemos una oferta insuperable. Con el plan renove, basta con que me deje aquí su alma de serie.

- ¿Sólo eso?

- Nada más, señor.

- ¡Vaya chollo, je, je! Pues nada, aquí se la dejo, que le aproveche. Dentro de un par de días, entonces, vendré a recoger la nueva. Buenas tardes, y....perdone pero, ese loro que tiene usted en aquella jaula, ¿se está riendo siniestramente?

- ¿El loro? No, no le haga caso. Es que tiene un tic nervioso. Buenas tardes, señor, y muchas gracias.

- Eh, uh,...sí, bueno. Volveré en un par de días.

- Le estaremos esperando (je, je).