sábado, 1 de mayo de 2010

Cuentos de los mandarines: las dos caras de la agotadora verdad

El mandarín Ku Ñao, el de los luengos bigotes, firmó con su pluma de pavo real un amarillento pergamino, y solicitó la presencia de su discípulo, Par Di Yo:


- ¡PAR DI YOOOO! ¡Acude a mi celestial presencia, chimpancé desbocado!

- Oigo y obedezco, Maestro – dijo Par Di Yo apareciendo en el umbral.

- Par Di Yo, musaraña de los campos, lleva este artículo mío sobre la importancia de retener el talento en las organizaciones al Mandarín Ma-Ga-Zín, que me lo van a publicar.

- Maestro, permitid que este mísero siervo os haga una pregunta. ¿De verdad vuestra mandarinez se cree lo que escribe?

- ¿Insinúas que no creo en la retención del talento, avestruz asiática? ¡Retener el talento es lo más importante en una empresa! ¿No te das cuenta que el capital humano es básico y es lo único que nos puede diferenciar de otros mandarinatos?

- Perdón, Maestro, por supuesto que he oído esto incontables veces. Pero esto es teoría. Lo que quiero decir (y Par Di Yo se cubrió la cabeza con un almohadón de plumas, por si acaso) es que realmente no hacéis nada para retener el talento. Más bien todo lo contrario.

- Por supuesto, cabra montesa. ¿Es que la sutilidad mandarínica no ha calado aún en tu diminuto cerebro, Par Di Yo? Precisamente, la esencia del mandarinismo, y de la sociedad misma, consiste en decir que se defiende algo y favorecer lo contrario. Así ha sido siempre.

- ¿Es posible, Maestro?

- Pues claro, batracio con salsa de soja. ¿Qué valores se defienden en la sociedad, cuando oyes hablar a políticos y otros santones? La solidaridad, la pluralidad, el servicio, bla, bla. Pero, pones la Te-Le y, ¿qué ves?

- Burradas a diestro y siniestro, Maestro.

- Efectivamente, Par Di Yo. Corrupción, mentiras, engaños, manipulaciones, estafas, etc. Esta es la realidad. Pero no queda bien defender estos valores, ¿verdad, Ci-Ga-La con coleta?

- Ya veo, Maestro, la importancia de mantener las apariencias aunque el mundo se desmorone a nuestro alrededor. ¿Por eso vuestra mandarinez defiende la importancia del talento y a su vez trata a los Cu-Rri-Tos como a ganado?

- Exacto, Par Di Yo. O, por ejemplo, defiendo la importancia máxima de la innovación dentro de la empresa. La innovación es básica. Si no innovamos estamos perdidos. Hay que fomentar la innovación a todos los niveles.

- Pero que los dioses se apiaden de ti si te equivocas.

- Efectivamente, Par Di Yo, ya lo vas cogiendo. Digo que fomento la innovación, pero castigo el error con máximo rigor. Es lo que se llama gestión esquizofrénica. Nada de lo que dices tiene que ver con la realidad pero, ¡es tan bonito! Todo el mundo sabe que es mentira, pero hacen unos esfuerzos tan ejemplares por creérselo, je, je.

- Pero Maestro, ¿no debería tenerse en cuenta lo que se hace, en vez de lo que se dice?

- ¡Ni hablar, Par Di Yo! ¡Eso supondría la ruina del género mandarín, oso de agua! Y para eso llevamos esforzándonos durante siglos, para que la gente se fije en lo que decimos, no en lo que hacemos. Palabras y palabras, Par Di Yo. Como decía el Gran Maestro, ni una mala palabra, ni una buena acción. Y ahora circula, pangolín de cola larga, que me toca la Si-Es-Tá de antes de comer.

- Oigo y obedezco, Maestro.


Y de este modo, Par Di Yo aprendió que la incoherencia es el eje que hace que el mundo se mueva. Y los escribas lo recogieron en estos versos para que sirviera de aprendizaje a las futuras generaciones:


Sé solemne en el hablar

poniendo a dios por testigo

al prometer y al jurar,

más recuerda bien, amigo

que una cosa es predicar

y que otra cosa es dar trigo.

9 comentarios:

Esther dijo...

Ocurre en todos los países o en unos cuantos como España? desde luego en España el talento no se apoya en ninguna profesión, ni artística ni de ninguna clase. Es una característica de siempre, de este país y de países cercanos. Las futuras generaciones ya se conocen tu poema al dedillo. ja ja ja ja

Saludos, besos y abrazos.

Armando dijo...

Bueno, con eso de de defender algo y favorecer lo contrario, ya no se nota si la noticia es local o foránea, bastará con que la publique Ma Ga Zin y la firme el bigotón Ku Ñao, de preferencia con su angelical retrato. No faltarán los que digan que como el maligno, miente diciendo palabras verdaderas, o lo contrario. Una innovación que demostraría su buena fe, sería promulgar la siesta antes de la comida sin afectar a la otra, je je.

Abrazos

Dr. Krapp dijo...

Esa dualidad esquizofrénica es la base de nuestra civilización. Nos alimentamos y crecemos con ella. Por ejemplo esa famosa frase que dicen los padres a los hijos: "Haz lo que te digo y no lo que yo hago".
La propia religión cristiana, las religiones en general, han hecho arte de esa superchería maligna. Como decía Max Weber en su célebre obra, el capitalismo triunfó en los países protestantes antes que en los católicos por considerar que lo importante era la fe y no las obras.

Troglo Jones dijo...

Saludetes:

Esther, así es, pero hay que decir que se potencia, claro. Eso es lo malo, que las futuras generaciones aprenden con mucha facilidad las maldades, je, je.

Armando, esa es la expresión perfecta, mentir usando palabras verdaderas, je, je. Has encontrado la esencia del mandarinismo. Eso sí, lo cortés no quita lo valiente, hay que echarse la siesta antes y después de comer, je, je.

Doc, así es la cosa, es una esquizofrenia ya aceptada, asumida. Me temo que, en lo que respecta a las obras, la iglesia católica no gana para sustos últimamente. En fin.

Abrazos a todos.

Ralph dijo...

Con la edad el mandarín va ganando el Sabiduría no cabe duda. Saludos.

Félix Amador dijo...

¿Por qué no publicas una antología de proverbios chinos originales?

Troglo Jones dijo...

Saludetes:

Ralph, más que sabiduría, lo que se gana es en cinismo y en maldad, je, je, sobre todo el que las trae de serie.

Felix, me alegro de verte por aquí. Ese libro sería peligrosísimo, como el Necronomicón o algo así, pero en mandarín. ¿Te imaginas que cae en malas manos? Claro que ya no puede estar en manos peores, je, je.

Abrazos.

Mr Blogger dijo...

En la última empresa en que trabajé decían lo mismo: sigue igual que la dejé. De hecho, creo que tienen menos clientes.

Troglo Jones dijo...

Así es, Mister, y tantas que hay así. Tú tranquilo, que están en el buen camino, je, je.

Abrazos.