sábado, 30 de enero de 2010

A Jotadé, con amor y sordidez

¿De verdad les interesa lo que voy a contarles? Debo advertirles que soy el mentiroso más fantástico que puedan imaginarse. Es terrible. Quizá por eso me han mandado aquí, a este lugar reposado y tranquilo, a reponerme un poco.


Las cosas empezaron cuando me eché. El directorio de operaciones es un lugar con mucho nivel, de verdad. Me advertí muchas veces que tenía que aplicarme, pero no me hice caso. Así que me expulsé a mí mismo. Esto fue en el año, er, pues no me acuerdo exactamente, pero bueno. Fue justo antes de la guerra con los esquimales. Del día me acuerdo muy bien. Era un día de cielo azul tan azul que recordaba casi el periodo azul de Daumier-Smith, en serio. Pensé, vaya, qué día tan perfecto para el pez platano, y yo aquí, dirigiendo operaciones. Así que me dije: levantad, carpinteros, la viga del tejado. Y eso fue todo.


Mi loro, Puto Bocazas, viene a verme casi todos los fines de semana. Me cuenta como le va al tío Wiggly en Connecticut, las historias de la familia Glass, Frany y Zooey, o las extrañas aventuras del hombre que ríe. Y me trae whisky. De centeno, por supuesto.


Tiene gracia. No cuenten nunca nada a nadie. En el momento que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo. Creo que hasta al chiflado de J.D. le extraño un poco.

13 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Muy hermoso homenaje a Salinger llevándolo a tu mundo personal. Como comenté en otro blog, he empezado a releer el libro 30 años; después ya que en su momento a pesar de su buena fama no me impresionó mucho. Por lo que llevo releído, muy poco, me sorprende la contundencia de sus frases y el retrato nada compasivo del mundo adulto.
Salud.

Yahvé M. de la Cavada dijo...

Fantástico homenaje, me quito el sombreroo...

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Gracias, Doc. A mí el libro me pareció excelente, aunque supongo que todo depende también del momento en que nos llegan las cosas. Hay grandes obras que yo no soporto. Otras no las soporté en su día, y luego me gustaron. Otras me gustaron, y ahora no. En fin, un lío, je, je.

Muchas gracias, Yahvé, ¿tú también llevas sombrero, je, je?

Gracias por pasar. Abrazos a los dos.

Armando dijo...

Me parece ver una cagadita que dejó
el viejo PB en tu mano antes de emprender vacilante centenoario vuelo de regreso desde New Hampshire, Troglo. Je je. No hace mucho con el "Camino" de Kerouac, me pasó eso último que mencionas.

Salud

Esther dijo...

Justo hace poco fuimos de librerías y me recomendaste su libro más famoso, el cual compré en edición especial, buen papel, buenos materiales y gran edición. Lo tengo en la cola de lecturas, ya queda poco.

Qué tipo más raro este Salinger, pero, quién no es raro? Porque no conozco a nadie que sea 'normal'. g g g

Un besazo, Toglete!

Yahvé M. de la Cavada dijo...

Troglo, yo sólo me pongo el sombrero para quitármelo!!!

Troglo Jones dijo...

saludos:

Pues sí, Esther, ese día compraste sobre seguro, je, je. ¿Qué es ser "normal"? Difícil de decir la cosa, aunque supongo que algunos resultamos inmediatamente más anormales que otros. Voy a hacer un test para definir la anormalidad, y me haré rico. En el extremo "anormal" estará Salinger y en el "normal" Belén Estebán. Dios nos coja confesados.

Yahvé, así me gusta, como los toreros, je, je.

Abrazos varios.

Sebastián Mondéjar dijo...

Lo difícil no es definir qué es ser 'normal'; de eso ya se encarga el diccionario; lo difícil es serlo. "Dícese de lo que se halla en su natural estado". ¿Quién, a estas alturas, lo está? La normalidad es ya una rareza. Y no deja de ser curioso que en toda esta historia el más normal sea Puto Bocazas. No he leído la novela, pero me la sé. Desde luego, si está la mitad de bien escrita que este post, merecerá la pena hacerse con ella.

Mientras tanto, cuídate y tómate las pastillas. Ya sabes, con whisky entran mejor.

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Armando, discúlpame, que no te contesté en el comentario anterior. Es el loro, que me despista. Y otra cosa no, pero hay que reconocerle que es limpio, je, je. Buf, los años que hace que leí ese "En el camino". Quizá sea el momento de quitarse unos años de encima.

Sebastián, me alegra verte de nuevo. ¿Qué tal tu bolo percusivo? Cierto lo que dices de la "normalidad" aunque, si el más normal es Puto Bocazas, que no nos pase nada. Eso sí, no se le puede negar la "naturalidad". Pasa de todo y hace lo que le da la gana. ¿Será ese el secreto? Gracias por tus piropos, je, je, el post está escrito intencionadamente en "imitación salingeriana", que es lo que se pretendía en este homenaje. Ojalá me acercara mínimamente al JD. Te recomiendo que leas la novela. Verás que te da otra perspectiva.

Abrazos.

Mr Blogger dijo...

El libro hay que leerlo con cuidado. Y por mucho que digan, no es un libro para leer cuando eres adolescente, por mucho que te puedas ver reflejado en el protagonista y todas esas cosas. Te pierdes el libro en si, es más amplio de lo que parece. Descanse en paz.

Troglo Jones dijo...

Pues no sé, Mister, porque yo no lo leí cuando era adolescente, la verdad. O a lo mejor es que siempre lo he sido. O que nunca he llegado, no sé. Sí, desde luego, es más amplio de lo que parece.

Saludos.

Mr Blogger dijo...

Bueno, yo fui uno de esos a los que se le obligó a leerlo y la verdad, le cogí tirria en su día. Hace poco volví a leerlo y ya era otra cosa.

la stessa ma altra dijo...

precioso, Troglo... me gustan también mucho las portadas de los discos... justo estos días míos son días a los que llamo desde hace muchos años días-holden... aun a mi edad, qué se le va a hacer... y quién no lo extraña...