miércoles, 21 de octubre de 2009

Cuentos de los mandarines: el Sagrado Ternero

El poderoso mandarín Ku Ñao dormía la siesta del burro en su despacho cuando apareció por allí la desmañada figura de su discípulo, Par Di Yo.


- Maestro, ¿puedo importunar a vuestra mandarinez? ¡Maestro! ¡MAESTRO!

- ¿Eh? ¿Qué? ¿Los mongoles? ¿Eres tú, Par Di Yo, lagarto con meningitis? ¿Cómo osas molestarme cuando estoy pensando?

- Mil perdones, Maestro, pero los efluvios de vuestros pensamientos resuenan por todo el mandarinato en forma de ronquidos. ¿Quizá vuestra excelencia podría pensar de modo más discreto?

- ¿Insinúas que dormía, Par Di Yo, dragón hermafrodita? ¡Grrr, ahora ya me he desvelado…digooo, he perdido el hilo de mis profundos pensamientos!

- Maestro, aprovechando esta circunstancia, querría haceros una importante pregunta.

- Está bien, pregunta, alacrán silvestre.

- Maestro, he notado que, en la vida profesional, y especialmente en este mandarinato, medran los mediocres y los que no arriesgan nada.

- ¿Qué insinúas, Par Di Yo, hijo de un chivo con tres patas?

- ¡Nada, Maestro, nada! Vuestro caso es la excepción que confirma la regla, je, je. Simplemente, he notado que la gente siempre hace lo mismo y de la misma manera. Parece que el mundo está estancado, que no se piensa. Y además, esos son precisamente los que ascienden. Los que osan…

- Basta, Par Di Yo. He oído bastante. ¿Tú lees poco los Antiguos Pergaminos, verdad?

- Yo, Maestro, mayormente el Mar-Ca, je, je.

- Eres un boniato salvaje, Par Di Yo. ¡Coge los Antiguos Pergaminos del estante!


Par Di Yo cogió el pesado volumen.


- Ahora, Par Di Yo, busca y lee el antiquísimo poema del Sagrado Ternero. En él encontrarás las respuestas que buscas.


El discípulo buscó y encontró rápidamente lo que le decía Ku Ñao. Y esto era lo que aquel poema contaba:


Hace mucho, por el bosque perdido,

a su cobijo se dirigió un ternero.

Pero trazó un camino retorcido,

y tortuoso cual alma de banquero.


Han pasado mil años y algún día;

el antiguo ternero ya no existe

pero aún sigue existiendo aquella vía

con una moraleja muy cómica y muy triste.


Un loro solitario que pasó

al día siguiente la senda recorrió;

y un carnero, de rebaño sargento,

a sus cien ovejas con él arrastró

por aquel camino a paso lento.


Desde aquel día, con subidas, con bajadas,

en el bosque fue haciéndose un sendero

y los hombres recorrían sus quebradas

esquivando barrancos y agujeros

y jurando con furia soterrada.


Pero, con todo, los hombres seguían

- de verdad y de la buena, no se rían –

las locas migraciones del ternero

y allá andaron el sinuoso sendero

porque el ternero haciendo eses corría.


Y el sendero hecho por el ebrio vacuno,

se hizo camino en momento oportuno.

Y el camino llegó a ser carretera,

y pobres caballos, la lengua fuera,

andaban tres metros para recorrer uno.


Y así, durante años y años y años

todos seguían al ternero sagrado.

Y la carretera, no es caso extraño

llegó a ser callejuela de un poblado.


Y aún antes que te hubieras percatado

promocionó a avenida principal,

de una ciudad con parques y mercado.

Y bien pronto fue la arteria general

sí, de la mismita capital del estado.


Y los hombres, por tiempo ilimitado

siguieron con fe a Vacuno Primero.

Día tras otro, cual un rito sagrado

siguieron los dictados del ternero.


Millones de hombres son dirigidos

por un ternero muerto, madre mía.

Y siguen su camino retorcido

y se pierden cien años en un día.


Seguimos por un camino sinuoso,

arriba, más abajo, atrás, anguloso,

¡no pisen, no, donde otros no han pisado!

¡No salgan del sendero, surco sagrado

y que marca un destino terneroso!


Porque este es el respeto que se siente

por el bien establecido precedente.


- ¿Lo Pi-Yas, Par Di Yo?

- Lo Pi-Yo, Maestro. No te salgas del camino trillado, que no sales en la Fo-To. Aunque el camino vaya para atrás.

- Pues ya sabes, A-Jo-I-Agua, que los Antiguos Pergaminos nunca se equivocan. Y ahora retírate, que parece que estoy retomando el hilo de mis pensamientos,…¡zzzz!

- Oigo y obedezco, Maestro.


Y así Par Di Yo descubrió las enseñanzas del Sagrado Ternero. Pero los escribas no lo recogieron en sus versos, porque más versos hubiera sido abusar.


P.D: El poema es una modificación de uno que conozco hace mucho tiempo. La historia que cuenta es exactamente la misma, aunque la forma está muy cambiada, ya que en el original no rima apenas, y he quitado algunas cosas y he incluido otras. Desgraciadamente, no sé quién es el autor. Supongo que un mandarín cuyo nombre se ha perdido.


14 comentarios:

Esther dijo...

Bueno, pues a seguir el Ka-Mi-NO, No?

Oye, los lagartos tienen meningitis? Por cierto yooooooo, ehhhh , he perdido el hilo de mis profundos pensamientos! Qué estaba diciendo? je je je

Me voy acostar que mañana tengo jazz, jazz del bueno, empieza el Johnny.

Un besooo de alacrán silvestre!

Ralph dijo...

Si generalmente salirse del camino del ternero suele sentar mal en el mandarinato, más vale ser clonado que ser futuro parado.

Armando dijo...

Justo cuando Pardi empezaba a cantar algo nuevo le bajas el volumen y lo pones a leer al loro solitario. Ya perdí el hilo de mis pensamientos.

Saludos

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Esther, los lagartos son muy suyos. Y de seguir el camino nada, hay que probar otros. Dale recuerdos a Liebman, ahí seguro que no te duermes, je, je.

Ralph, te veo hecho un rapsoda, je, je. Pues sí, a veces es obligatorio ser un zombi que sigue el camino, sobre todo en ciertos entornos. Pero siempre esperando la oportunidad, je, je.

Armando, con un par de cubatas recupera uno rápido el hilo. No sé por qué, pero en todas las historias sale algún loro. Y suele ser para mal.

Abrazos a todos.

Doctor Krapp dijo...

Pues yo te felicito a ti, Tro-Ghlo por haber cogido el machete y tener valor de abrir senderos mentales allí donde todo está debidamente encaminado, con autovías, autopistas y demás monsergas.
Hoy en día apartarse de lo obvio para decir y plantear lo que la gente oye pero no quiere practicar tiene mucho mérito, sí señor. Por eso los grandes pensadores nunca llegaron a mandarines.

Troglo Jones dijo...

Gracias, Doc. Salirse da miedo muchas veces, hasta que lo haces y ves que se puede. Y aún hay que salirse mucho más. Es necesario.

Muchos de los grandes pensadores fueron considerados en su momento frikis o fracasados o cosas peores. Luego, todo el mundo los alaba. Ya.

Salud.

Lienzo tierra dijo...

No sé qué decir ante tal sapiencia.
Tiene mucha razón el poema y a la vez es muy triste. Creo que es la primera vez que no me rio leyendo a los mandarines, pero no es por tu culpa.

Bsos!

Troglo Jones dijo...

Mamen, tampoco es eso, je, je. Reir es una de las pocas cosas buenas que nos quedan. Y esa, no nos la pueden quitar. Pero, a veces, los mandarines, para eso son chinos, son como la salsa...agridulces.

Besos.

Santiago dijo...

Maestro, parece que ha dado otra vez en el clavo. Realmente "hacer camino al andar" da vértigo, al principio puede que se te quiten hasta las ganas de comer... pero no andar tu propio camino, eso si que es verdaderamente jodido, nunca desaparece el mal sabor de boca.
Si contamos con Ku Ñao y Puto Bocazas no tenemos nada que temer.
Salud.

Troglo Jones dijo...

Santiago, un placer verte de nuevo. Floreces de nuevo en tiempo de festivales de jazz.

Sí, buscar el propio camino, difícil pero clave. Imagino llegar a los 60 años y decir: uy, si no era por aquí, me he equivocado, este es el camino de otro. Qué palo. Repensémonos siempre. Eso sí, si te fias de esos dos, lo llevas claro, je, je.

Salud.

Tesa dijo...

Qué risa.

El más difícil todavía, leer el poema y los diálogos, cambiando las R por L.

Saludos.

Troglo Jones dijo...

Muy buenas, Tesa:

Ten cuidado, que esas cosas sólo pueden hacerlas los especialistas, je, je.

Saludos.

Mr Blogger dijo...

Si es qeu los antiguos caminos de la sabiduría no se hicieron para nada, se hicieron para seguirlos una y otra vez XD

Troglo Jones dijo...

Ahí le has dao, Mister. Hay que rentabilizar los caminos, je, je.

Salud.