viernes, 12 de noviembre de 2010

Fauna

El balabú es un prosimio arborícola de Nueva Guinea, cuya característica más sobresaliente es el poseer lo que en zoología se llama un cerebro de repuesto. Dado que entre las curiosas costumbres del balabú se encuentra el consumo incontrolado de horas de televisión, cuando el animal llega a su edad adulta, su cerebro está ya saturado de idioteces, y resulta de casi nula utilidad. En este momento, que puede variar dependiendo de la edad del espécimen y su constitución, se produce el fenómeno de “desplazamiento glandular”: el cerebro primario abandona su lugar y se desplaza a través de la traquea, mientras el cerebro de repuesto, alojado en las nalgas, se desplaza a su vez a través de la columna vertebral hasta alcanzar la cavidad craneana. El cerebro primario, atravesando el estómago y los intestinos, termina alojándose en el espacio nalgar liberado por el cerebro de repuesto. Por supuesto, este segundo cerebro es de una menor capacidad y calidad que el cerebro original (no olvidemos su origen culero) pero permite al animal sobrevivir y seguir viendo la televisión durante algunos años más. Los balabúes que viven en cautividad en las ciudades reciben el nombre de personas.

6 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Me había fijado en esas protuberancias rosadas que tienen algunos simios en las nalgas pero no podría imaginar que ahí se contuviera tan extraordinario secreto. ¿No hay peligro de que tras una violenta diarrea de banano se escape el cerebro por el ano?

Hector Aguilera S. dijo...

Tengo la impresión que lo babalúes es el grupo etario más grande de este planeta, especialmente en el segmento de la clase política. Porque como dice Dr.Krapp, es probable que sufran crísis diarreicas, dejando continuamente tremendas cagadas.
Saludos,

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Ya ves, Doc, la naturaleza es sabia, todo tiene su utilidad. Más que del cerebro culero, es habitual la ausencia del cerebro de la cabeza en algunos primates. No sé si a algunos les ha salido disparado al estornudar.

Héctor, sí que abundan, sí. Los de la clase política nadie niega que piensan con el culo, pero no son tontos. Más bien se pasan de listos.

Abrazotes.

Esther dijo...

Lo que pasa con los balabúes es que es una especie muy vaga, tremendamente vaga. Y así no se puede ir por el mundo. Nadie les obliga a ver la tele la ven porque les da la gana y no tienen nada mejor que hacer porque no quieren. Sin mucho dinero se pueden hacer otras muchísimas cosas. Miles de cosas.

Hay muchísimos balabúes que en su casa no tienen libros, ni discos, ni siquiera habitación propia.

Besotes.

Lienzo tierra dijo...

Jejeje, buenísimo.

Troglo Jones dijo...

Gracias, Mamen. Es que la naturaleza es lo que tiene, que te voy a contar. Me temo que los balabuses no están en peligro de extinción, más bien al revés.

Abrazos.