miércoles, 8 de diciembre de 2010

La fábrica de desgraciados

- Buenas noches, señoras y señores. Soy Chelufo Costrón, y un día más les saludo desde éste, su programa televisivo de divulgación, “Cosas que a usted no le importan un huevo”. En nuestra serie de documentales, hemos querido acercarnos en esta ocasión a un sector de la economía española que se mantiene boyante a pesar de las circunstancias económicas conocidas por todos. Este sector es, como quizá hayan adivinado, el de la producción de desgraciados. De hecho, nos encontramos en el despacho de Jodón Perrerías, director de operaciones de la empresa “Cabronio & Jopútido”, una de las mayores productoras de desgraciados de nuestro país. Buenas noches, señor Perrerías, y gracias por recibirnos.
- El placer es mío, Chelufo.
- Señor Perrerías, ¿podría explicarnos cuáles son los secretos de su éxito? ¿Qué es lo que hace a “Cabronio & Jopútido” un líder en la producción de desgraciados?
- Je, je, bueno, Chelufo, yo creo que la clave está en la dedicación y la especialización. Cierto que las empresas españolas son grandes productoras de desgraciados pero, para la mayoría de ellas, la desgracia en un subproducto de su actividad principal. Algunas consiguen buenos resultados, es cierto, pero la nuestra es la primera empresa en especializarse en desgraciados como producción única.
- ¿Y en qué consiste concretamente la producción de desgraciados, señor Perrerías?
- Básicamente, el proceso consiste en joder la vida de tus empleados de forma que se conviertan en desgraciados lo más rápidamente posible. Hay muchas formas de conseguir esto, claro está, pero en “Cabronio & Jopútido” hemos conseguido hacer de este proceso un arte, modestia aparte. Personas que parecían inasequibles a la desesperación han sido convertidas en unos desgraciados en pocos meses gracias a nuestras técnicas.
- Impresionante.
- Ya lo creo. Y no es porque lo diga yo, observe las caras de asco y desesperación de nuestro personal. No todas las empresas consiguen esto. Además, nuestros desgraciados están garantizados. Aunque se marchen a otra empresa, siguen siendo unos desgraciados, la desgracia ya se les ha quedado dentro. Por supuesto, la garantía no puede cubrir eventualidades como que se hicieran conscientes de su propia esclavitud e hicieran algo para cambiar su vida, pero esto es extremadamente raro.
- Además, tengo entendido que su empresa también tiene muy en cuenta la calidad.
- Efectivamente, Chelufo. No sólo nos centramos en la productividad, sino que nuestros desgraciados lo son cada año más. Este año, esperamos alcanzar niveles dickensianos de desgracia.
- Parece que estamos, entonces, ante un sector en expansión.
- Definitivamente. Nuestro grupo está realizando un gran esfuerzo de inversión para incrementar la producción de desgraciados. Nuestro crecimiento es, y toco madera, imparable. Además, piense que el desgraciado es un bien de utilidad pública, ya que se convierte en una persona dócil, apática y pasota. Por eso entendemos, y aprovecho para decirlo en directo, que el gobierno debería subvencionar su producción.
- Muy bien, señor Perrerías, pues dicho queda. Muchas gracias por su tiempo, y le deseamos los mayores éxitos en el futuro.
- Gracias a vosotros, Chelufo. Ha sido un placer. Y ahora me voy a trabajar, que los desgraciados no se hacen sólos, je, je. ¡López! ¿Por qué está tan derecho en la silla? ¡Encórvese más! ¡Más! Y usted, Boniatez, el nuevo...¿a qué huele? ¿Será posible? ¿Es autoestima lo que huelo? ¡Pase a mi despacho, que esto lo vamos a arreglar rapidito!

8 comentarios:

Esther dijo...

Jelou Troglete,

¿Así de fácil es hacer desgraciados? ¿Pero, cada uno de nosotros no tenemos la culpa? Estamos en una sociedad que nos quieren hacer a todos iguales, nos quieren uniformar, que nadie destaque. El que piensa, es distinto o tiene personalidad propia se le mira con mal ojo, se le arrincona para menospreciarlo. Hay que ir por el mundo de puntillas. Como al amigo López, nos obligan a encorvarnos. Da miedo esa fábrica de desgraciados, de alguna manera es cierta.

Sigo pensando, como comenté en otra entrada, que la vida es maravillosa y hay que vivirla con plenitud máxima. No hay que tener miedo a la vida, ni a la gente. Lo que sí opino es que hay que andarse con cuidado y saber protegerse no sea que algún señor Perrerías quiera hacerte un desgraciado. Lo que veo es que existe mucho la envidia.

Besitos miles.

PD. Sigo con resfriado, ¿debería tomar antibiótico? Además me encuentro agotada, supongo que será del resfriado.

Troglo Jones dijo...

Esther, por desgracia, las fábricas de desgraciados están por doquier. Y cada vez proliferarán más, nos esperan años de hierro, a no ser que empecemos a dar caña.

No quieren que seas feliz. Quieren que produzcas, que consumas y que seas modosita y votes cada cuatro años. O que no votes, les da igual, pero no jeringues. Temo que el loro ha llegado al límite de su paciencia y anda por ahí con el kalashnikov. Y esta vez, es en serio.

Estos catarros son latosos, yo creo que con descanso se te pasará. No tomes antibiotico si no te lo dice el médico, que luego no te hacen efecto.

Besos.

Doctor Krapp dijo...

¿Y tú crees que es bueno convertir a los propios empleados en materia prima de la propia producción? Es como contratar cerdos para trabajar en una fábrica de embutidos. Eso exige una labor muy cuidadosa de selección y luego de mentalización. Hay gente que se resiste a ser desgraciada cuando lo más fácil sería dejarse llevar.

Esther dijo...

Doc, es que tu amigo Troglo es un poco tremendista. debe ser que el loro lo tiene mareado.

Ralph dijo...

No me parece que esta empresa vaya a ser muy voyante en el futuro, a medida que la educación vaya incrementando su producción de desgraciados serán prescindibles ;)

Armando dijo...

En esta historia el más desgraciado es el desfachatado de Jodon Perrerias, pero no sería raro que le dieran el subsidio.

Un abrazo Troglo.

Hector Aguilera S. dijo...

Pareciera ser que las economías de todas las naciones y empresas, están orientadas a producir desgraciados, ya que de esa forma igualan a los pobres ciudadanos y empleados, terminando con las distintas clases sociales. Todos DESGRACIADOS, viva la democracia.Tengo la sensación de que estamos frente a una pandemia global.

Troglo Jones dijo...

Saludos, amiguetes. ¡He vuelto!, je,je.

Doc, es bueno dependiendo de cómo lo mires. Si lo que quieres es gente sin redaños, que viva con miedo, que no sea capaz de quejarse y que diga que sí a todo, el sistema es perfecto. Es que este sistema es exactamente así: somos la propia materia prima, lo malo que no nos damos cuenta. Y sí, algunos se resisten, pero son demasiado pocos.

Esther, ¿tremendista yo? Ese era el Cordobés, je, je. Yo me quedo corto. Pero muy corto.

Ralph, eso es cierto, hay fuentes de desgraciados alternativas, je, je. La competencia es grande.

Armando, los Perrerías de este mundo están bien valorados y muy subsidiados. Supongo que también se valoraba a los capataces de las plantaciones de algodón.

Héctor, así es la cosa. A veces parece que la democracia consiste en joder a todos. Bueno, a veces no, muchas veces. Bueno, muchas veces no, casi todas las veces. Bueno,...

Abrazotes.