domingo, 15 de febrero de 2009

Perfiles lamentables del jazz: Putobisho Hijosumare

Japón, ese hermoso país productor de pianistas japonesas de jazz y de monstruos legendarios fue el hogar de uno de los perfiles más lamentables del jazz (sobre todo para los que tuvieron la desgracia de encontrarse con él) que se recuerdan, el de Putobisho Hijosumare. En la mejor tradición monstruosa nipona, Putobisho era un loro mutante de 400 metros de altura, y con la mala leche propia de los monstruos del país.


Putobisho Hijosumare desarrolló desde huevo una temprana afición por la batería y el jazz. Esto no hubiera tenido de particular tratándose de un loro normal pero, con 400 metros, no había baterías de ese tamaño, así que el Putobisho arrancaba descomunales árboles y se ponía a porrazear, a ritmo de swing, sobre cualquier ciudad que se encontrara, consiguiendo un endiablado ritmo y unos destrozos que para qué.


Un día, tras hundir un par de islas japonesas imitando a Buddy Rich, Putobisho, presa de uno de esos inexplicables ataques de melancolia que a veces atacan a los monstruos del jazz, se internó en el mar y se dejó llevar por las olas, como los patos. Y por ahí sigue, navegando como un iceberg verde y descomunal. Y cuando hay temporal, con esos truenos tremendos y olas de 20 metros, probablemente es Putobisho, que ensaya “Drum Thunder Suite” usando de baquetas un par de petroleros.


Y ya.

11 comentarios:

Ralph dijo...

¿Qué parentesco existe entre Putobisho y Puto Bocazas? Lo pregunto por el parecido en su carácter que presentan.

Troglo Jones dijo...

Hola, Ralph:

Eso me pregunto yo, pero no suelta prenda. Puede que sea un antepasado antediluviano que ha sobrevivido. Hay una teoría que dice que, en el periodo jurásico, los loros eran así de grandes. ¿Qué pasa, si las lagartijas eran como autobuses, por qué los loros no, a ver?

Un abrazo.

Armando dijo...

Este putobisho termina con el bestiario metafísico de Julio, Troglo.

Saludos

Doctor Krapp dijo...

Huyyy para mi que ese puto bisho nació en mañana/tarde de domingo en plena resaca más o menos marina ;)

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Armando, no cabe en el bestiario, es demasiado grande y con demasiada mala leche.

Doctor, ¿qué insinúas? Que yo soy un tipo muy serio, je, je.

Abrazos a los dos.

Esther dijo...

Pues no había oído hablar nunca de este GRAN batería de jazz. Y es que de jazz japonés ando mal. Aunque, en efecto, tengo varias pianistas japonesas en mi archivo fotográfico.

El caso es que el nombre Hijosumare me suena un montón. Estaré atenta.

Besotes.

Troglo Jones dijo...

Jelou, Esther. No me extraña que te suene el nombre, es que hay muchos, je, je. Sí que tienes una buena colección de pianistas japonesas, tendrías que hacer un monográfico.

Besos.

Mr Blogger dijo...

La leyenda cuenta que durante una juerga de loros de alto standing, y tras mucho wisky de garrafón y cosas por el estilo, un tal P.B. cambió humorísticamente cierto cóctel de color verde por residuos radioactivos triturados para ver cómo reaccionaba su "gran amigo" Putobisho. A este le gustó tanto que le dio por asaltar la nuclear de al lado. A PB se le saltaban los lagrimones cuando a Putobisho le empezó la urticaria... eso si, la broma se le fue un pelín de las manos.

Troglo Jones dijo...

Y es que estos loros beben cualquier cosa, Mister, y no veas la capacidad de recuperación que tienen. Luego una siestecita, y a correr. Y sí que tienen un sentido del humor siniestro, sí.

Abrazos.

Lienzo tierra dijo...

Yo me imagino a Putobisho haciendo Jazz, como los japoneses cuando hacen flamenco. Osea, malamente, jaja.

Oye qué dibujín más currado. ;-)

Troglo Jones dijo...

Mamen, ten cuidado, que te puede oir, y nos hace un redoble que flipamos.

Abrazos.