El mandarín Ku-Ñao, Gran Hijo de la China, meditaba en su trono sobre distintas y refinadas torturas orientales que podría aplicar a sus funcionarios, cuando apareció en su despacho su sufrido pupilo Par Di Yo.
- Oigo y obedezco, Maestro. ¿Deseabais algo de este humilde siervo?
- Par Di Yo, ciervo imperial, a ti te quería yo ver. ¿Qué pasa que ya no salimos nunca en esta birria de blog del tal Troglo Jones?
- Er...creo que al tal Troglo Jones le han diagnosticado vagancia de tercer grado, Maestro.
- Par Di Yo, como no escriba un cuento mandarín ahora mismo, me lo vas a servir en tres delicias. ¡Y al loro también!
- Maestro, me temo que el loro es accionista de este mandarinato.
- ¿Eh? ¿Seguro? ¡Qué fallo! Bueno, pues cuando le veas le haces unas reverencias de mi parte, je, je. En fin, a otra cosa, Par Di Yo. ¿Qué pasa con el proyecto de Flan Chino Mandarino, que avanza lento cual caracol con agujetas?
- Maestro, la verdad que nos estamos encontrando muchos problemas, es muy complejo darle forma. Y es que vuestra mandarinez, como es habitual, vendió algo que no había por donde cogerlo, cual dragón de tres cabezas, y ahora pagamos las consecuencias.
- ¿Qué dices, Par Di Yo, mendrugo de pan chino? ¿Cómo osas?
- ¡Huy, perdón, Maestro! Je, je, me temo que se me ha ido la O-Ya. Quería decir que el proyecto se está complicando mucho, y es seguro que nos vamos a retrasar. Convendría ir hablando con el cliente, para negociar con él los nuevos plazos.
- ¿Retrasarnos, Par Di Yo? ¿Estás en tus cabales, percebe de río? ¡Aquí no se retrasa ni Buda! ¡Lo que pasa es que no sabéis gestionar ni tomar decisiones!
- ¡Pero, Maestro, con el personal y los medios que tenemos no hay manera de llegar! Hemos mirado todas las opciones y no...
- ¡Qué opciones ni que champiñones! ¡Lo que no tenéis es capacidad de decisión ni liderazgo alguno! ¡Ka-Gón Marco Polo! Ahora vas a ver en acción a un auténtico gestor, Par Di Yo. ¡Arréale al gong y convócame a todas esas flores de loto de funcionarios ahora mismo!
- ¡Glub! Vuestros deseos son órdenes, Maestro.
Así que Par Di Yo empezó a aporrear el gigantesco gong de emergencias, y todos los funcionarios acudieron raudos y asustados al Gran Salón del mandarinato. Cuando llegaron allí, ya estaba el mandarín Ku Ñao subido en el estrado, con semblante fiero y aspecto decidido. Y entonces, el mandarín Ku Ñao habló así:
- Borric...quiero decir, estimados funcionarios. O mejor no, ¡borricos de las praderas! Han llegado a mis imperiales orejas rumores de que el proyecto del Flan Chino Mandarino corre peligro de sufrir retrasos. Vuestra intolerable pereza puede de este modo repercutir en las arcas de nuestro amado Emperador. Por suerte, me tenéis a mí, que os voy a demostrar lo que es un líder de la estirpe de Gengis Khan. Vais a ver como se gestionan estas crisis...
Los funcionarios, boquiabiertos, no acertaban a decir una sola palabra. Querían ver el milagro de gestión de Ku Ñao. Y este dijo:
- A partir de ahora mismo, vacas de las nieves, ¡que todo hijo de vecino deje todo lo que esté haciendo y se ponga con el proyecto del Flan Chino Mandarino hasta que lo acabemos! Ese proyecto lo entregamos en fecha, por la memoria de mis antepasados, y por Ko-Jo-Nes.
Era difícil, pero los funcionarios lograron abrir sus bocas más todavía, dilatándolas cual serpientes de las arenas. Pasado el primer momento de estupor, varios funcionarios quisieron tomar la palabra al tiempo:
- ¡Pero...!
- ¡Maestro...!
- ¡Es que...!
- ¡A callar, Ka-Gon la opera china! ¡No quiero oír una sola excusa más! ¡Más os valdría tomar ejemplo de la capacidad de gestionar crisis de vuestro mandarín! ¡Ya estáis saliendo de aquí raudos como liebres de la estepa, y a chapar!
Ante estas palabras, los funcionarios abandonaron en manada a toda velocidad el Gran Salón, temerosos de la ira de Ku Ñao. El mandarín se tiró de su túnica de seda para colocársela bien, se atusó los bigotes, y se dirigió a su acólito, Par Di Yo:
- ¿Has visto, Par Di Yo? Así se gestionan las crisis, con decisión y un par de huevos de grulla. Ya lo sabes para la próxima vez – el mandarín estaba de lo más ufano tras su intervención.
Par Di Yo, en honor a la verdad, aún no había conseguido cerrar la boca. Cuando pudo hacerlo tras grandes esfuerzos, sólo pudo decir:
- Pe...pero, Maestro. ¡Esto es un disparate!
- ¿Qué dices, Par Di Yo, simio irreverente?
- Maestro, con todos los respetos...¡así cualquiera! Tocando zafarrancho y mandando a todos a currar a ese proyecto...¿y esa es la gestión milagrosa?
- ¿Acaso no hemos solucionado la crisis, Par Di Yo?
- Pero, Maestro, ¡estamos peor que al principio! Si sacamos a todo el mundo de sus proyectos y los metemos en el Flan Chino Mandarino, arreglaremos éste, pero se retrasarán todos los demás, y algunos ya van al límite. ¿Qué pasará con Aleta de Tiburón? ¿Y con Petardos de Año Nuevo? ¿Y con...?
- ¿Qué pasa, Par Di Yo? ¿Es que lo tengo que solucionar yo todo? ¿Es que no has visto ya cómo se hace? ¡Si es que no valéis para nada! ¡Qué juventud! ¡Si Kublai Khan levantará la cabeza!
- Pero, pero, pero,...
- Déjate ya de peros, urogallo balbuceante. Toma ejemplo de mi sabiduría, y trae unos Bo Ti-Jos de cerveza de bambú, que se me ha abierto la sed.
- Oigo y obedezco, Maestro – dijo Par Di Yo mientras se metía el puño en la boca para tragarse la ira.
Y así fue como aconteció el milagro de gestión de Ku Ñao. Y los escribas no podían dejar pasar tanta sabiduría, así que lo recogieron en sus versos:
El arte de la gestión,
el más bello de los bellos,
consiste en acumular
personal en procesión
en los proyectos aquellos
que te vas a retrasar.
Lo malo es el olvidar
que, aunque le pongas ahinco,
si te pones a sumar
tres y dos siempre son cinco.
P.D: Totalmente verídico, como todos. Yo tuve un “genio” que hizo esto y se puso todas las medallas del universo por haber salvado el proyecto. Nos ha jodido. Estuvimos casi un año pagando las consecuencias de su salvamento.
- Oigo y obedezco, Maestro. ¿Deseabais algo de este humilde siervo?
- Par Di Yo, ciervo imperial, a ti te quería yo ver. ¿Qué pasa que ya no salimos nunca en esta birria de blog del tal Troglo Jones?
- Er...creo que al tal Troglo Jones le han diagnosticado vagancia de tercer grado, Maestro.
- Par Di Yo, como no escriba un cuento mandarín ahora mismo, me lo vas a servir en tres delicias. ¡Y al loro también!
- Maestro, me temo que el loro es accionista de este mandarinato.
- ¿Eh? ¿Seguro? ¡Qué fallo! Bueno, pues cuando le veas le haces unas reverencias de mi parte, je, je. En fin, a otra cosa, Par Di Yo. ¿Qué pasa con el proyecto de Flan Chino Mandarino, que avanza lento cual caracol con agujetas?
- Maestro, la verdad que nos estamos encontrando muchos problemas, es muy complejo darle forma. Y es que vuestra mandarinez, como es habitual, vendió algo que no había por donde cogerlo, cual dragón de tres cabezas, y ahora pagamos las consecuencias.
- ¿Qué dices, Par Di Yo, mendrugo de pan chino? ¿Cómo osas?
- ¡Huy, perdón, Maestro! Je, je, me temo que se me ha ido la O-Ya. Quería decir que el proyecto se está complicando mucho, y es seguro que nos vamos a retrasar. Convendría ir hablando con el cliente, para negociar con él los nuevos plazos.
- ¿Retrasarnos, Par Di Yo? ¿Estás en tus cabales, percebe de río? ¡Aquí no se retrasa ni Buda! ¡Lo que pasa es que no sabéis gestionar ni tomar decisiones!
- ¡Pero, Maestro, con el personal y los medios que tenemos no hay manera de llegar! Hemos mirado todas las opciones y no...
- ¡Qué opciones ni que champiñones! ¡Lo que no tenéis es capacidad de decisión ni liderazgo alguno! ¡Ka-Gón Marco Polo! Ahora vas a ver en acción a un auténtico gestor, Par Di Yo. ¡Arréale al gong y convócame a todas esas flores de loto de funcionarios ahora mismo!
- ¡Glub! Vuestros deseos son órdenes, Maestro.
Así que Par Di Yo empezó a aporrear el gigantesco gong de emergencias, y todos los funcionarios acudieron raudos y asustados al Gran Salón del mandarinato. Cuando llegaron allí, ya estaba el mandarín Ku Ñao subido en el estrado, con semblante fiero y aspecto decidido. Y entonces, el mandarín Ku Ñao habló así:
- Borric...quiero decir, estimados funcionarios. O mejor no, ¡borricos de las praderas! Han llegado a mis imperiales orejas rumores de que el proyecto del Flan Chino Mandarino corre peligro de sufrir retrasos. Vuestra intolerable pereza puede de este modo repercutir en las arcas de nuestro amado Emperador. Por suerte, me tenéis a mí, que os voy a demostrar lo que es un líder de la estirpe de Gengis Khan. Vais a ver como se gestionan estas crisis...
Los funcionarios, boquiabiertos, no acertaban a decir una sola palabra. Querían ver el milagro de gestión de Ku Ñao. Y este dijo:
- A partir de ahora mismo, vacas de las nieves, ¡que todo hijo de vecino deje todo lo que esté haciendo y se ponga con el proyecto del Flan Chino Mandarino hasta que lo acabemos! Ese proyecto lo entregamos en fecha, por la memoria de mis antepasados, y por Ko-Jo-Nes.
Era difícil, pero los funcionarios lograron abrir sus bocas más todavía, dilatándolas cual serpientes de las arenas. Pasado el primer momento de estupor, varios funcionarios quisieron tomar la palabra al tiempo:
- ¡Pero...!
- ¡Maestro...!
- ¡Es que...!
- ¡A callar, Ka-Gon la opera china! ¡No quiero oír una sola excusa más! ¡Más os valdría tomar ejemplo de la capacidad de gestionar crisis de vuestro mandarín! ¡Ya estáis saliendo de aquí raudos como liebres de la estepa, y a chapar!
Ante estas palabras, los funcionarios abandonaron en manada a toda velocidad el Gran Salón, temerosos de la ira de Ku Ñao. El mandarín se tiró de su túnica de seda para colocársela bien, se atusó los bigotes, y se dirigió a su acólito, Par Di Yo:
- ¿Has visto, Par Di Yo? Así se gestionan las crisis, con decisión y un par de huevos de grulla. Ya lo sabes para la próxima vez – el mandarín estaba de lo más ufano tras su intervención.
Par Di Yo, en honor a la verdad, aún no había conseguido cerrar la boca. Cuando pudo hacerlo tras grandes esfuerzos, sólo pudo decir:
- Pe...pero, Maestro. ¡Esto es un disparate!
- ¿Qué dices, Par Di Yo, simio irreverente?
- Maestro, con todos los respetos...¡así cualquiera! Tocando zafarrancho y mandando a todos a currar a ese proyecto...¿y esa es la gestión milagrosa?
- ¿Acaso no hemos solucionado la crisis, Par Di Yo?
- Pero, Maestro, ¡estamos peor que al principio! Si sacamos a todo el mundo de sus proyectos y los metemos en el Flan Chino Mandarino, arreglaremos éste, pero se retrasarán todos los demás, y algunos ya van al límite. ¿Qué pasará con Aleta de Tiburón? ¿Y con Petardos de Año Nuevo? ¿Y con...?
- ¿Qué pasa, Par Di Yo? ¿Es que lo tengo que solucionar yo todo? ¿Es que no has visto ya cómo se hace? ¡Si es que no valéis para nada! ¡Qué juventud! ¡Si Kublai Khan levantará la cabeza!
- Pero, pero, pero,...
- Déjate ya de peros, urogallo balbuceante. Toma ejemplo de mi sabiduría, y trae unos Bo Ti-Jos de cerveza de bambú, que se me ha abierto la sed.
- Oigo y obedezco, Maestro – dijo Par Di Yo mientras se metía el puño en la boca para tragarse la ira.
Y así fue como aconteció el milagro de gestión de Ku Ñao. Y los escribas no podían dejar pasar tanta sabiduría, así que lo recogieron en sus versos:
El arte de la gestión,
el más bello de los bellos,
consiste en acumular
personal en procesión
en los proyectos aquellos
que te vas a retrasar.
Lo malo es el olvidar
que, aunque le pongas ahinco,
si te pones a sumar
tres y dos siempre son cinco.
P.D: Totalmente verídico, como todos. Yo tuve un “genio” que hizo esto y se puso todas las medallas del universo por haber salvado el proyecto. Nos ha jodido. Estuvimos casi un año pagando las consecuencias de su salvamento.
17 comentarios:
Pero el método se aplica sucesivamente a todos los proyectos... así que se terminan salvando todos ¿o no? :P
En fin, las cosas que hay que leer.
Esa es la "teoría", Mr.Blogger. Lo malo es que, después del primero, ya llevas varios jodíos al mismo tiempo.
Salud.
Menos mal que el Ku-ñao no sabe el sistema de horas extras por la jeta hasta que termineis, puñeta,
No, si eso también. Lo que pasa que a veces, ni así.
Salud.
je je je je Qué bien escribes amigo troglo. Tienes estilo propio. Y más verdad que un caracol con agujetas. Los mandarines por CO JO NES siempre tienen razón y a los pardillos no les queda nada más que agachar la cabeza y de alguna manera tragar mierda a punta pala. Es así en todo. Y lo curioso que pese a todo tu tienes que seguir adelante, adelante, adelante con todo. No puedes pararte a analizar lo sucedido o a criticar cómo se hacen las gestiones pq en seguida eres un elemento negativo fichado que no interesas. O, no?
Genial como siempre. Me gustan mucho las historias de los mandarines, se nota que te lo conoces al dedillo porque lo calcas. Incluso te quedas corto.
Ya echaba yo de menos los insultos del Ku-ñao (me los voy apuntando todos en una libreta porque de mayor quiero ser como él).
Muy buena historia, hay que ver qué de ineptos copan las altas esferas de las empresas. En fin...
Saludos señor Troglo.
pues yo no lo veo tan malo el método. Como dice mrblogger lo haces con todos y apañao.
Saludos:
Esther, gracias por tus ánimos, da gusto, je, je. Así es la cosa, pensar está prohibido, y todo lo demás, también. Lo mejor es pasar de todo y hacerse hippy, que es lo que pretendo.
Mamen, no me mates. Imagínate que te vuelves Ku Ñá. Inútiles ya hay bastantes, sigue como hasta ahora, anda.
Drenas, a ti sí te veo madera de Ku Ñao, ¿ves? Por lo malvado y retorcido, lo digo, je, je. El gran secreto del mandarín consiste en que la culpa siempre la tiene otro. ¿Nunca he sacado esto en un cuento? Pues ya es hora.
Abrazos para ebribodi.
Troglo, tu también sigue como hasta ahora, no cambies nunca. Lo que más me gusta es tu conocimiento del inglés. Claro, luego me copio.
Jelou, Esther. ya me va a ser difícil cambiar. ¿Te gusta mi inglés? Es que he estao en Niu Yol, conozco Grobuai, donde los teatros, y también Joligú. Cosmopoliteision se llama esto.
Abrazos.
Ah, cuántos salvadores del mundo nos han jodido a lo largo de nuestra vida.
Qué gran poeta eres.
Asín es, Félix. Lo malo es que estoy seguro de que sigue convencido de que lo hizo de puta madre.
Yo, más que poeta, soy poetastro, je, je.
Abrazos.
Menos mal, por fin un post en el que puedo comentar. Es que en los de jazz me ponía a escuchar la música del final y se me olvidaba el comentario.
Pues algo parecido pasó en mi trabajo este verano. Algún genio decidió ampliar al doble sacándose de la manga un suplemento de los Juegos Olímpicos y como los peces gordos de la empresa estaban en Pekín había que darle prioridad. Lo malo es que esto era día a día. Por lo menos la diferencia horaria con China permitía tenerlo terminado a una hora decente.
Caramba, Becaria, he conocido gente con mala memoria, pero tú eres como los peces. Debe ser estupendo, para ti todo es siempre nuevo y excitante, je, je.
En fin, chuflas aparte, ¡qué bonito es el mundo de la empresa, lleno de personas con talento, generosidad y sentido común! Pero qué bien se esconden, los cabrones.
Salud.
Ojalá fuera verdad lo de la memoria. Es tu culpa, que nos pones música buena. A alguno le inspirará pero a mí me pasa todo lo contrario.
Fíjate tú si los creadores del suplemento se escondieron bien, que estaban en China y no volvieron hasta que no terminaron los Juegos. Pero qué listos son algunos.
¡Esto existe! ¡Esto existe! ¡Esto existe!
Bueno, Becaria, tú disfruta de la música, pero apúntate el comentario antes, je, je.
Edu, tranquilo, tranquilo. Y no te preocupes, que no se extinguirán en mucho tiempo, ja, ja.
Saludos a ambos.
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