Muchos de vosotros, estimados seguidores de esta galería de lamentables del jazz, no sabréis lo que es una quinta bemol. La verdad es que yo tampoco lo sé, pero os lo voy a explicar de todas formas, porque todo tiene su explicación.
Sucede que durante el Imperio Romano, por el año 3 D.C. o cosa así, vivió en la mismísima Roma de los Césares un individuo llamado Cayo Quinto Bemolio, que se ganaba la vida como limpiabotas. Como los romanos llevaban sandalias, las cosas no le iban muy bien. Esto nos ejemplifica como los romanos, aunque dominaron el mundo, eran un poco idiotas, porque ir con sandalias en invierno, tú me dirás. Pero bueno, en el siglo XXI también tenemos subnormales que van en manga corta con cero grados, o con gafas de sol dentro de la discoteca…¡perdón, perdón, ya vuelvo!
Pues eso, como la cosa de limpiabotas no iba bien, Quinto Bemolio decidió dedicarse a otra cosa, así que se hizo lirio, esto es, que tocaba la lira en una banda. Pero resulta que la música que hacían no llenaba el espíritu de Quinto, que se dijo a si mismo: “tengo que encontrar una nota tan desgarradora que encierre al mismo tiempo toda la belleza y la desesperación del alma humana”.
Y a ello se puso. Y, tras mucho ensayar y ensayar, un día, por casualidad, Quinto Bemolio produjo una nota tan desgarradora que encerraba al mismo tiempo toda la belleza y la desesperación del alma humana. Y, acunando tiernamente en sus orejas la nota recién nacida, decidió darle el nombre de “quinta bemol”, en honor a su inventor, que era él. Si hubiera sido yo, pues se hubiera llamado “troglia jónica” o así, y…vale, ya sigo.
Pues Quinto se puso a tocar sus desgarradoras quintas bemoles por toda la ciudad, hasta un día que quiso la diosa Fortuna que se cruzara en su camino el cuatriclinium del emperador Trilígula, que pasaba por allí. Aprovecho para aclarar que un cuatriclinium es un triclinium 4X4 que sólo tenía la gente de pasta.
Así que Quinto Bemolio tocó con su lira una quinta bemol especialmente descomunal.
- ¡Carallum, qué nota más desgarradora! – dijo el emperador Trilígula. Y, efectivamente, debido a la vibración sónica tan espeluznante, los carísimos cortinajes del cuatriclinium se desgarraron, ¡raaaas!, de arriba abajo.
Tríligula era un buen tipo en el fondo, pero no estaba muy bien de la azotea. Entre otras cosas, había nombrado senador a un loro sibilino llamado Bocazas Máximus. Este loro siempre estaba en el hombro del emperador, susurrándole maldades al oído. Así que, probablemente influenciado por el malvado bicho, y también porque los cortinajes valían una pasta, que todo hay que decirlo, Tríligula se bajó del cuatriclinium y le sacudió a Quinto Bemolio un par de puñetazos que se tuvo que quedar con ellos, porque el otro era el emperador y eso. De resultas del incidente, los ojos de Quinto Bemolio adquirieron un saludable color azul-morado. Y este es el motivo por el cuál a la quinta bemol se le llama también “blue note”. ¡Fíjate!
Y ya que estaba en vena, el emperador Tríligula hizo un decreto-ley que prohibía que a nadie se le ocurriese tocar una quinta bemol al menos en los próximos 1.800 ó 1.900 años. Y este es el motivo de que el jazz apareciera cuando apareció, que si no hubiera sido por el decreto-ley, habría desde hace mucho más tiempo. Pero hubo otros rebeldes precursores, de los que hablaremos en otra ocasión.
Sucede que durante el Imperio Romano, por el año 3 D.C. o cosa así, vivió en la mismísima Roma de los Césares un individuo llamado Cayo Quinto Bemolio, que se ganaba la vida como limpiabotas. Como los romanos llevaban sandalias, las cosas no le iban muy bien. Esto nos ejemplifica como los romanos, aunque dominaron el mundo, eran un poco idiotas, porque ir con sandalias en invierno, tú me dirás. Pero bueno, en el siglo XXI también tenemos subnormales que van en manga corta con cero grados, o con gafas de sol dentro de la discoteca…¡perdón, perdón, ya vuelvo!
Pues eso, como la cosa de limpiabotas no iba bien, Quinto Bemolio decidió dedicarse a otra cosa, así que se hizo lirio, esto es, que tocaba la lira en una banda. Pero resulta que la música que hacían no llenaba el espíritu de Quinto, que se dijo a si mismo: “tengo que encontrar una nota tan desgarradora que encierre al mismo tiempo toda la belleza y la desesperación del alma humana”.
Y a ello se puso. Y, tras mucho ensayar y ensayar, un día, por casualidad, Quinto Bemolio produjo una nota tan desgarradora que encerraba al mismo tiempo toda la belleza y la desesperación del alma humana. Y, acunando tiernamente en sus orejas la nota recién nacida, decidió darle el nombre de “quinta bemol”, en honor a su inventor, que era él. Si hubiera sido yo, pues se hubiera llamado “troglia jónica” o así, y…vale, ya sigo.
Pues Quinto se puso a tocar sus desgarradoras quintas bemoles por toda la ciudad, hasta un día que quiso la diosa Fortuna que se cruzara en su camino el cuatriclinium del emperador Trilígula, que pasaba por allí. Aprovecho para aclarar que un cuatriclinium es un triclinium 4X4 que sólo tenía la gente de pasta.
Así que Quinto Bemolio tocó con su lira una quinta bemol especialmente descomunal.
- ¡Carallum, qué nota más desgarradora! – dijo el emperador Trilígula. Y, efectivamente, debido a la vibración sónica tan espeluznante, los carísimos cortinajes del cuatriclinium se desgarraron, ¡raaaas!, de arriba abajo.
Tríligula era un buen tipo en el fondo, pero no estaba muy bien de la azotea. Entre otras cosas, había nombrado senador a un loro sibilino llamado Bocazas Máximus. Este loro siempre estaba en el hombro del emperador, susurrándole maldades al oído. Así que, probablemente influenciado por el malvado bicho, y también porque los cortinajes valían una pasta, que todo hay que decirlo, Tríligula se bajó del cuatriclinium y le sacudió a Quinto Bemolio un par de puñetazos que se tuvo que quedar con ellos, porque el otro era el emperador y eso. De resultas del incidente, los ojos de Quinto Bemolio adquirieron un saludable color azul-morado. Y este es el motivo por el cuál a la quinta bemol se le llama también “blue note”. ¡Fíjate!
Y ya que estaba en vena, el emperador Tríligula hizo un decreto-ley que prohibía que a nadie se le ocurriese tocar una quinta bemol al menos en los próximos 1.800 ó 1.900 años. Y este es el motivo de que el jazz apareciera cuando apareció, que si no hubiera sido por el decreto-ley, habría desde hace mucho más tiempo. Pero hubo otros rebeldes precursores, de los que hablaremos en otra ocasión.
¿Veis? Si todo tiene una explicación lógica cuando uno se la inventa. Esto sí que es jazz “latino”, je, je.
11 comentarios:
Carallum, los loros tienen una casta de mandamases que ha llegado hasta nuestros días... quien lo iba a decir.
Parece mentira que toda la belleza y la desesperación del alma humana quepan en una sola nota. Supongo que el contexto donde se toque la nota también importará, digo yo, que no es lo mismo un quinto bemol en una noche fría de luna llena que en el estadio de fútbol cuando tu equipo acaba de marcar un gol...
PD; yo es que esto del jazz me queda grande, por eso es por lo que no puedo comprenderlo.
Eso es que lo has probado poco, Mr.Blogger. Las cosas llegan a su debido tiempo, a tu tierna edad a mí tampoco me llamaba tanto la atención.
Un abrazo.
El día que les cuentes historias a tus hijos antes de dormir no se van a aburrir contigo, jajaja.
Besos Troglo!
tio me tienes que pasar el numero de tu camello
por cierto mr blogger, si no te gusta el jazz dilo claramente, no digas que te viene grande ;)
A mi el reggeton me viene grande también
El jazz puro y duro seguramente sería demasiado para mi, me gustan más en mezclas (no el poner una base de "cajona" a la música jazz), rebajado en algún estilo más asequible. Lo del reegeton... siempre he pensado que la gente no escucha reegetón, sino observa los vídeos de las tipas despampanantes meneadoras de caderas aún a costa de soportar el ruido. Pero la gente me lleva la contraria y acude a los conciertos y todo.
Vaya hombre, re-inventando el jazz! Yo creía que el jazz se inició en Nueva Orleans. Pero por lo que veo no fueron los negros de las bandas de marchas ni los blancos. Sino todo lo contrario. Ni Buddy Bolden, ni las bandas de Dixieland, ni Mamie Smith, ni King Oliver, ni Johnny Dodds, ni Jelly Roll Morton, ni Bessie Smith... si no Quinto Bemolio! En la época romana con su quinta bemol.... Veo que Bocazas Máximus influyó decisivamente en la blue note... Ese loro vale mucho.
Tssssss, silencio por favor, Louis Armstrong y sus Hot Five están tocando "Crazy Blues"... Oh! Alguien golpea en la ventana. Hombre pero si es Puto Bocazas con una botella de whisky: "Pasa, pasa, amigo loro, qué gran idea, tomemos una copa juntos y escuchemos a Louis, no te lo pierdas"!
Bss
Buenos días, señoras y señores:
Mamen, a los niños les das whisky de garrafa y ya no dan la brasa más, eso de los cuentos está anticuado.
Drenas, la verdad que lo mío es artesanal, me fumo vídeos de Bustamante, o me leo varias veces el catálogo de ONO.
Uy, Mr.Blogger, el reggeton. Yo me acuerdo en Dominican Republic, en Punta Salinas, en la playa. Aquí todavía ni se conocía el reggeton. Había un camión-discoteca de una marca de cerveza, y hacía un concurso, ponían "La gasolina" y las tías subían y bailaban, a ver quien lo hacía mejor. ¡JO-DER!. No podía cerrar la boca, qué movimientos, pena que no tenía cámara.
Esther, ¿te atracaron? Espero que estés bien, parece que sí por tus comentarios. Ya sabes que siempre hay precursores olvidados, mi misión es reivindicar su legado. No le des confianzas al loro, que es un gorrón de miedo.
Saludos a todos.
No, no me atracaron, era broma por lo de "famosa".
Tu lo que quieres es que el loro no venga a mi casa a escuchar jazz conmigo pq te da envidia! ja ja jaaaa
ay ay ayyyyy! Ya me ha vuelto a pellizcar tu loro, y es que Puto Bocazas es un pillín de mucho cuidado!
Mil besos!
¡Pues claro que me da envidia! Y ya te dije que no le dieras confianzas.
Pues estoy probando el pórtatil y resulta que hay una red wifi indefensa a la que me acabo de acoplar. Así que prepararos.
Vaya, Esther me alegro de que fuera broma! Creía que habrían entrado en tu chalet a darte un hachazo (por lo de famosa ;-), jaja)
Troglo, por mucho que me meta contigo eres mi ídolo. Tendrá morro el tio...
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