sábado, 27 de diciembre de 2008

El Gran Brun

Durante muchos años existió en Venice, California, en el 711 de Venice Boulevard, una barbería. Aunque uno no necesitara un corte de pelo, podía entrar en aquel lugar, aspirar esos olores de barbería de antaño, y decirle al vejete arrugado que la regentaba, “Buenos días, ¿el señor Brun Campbell?”.


“¿Desea el señor cortarse el pelo?”, os diría aquel tipo con aire socarrón. “No, señor. He venido a por algunas historias de Scott Joplin y los tiempos del ragtime”. Porque lo cierto es que aquel tipo no cortaba demasiado bien el pelo, pero era Brun Campbell, y sabía contar historias. Sonriendo, se levantaría de su silla, dejaría su periódico, daría la vuelta al cartel de la puerta, colocando el “CLOSED”, se sentaría, encendería un puro, y os contaría una historia increíble, su historia. La historia de un muchacho de 14 años que tocaba el piano, y al que en una ocasión, tocando en una tienda de instrumentos musicales en Oklahoma, se le acercó un mulato impecablemente vestido, le entregó una partitura, y le preguntó: “¿Puedes tocar esto para mí?”. Aquello se llamaba “Maple Leaf Rag”. El año era 1898, y la vida de Brun Campbell nunca volvió a ser la misma. “¿Quién ha escrito esto?” le preguntó al elegante desconocido. Y supo entonces que existía un tal Scott Joplin, y que vivía en Sedalia, Missouri. En aquellos tiempos, las cosas eran más simples. Así que Brun, simplemente, se fue a Sedalia a buscar a Scott Joplin para que le enseñara. Lo encontró. Y fue su primer y único alumno blanco.


Brun os contaría también como conoció a otros grandes del ragtime, Otis Saunders, aquel elegante desconocido, o Scott Hayden, o los hermanos Turpin. Y luego os haría partiros de risa y abrir la boca de asombro con sus aventuras tocando en saloons y teatros, o de cómo tocó para Buffalo Bill, o Bat Masterson, o forajidos como Emmett Dalton. Bueno, hay que reconocer que, con Brun, uno no sabía muy bien donde acababa la realidad y empezaban sus fantasias, pero no importaba demasiado. Después, con una cierta nostalgia en la voz, Brun os contaría que se retiró de la música en 1908, cuando se casó y tuvo que buscar un trabajo serio. Abrió esta barbería en 1928.


Entonces os dariais cuenta de que en la barbería hay un piano vertical, bastante vetusto. Puede que Brun no os contara la historia del piano, pero el piano tenía su historia, la historia más importante, pues es la que convirtió a Brun Campbell en el Gran Brun. Tras varios años alejado del mundo de la música y dedicado a su barbería, Brun se enteró de que Lisotte, la viuda de Scott Joplin, estaba en una situación económica desesperada. Lo que hizo Brun fue comprar ese piano y llevárselo a la barbería. Luego, creó una editora de discos, “Brun”. Y grababa en la barbería. Cosas como “Maple Leaf Rag”. Y otras piezas de Joplin, todo de Joplin. Porque sólo grababa con un objetivo: poder pagar derechos de autor a su viuda, y ayudarla de aquella manera.


¿Veis ahora por qué le llamo el Gran Brun, aunque nadie le conozca ni le recuerde? Porque, a veces, en un mundo desbocado y egoísta, un barbero de Venice nos recuerda lo que seguimos siendo: humanos.


En fin. Si estaba de buen humor, Brun Campbell se despediría de vosotros con este “Barber Shop Rag”. Que tenga un buen día, señor.



9 comentarios:

Ralph dijo...

Interesante historia Troglo, saludos.

Troglo Jones dijo...

Gracias, amigo.

Un abrazo.

Esther dijo...

El barbero Brun y su piano vertical... uuuuhmmmm qué interesante.

UN ABRAZO, TROGLO.

Doctor Krapp dijo...

Estupenda historia, Troglo. Es increible que el gran impulsor del ragtime muriese casi en la ruina con todo el partido que luego se les sacó a sus partituras, incluso por parte de la burguesía blanca que nunca admitiría que entrase por la puerta principal de sus mansiones.

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Esther, bienvenida de nuevo. Durante mucho tiempo, nadie supo quien era Brun. Luego tenía siempre la barbería llena de gente dándole la lata, je, je. Pero sacaba una pasta, porque les obligaba a cortarse el pelo.

Hola, Doctor, muchas gracias. Sí, muchos grandes murieron en la miseria, pero lo de Scott Joplin es absolutamente increible. ¿Te imaginas la pasta que habrá dado sólo la banda sonora de "El Golpe"? Ser negro en aquellos años supongo que tuvo bastante que ver.

Sendos abrazos.

Armando dijo...

Una pieza que encaja bien en esa abigarrada colcha americana, que es la Historia del Jazz, Troglo. Grande Grun, sin duda. Y esas barberías antañonas que también tienen su Historia, casi ejercían un efecto medicinal. Años difíciles para abrir un negocio y por lo que cuentas del buen Grun, para arriesgar una rasurada.

Un abrazo.

Troglo Jones dijo...

Saludos, Armando:

Gracias por la visita. Echamos de menos esas barberías, que están desapareciendo a marchas forzadas. Brun no te rasuraba muy bien, pero sus historias no tenían precio.

Otro abrazo.

Mr Blogger dijo...

¿El famoso Braun, el de las máquinas de afeitar? me da que no...

Troglo Jones dijo...

Je, je, más quisiera él, Mister. La verdad que pegaba, teniendo una barbería y eso.

Salud.