lunes, 13 de abril de 2009

Cuentos de los mandarines: los pergaminos motivadores

El mandarín Ku Ñao, la más noble de las estirpes, saboreaba su té con un generoso chorro de Ko-Ñac, o quizá su Ko-Ñac con una hojita de té, cuando apareció, una vez más, su inefable discípulo, Par Di Yo:


- Maestro, ¿puedo molestar a vuestra mandarinez?

- Par Di Yo, siempre que estoy relajado y en comunión con los dioses, apareces a dar la Bra-Sa. Eres como los tributos del Emperador, nunca fallas. ¿Qué se te ofrece, pepino asiático?

- Maestro, vuelvo a estar algo preocupado por la motivación de los honorables Ku-Rri-Tos. La moral del mandarinato está por los suelos...

- Lo cierto es que la moral de los honorables Ku-Rri-Tos me la So-Pla, Par Di Yo.

- Lo sé, Maestro, pero es que eso repercute en el trabajo y en los resultados.

- ¿Cómo? – gritó el mandarín Ku Ñao, arrojando la taza de té a la sesera de Par Di Yo, que la esquivó cual anguila escurridiza, acostumbrado ya a los prontos arrojadizos de su maestro - ¿Qué eso afecta a la pasta que gano? ¡Eso sí que no, camello agridulce! ¡Dime ahora mismo que les pasa, para que pueda tomar medidas!

- Maestro, están cansados de que su mandarinato no valore una sola de sus iniciativas, de estar estancados sin posibilidad de desarrollo, de que los más inútiles y Pe-Lo-Tas tengan poder, de tener sus magros sueldos congelados, de trabajar horas extras y no cobrarlas, de que se despida gente sin...

- ¡Ya basta, Par Di Yo, papagayo catastrófico! ¡Ya lo he cogido, no hace falta que me detalles todas las plagas del Imperio! Um, ¿qué hacer? Creo que esta vez tendremos que recurrir a los pergaminos motivadores.

- ¿Los pergaminos motivadores, Maestro?

- Así es, Par Di Yo. Abre ese baúl, y coge unos pergaminos que hay a la derecha.

- ¿Estos amarillentos, Maestro?

- ¡Deja de criticar, sabandija de primavera! Sí, estos son los pergaminos motivadores. En ellos, Par Di Yo, están contenidos los secretos de la motivación.

- Pero, Maestro, ahora que los veo, ¿no son estos los pergaminos donde se cuenta aquella extraña historia del mercado del pescado?

- Los mismos, Par Di Yo.

- ¿Y de ellos se podrán obtener las enseñanzas que nos lleven a superar esta situación, Maestro?

- Así lo espero, Par Di Yo.

- Bien, Maestro. Entonces, ¿cuál de las enseñanzas de los pergaminos motivadores podemos aplicar?

- ¿Aplicar? ¿Estás de broma, asno descastado? ¿Tú no sabes que la motivación es una cosa interna, Par Di Yo?

- Bueno, sí, Maestro, pero...

- Lo que vamos a hacer es darles los pergaminos a los honorables Ku-Rri-Tos, para que se los lean y así, se motivan ellos solitos.

- Pero, Maestro,...

- Sin peros, Par Di Yo, pelmazo de la pradera. Pero eso sí, no les des los originales, que son caros. Saca fotocopias de los pergaminos, y las repartes. Y hazlas reducidas, para que quepan dos por fotocopia, que hay que ahorrar. Esta es una política magnífica para la motivación porque, además de no necesitar ningún trabajo o esfuerzo mental por mi parte, tampoco necesita ninguna inversión, más que la de hacer unas asquerosas fotocopias. Es más, Par Di Yo, consigo transmitir sutilmente la idea de que los culpables de la falta de motivación en el mandarinato son los propios Ku-Rri-Tos. Y les endiño las fotocopias para que se las lean y espabilen, Co-ño.

- Ya, Maestro. El único problema de esta política suele ser que los empleados son desagradecidos y, en lugar de motivarse con las fotocopias lo que hacen es salir de estampida cual manada de yaks en celo, en busca de trabajos más motivadores, como picapedrero, por ejemplo.

- Eso ya queda en manos de los dioses, cenizo a las tres salsas. Pero, con la crisis que tenemos, dudo mucho que vayan a ningún sitio. ¡Ha-La, Par Di Yo, espabila! Y hazte una fotocopia para ti, que te veo cara de haba mustia. Ya verás como te motivas.

- Oigo y obedezco, Maestro.


Y así fue la cosa. Y, por supuesto, quedó recogido para la posteridad en verso, como debe ser:


Si más motivación quiero

dos cosas les debo dar:

un copazo de coñac

y un libro de pescaderos.


P.D: El amigo Par Di Yo se refiere a un librillo gurusesco de motivación que fue popularísimo, titulado “Fish”, y no es coña que hablaba de un mercado de pescado. Desde mi punto de vista, chorradilla bienintencionada, aunque algo se podía sacar. Este sucedido de las fotocopias motivadoras juro que es real como la vida misma, palabra por palabra. La realidad supera a la ficción.

8 comentarios:

Ralph dijo...

A mi hace unos días me hablaron de un mandarinato con una carpeta motivadora de Ku-rritos, y no tenía nada que ver con pescadería, eran Kurri-kulum de otros Ku-rritos a mansalva y por lo visto tenían el mismo efecto motivador.

Troglo Jones dijo...

Nos ha jodido, Ralph, je, je. Ahí sí que había un mandarín, un poco más tosco, pero igual de ¡piiii! Te digo yo que hace mucha falta que reviva Pancho Villa.

Abrazos.

Esther dijo...

Estoy de acuerdo en que la motivación nace de nuestro interior. Somos nosotros mismos los que debemos crearnos nuestras motivaciones. Es así como funciona el mundo.

Últimamente veo a muchos adolescentes sin ningún tipo de motivación. Van a lo fácil y a lo inmediato, y las motivaciones les dan lo mismo.

No hay nadie que pueda motivar a otro si ese otro no quiere estar motivado o no lucha lo suficiente.

Un abrazo.

Lienzo tierra dijo...

Pues a mí no me han motivado. No conozco el "Fish" ni nada que se le parezca. Yo motivación cero, por eso ando por aquí. Soy la ley del mínimo esfuerzo y si no, que espabilen.

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Esther, sí y no. Claro que nace de dentro, pero se debe fomentar o, al menos, no machacar. Claro que nadie puede motivarte si no quieres, el problema son los que quieren y no se les deja. Deben dársele vías para que salga. Siempre que uno quiera que la gente dé algo, claro. Si tú tienes una persona que continuamente presenta alternativas y nunca le escuchas siquiera, dejará de proponerlas. Por supuesto que buscará su motivación...en otra empresa, probablemente.

Mamen, tampoco es eso, je, je. Te entiendo, lo malo es que un excesivo "mínimo esfuerzo" te puede acabar también perjudicando a ti. Uno puede acabar convirtiéndose en un "funcionario" en el mal sentido de la palabra.

Abrazos.

Ralph dijo...

Mamen que hay que subir la produstividazzz de pais, como se nota que no ves los telediarios je je je.

Mr Blogger dijo...

Bah, fotocopias. Con ponerte un anuncio de cocacola...

Troglo Jones dijo...

Es que a los mandarines la cocacola no les va mucho, Mister, a no ser que sea con ron.

Saludos.