Cierta mañana, el mandarín Ku Ñao llegó a su despacho y llamó a su pupilo predilecto, Par Di Yo:
- ¡Par Di Yo! Deslízate cual serpiente veloz hasta mi despacho. Y tráeme un té con galletitas.
- ¡Sus deseos son órdenes, Maestro!
Mientras Ku Ñao bebía con delectación su té, al que había añadido un generoso chorrito de sake sin que lo viera Par Di Yo, preguntó a su acólito:
- Dime, Par Di Yo, ¿cómo están los ánimos entre los desgra…, entre los trabajadores del mandarinato?
- La verdad es, Maestro, que no están demasiado animados. Hay bastantes quejas por la carga de trabajo, y no hay mucho compromiso con la compañía. Me temo que bastantes de ellos están pensando irse a trabajar a otro lugar.
- ¡Ratas desagradecidas! Les das trabajo y un sueldo suficiente para no morirse de hambre, y así te lo pagan. La iniquidad humana no tiene límites, Par Di Yo. ¡Recuérdalo!
- Sí, Maestro, el trabajador es desagradecido por naturaleza.
- Así es. Pero todo tiene arreglo. He tenido una idea genial para devolver la motivación a esta colección de bueyes descerebrados, y que vayan a trabajar con alegría en el corazón y música en el alma. ¡Je, je, je! He inventado la pirámide invertida.
- Pero, Maestro, ¿es posible?
- Todo es posible para un mandarín, Par Di Yo. Han iluminado mi mente los escritos del gran Gu-Rú.
- Maestro, no me digáis que os creéis lo que dice Gu-Rú, si es una sarta de necedades, que…bueno, o quizá es que yo no lo he entendido bien – dijo Par Di Yo al ver que la cara del mandarín Ku Ñao iba arrugándose peligrosamente.
- Par Di Yo, un día voy a perder mi celestial paciencia y vas a aparecer en el I Nem.
- ¡Maestro, piedad, perdonad a esta rata miserable! – dijo arrodillándose Par Di Yo al oír mencionar el nefasto nombre del I Nem, tabú para los trabajadores de cualquier mandarinato.
- ¡Calla! Y deja de temblar cuál hoja de loto. Tráeme ahora mismo el OrGa-NiGra-Ma, despreciable patán.
- ¡Al instante, Maestro!
Par Di Yo regresó transportando un gran cuadro, en el que se representaba una pirámide. En la cúspide de esa pirámide aparecía la cara del Emperador. Justo por debajo aparecían los retratos de los mandarines más ilustres. Según se iba descendiendo por la pirámide, aparecían rostros de funcionarios de menor rango, hasta llegar a la amplia base de la misma, donde se acumulaban los trabajadores de menor nivel.
- Bien, Par Di Yo- dijo Ku Ñao – supongo que, a pesar de ser un despreciable ignorante, estás familiarizado con este OrGa-NiGra-Ma.
- ¡Por supuesto, Maestro! Recoge, en forma de pirámide, la estructura de la empresa, de arriba abajo.
- Bien. Ahora reúneme en el Salón de Ceremonias a todos los chupa…a todos los trabajadores. Les voy a meter una charla motivadora que ni con siete pipas de opio.
- ¿Ahora, Maestro?
- ¿Osas replicarme, Par Di Yo? ¡Vuela!
- ¡A la orden, Maestro!
Las órdenes de Ku Ñao fueron cumplidas a rajatabla, y los funcionarios del mandarinato fueron reunidos en el Salón de Ceremonias. Estaban expectantes ante las noticias que podrían darles. Entonces, apareció en el escenario del Salón la imponente figura de Ku Ñao, seguido por Par Di Yo, que transportaba el OrGa-NiGra-Ma. Colocó este sobre un atril, de forma que pudiera ser visto por todos.
- ¡Os saludo, honorables trabajadores!- tronó la voz de Ku Ñao.
- ¡Que las bendiciones caigan sobre tu cabeza! – contestaron todos los trabajadores a coro.
- Hijos míos, os he reunido aquí para haceros conscientes de lo importantes que sois para este mandarinato. Muchos de vosotros pensaréis que vuestro trabajo no es importante, que sólo sois una parte insignificante de un inmenso engranaje, un simple ladrillo en la Gran Muralla. Pero no es así. ¡Vuestro trabajo es de la más grande importancia!
Los funcionarios bullían inquietos, esperando las grandes revelaciones de Ku Ñao.
- Observad el OrGa-NiGra-Ma. Todos lo conocéis. El Emperador está en la cúspide de la pirámide, y vosotros abajo. ¡Pues bien, no es así!- berreó Ku Ñao.
- ¡Oh!
- ¡Uh!
- ¡Ah!
El asombro de los funcionarios era palpable ante las atrevidas palabras de Ku Ñao. El mandarín preguntó entonces:
- Decidme, ¡oh, funcionarios! ¿Cuál es la razón de ser de esta empresa?
- ¿El dinero? – apuntó el funcionario Jo Don.
- ¡Cretino miserable! – dijo furioso Ku Ñao- ¡Los CLIENTES! ¡Ellos son nuestra razón de ser, lo más importante! ¿Y dónde están los clientes?
- ¿Con la competencia? – volvió a intervenir Jo Don.
- ¡Descerebrado abyecto! ¡Están AQUÍ! – Y Ku Ñao señaló un punto por debajo de la base de la pirámide- ¡Sois vosotros los que atendéis directamente a los clientes! Y, si los clientes son lo más valioso, lo más importante, entonces…
Y Ku Ñao, con un grácil movimiento de muñeca, dio la vuelta al OrGa-NiGra-Ma, quedando la ancha base en la parte superior y la cúspide en la inferior.
- ¡Oh!
- ¡Uh!
- ¡Ah!
Dijeron los funcionarios.
- …entonces – continuó Ku Ñao - ¡Vosotros sois los más importantes de la empresa! ¿Lo entendéis, hijos míos? Vosotros sois los que aseguráis la supervivencia de este mandarinato, los verdaderamente importantes. Todos los demás, desde los mandarines hasta el Emperador, están aquí únicamente para ayudaros en vuestra sagrada misión, a vuestro servicio. ¡Esta es la verdadera forma de mirar el OrGa-NiGra-Ma!
¡El murmullo en las filas de los funcionarios era cada vez mayor! ¡Las palabras de Ku Ñao habían despertado gran excitación! El mandarín empezaba a felicitarse por el éxito que iba a tener su charla motivadora cuando pidió la palabra el funcionario Bo Ka Za.
- Maestro,…
- Dime, hijo mío.
- ¿Nosotros estamos, entonces, en la parte más alta de la pirámide?
- Esta es la verdad, Bo Ka Za.
- Entonces hay algo que se me escapa, Maestro – dijo Bo Ka Za, rascándose la cabeza.
- ¿Qué es ello, hijo mío’
- ¿Por qué, entonces, los que estamos en la parte más alta de la pirámide somos los que menos cobramos?
El mandarín Ku Ñao se quedó paralizado como si hubiera sido alcanzado por un rayo. Y sólo acertó a contestar:
- ¡Eh! ¡Uh! ¡Oh!
Y se desató un gran revuelo en el Salón de Ceremonias. Una carcajada, estruendosa cual eructo de dragón, retumbó por la estancia.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua! ¡Muy bueno, Bo Ka Za! ¡Ahí le has dao!
El funcionario Ka Chon Do pidió la palabra y dijo:
- Como yo soy el último mono en esta empresa debo estar en el punto más alto del organigrama. Creo que lo justo es que se me traiga en palanquín al trabajo.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua! – se descojonaron los funcionarios.
Revuelo general. Par Di Yo no pudo reprimir más tiempo una carcajada, que rogó a los cielos no hubiera sido escuchada por Ku Ñao.
- Como yo hago el trabajo de nivel más ínfimo y, por tanto, el más importante- dijo Be Ka Rio – creo que lo justo es que reciba tres concubinas más.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua!
- Ya que está a nuestro servicio, ¿alguien puede avisar al Emperador de que me traiga un Ku Ba Ta Tres Delicias? Es para atender al cliente más motivado aún – soltó Jo Don.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua! ¡Ji, ji, ji! – los funcionarios se retorcían por el suelo de risa ante esta tremenda irreverencia.
- ¡BASTA! – dijo Ku Ñao, con la cara desfigurada por la ira. Al tiempo, aplicó una certera patada de kung fu al OrGa-NiGra-Ma, devolviéndolo a su posición original, con la cúspide en la parte superior - ¡Pedazos de asno, no entendéis nada, no estáis preparados para la gestión moderna! ¿Así pagáis mis intentos de motivaros? ¡Pues a seguir como antes! ¿Estáis contentos?
- Quizá sea lo mejor, Maestro – se oyó una voz entre las filas de funcionarios.
- Sí, podemos pasar que nos exploten, pero que también nos bacilen con pirámides invertidas es un poco excesivo – dijo otra.
Ku Ñao no pudo reprimirse y lanzó una antigua maldición manchú:
- ¡KaGon To Do! ¡Todo el mundo a trabajar, la reunión ha terminado!
Los funcionarios desfilaron rápidamente, escuchándose aún alguna risilla. Cuando el Salón de Ceremonias se hubo vaciado, dijo Ku Ñao:
- ¿Tú has visto, Par Di Yo? Con estas bestias no se puede hacer nada. No tienen espíritu, ni entienden la nueva gestión. Es echar margaritas a los cerdos. ¿A dónde vamos con esta juventud?
- Verdaderamente, Maestro, no aprecian los esfuerzos que se hacen por ellos.
- ¡Exacto, Par Di Yo! En fin, lo mejor es que me eche una siesta para serenarme, y recuperarme del contacto con estos animales. ¡Y quita de mi vista esa pirámide!
- A la orden, Maestro.
Y así la pirámide volvió a ser lo que nunca había dejado de ser. Y los escribas dejaron constancia de este suceso en los versos de rigor:
- ¡Par Di Yo! Deslízate cual serpiente veloz hasta mi despacho. Y tráeme un té con galletitas.
- ¡Sus deseos son órdenes, Maestro!
Mientras Ku Ñao bebía con delectación su té, al que había añadido un generoso chorrito de sake sin que lo viera Par Di Yo, preguntó a su acólito:
- Dime, Par Di Yo, ¿cómo están los ánimos entre los desgra…, entre los trabajadores del mandarinato?
- La verdad es, Maestro, que no están demasiado animados. Hay bastantes quejas por la carga de trabajo, y no hay mucho compromiso con la compañía. Me temo que bastantes de ellos están pensando irse a trabajar a otro lugar.
- ¡Ratas desagradecidas! Les das trabajo y un sueldo suficiente para no morirse de hambre, y así te lo pagan. La iniquidad humana no tiene límites, Par Di Yo. ¡Recuérdalo!
- Sí, Maestro, el trabajador es desagradecido por naturaleza.
- Así es. Pero todo tiene arreglo. He tenido una idea genial para devolver la motivación a esta colección de bueyes descerebrados, y que vayan a trabajar con alegría en el corazón y música en el alma. ¡Je, je, je! He inventado la pirámide invertida.
- Pero, Maestro, ¿es posible?
- Todo es posible para un mandarín, Par Di Yo. Han iluminado mi mente los escritos del gran Gu-Rú.
- Maestro, no me digáis que os creéis lo que dice Gu-Rú, si es una sarta de necedades, que…bueno, o quizá es que yo no lo he entendido bien – dijo Par Di Yo al ver que la cara del mandarín Ku Ñao iba arrugándose peligrosamente.
- Par Di Yo, un día voy a perder mi celestial paciencia y vas a aparecer en el I Nem.
- ¡Maestro, piedad, perdonad a esta rata miserable! – dijo arrodillándose Par Di Yo al oír mencionar el nefasto nombre del I Nem, tabú para los trabajadores de cualquier mandarinato.
- ¡Calla! Y deja de temblar cuál hoja de loto. Tráeme ahora mismo el OrGa-NiGra-Ma, despreciable patán.
- ¡Al instante, Maestro!
Par Di Yo regresó transportando un gran cuadro, en el que se representaba una pirámide. En la cúspide de esa pirámide aparecía la cara del Emperador. Justo por debajo aparecían los retratos de los mandarines más ilustres. Según se iba descendiendo por la pirámide, aparecían rostros de funcionarios de menor rango, hasta llegar a la amplia base de la misma, donde se acumulaban los trabajadores de menor nivel.
- Bien, Par Di Yo- dijo Ku Ñao – supongo que, a pesar de ser un despreciable ignorante, estás familiarizado con este OrGa-NiGra-Ma.
- ¡Por supuesto, Maestro! Recoge, en forma de pirámide, la estructura de la empresa, de arriba abajo.
- Bien. Ahora reúneme en el Salón de Ceremonias a todos los chupa…a todos los trabajadores. Les voy a meter una charla motivadora que ni con siete pipas de opio.
- ¿Ahora, Maestro?
- ¿Osas replicarme, Par Di Yo? ¡Vuela!
- ¡A la orden, Maestro!
Las órdenes de Ku Ñao fueron cumplidas a rajatabla, y los funcionarios del mandarinato fueron reunidos en el Salón de Ceremonias. Estaban expectantes ante las noticias que podrían darles. Entonces, apareció en el escenario del Salón la imponente figura de Ku Ñao, seguido por Par Di Yo, que transportaba el OrGa-NiGra-Ma. Colocó este sobre un atril, de forma que pudiera ser visto por todos.
- ¡Os saludo, honorables trabajadores!- tronó la voz de Ku Ñao.
- ¡Que las bendiciones caigan sobre tu cabeza! – contestaron todos los trabajadores a coro.
- Hijos míos, os he reunido aquí para haceros conscientes de lo importantes que sois para este mandarinato. Muchos de vosotros pensaréis que vuestro trabajo no es importante, que sólo sois una parte insignificante de un inmenso engranaje, un simple ladrillo en la Gran Muralla. Pero no es así. ¡Vuestro trabajo es de la más grande importancia!
Los funcionarios bullían inquietos, esperando las grandes revelaciones de Ku Ñao.
- Observad el OrGa-NiGra-Ma. Todos lo conocéis. El Emperador está en la cúspide de la pirámide, y vosotros abajo. ¡Pues bien, no es así!- berreó Ku Ñao.
- ¡Oh!
- ¡Uh!
- ¡Ah!
El asombro de los funcionarios era palpable ante las atrevidas palabras de Ku Ñao. El mandarín preguntó entonces:
- Decidme, ¡oh, funcionarios! ¿Cuál es la razón de ser de esta empresa?
- ¿El dinero? – apuntó el funcionario Jo Don.
- ¡Cretino miserable! – dijo furioso Ku Ñao- ¡Los CLIENTES! ¡Ellos son nuestra razón de ser, lo más importante! ¿Y dónde están los clientes?
- ¿Con la competencia? – volvió a intervenir Jo Don.
- ¡Descerebrado abyecto! ¡Están AQUÍ! – Y Ku Ñao señaló un punto por debajo de la base de la pirámide- ¡Sois vosotros los que atendéis directamente a los clientes! Y, si los clientes son lo más valioso, lo más importante, entonces…
Y Ku Ñao, con un grácil movimiento de muñeca, dio la vuelta al OrGa-NiGra-Ma, quedando la ancha base en la parte superior y la cúspide en la inferior.
- ¡Oh!
- ¡Uh!
- ¡Ah!
Dijeron los funcionarios.
- …entonces – continuó Ku Ñao - ¡Vosotros sois los más importantes de la empresa! ¿Lo entendéis, hijos míos? Vosotros sois los que aseguráis la supervivencia de este mandarinato, los verdaderamente importantes. Todos los demás, desde los mandarines hasta el Emperador, están aquí únicamente para ayudaros en vuestra sagrada misión, a vuestro servicio. ¡Esta es la verdadera forma de mirar el OrGa-NiGra-Ma!
¡El murmullo en las filas de los funcionarios era cada vez mayor! ¡Las palabras de Ku Ñao habían despertado gran excitación! El mandarín empezaba a felicitarse por el éxito que iba a tener su charla motivadora cuando pidió la palabra el funcionario Bo Ka Za.
- Maestro,…
- Dime, hijo mío.
- ¿Nosotros estamos, entonces, en la parte más alta de la pirámide?
- Esta es la verdad, Bo Ka Za.
- Entonces hay algo que se me escapa, Maestro – dijo Bo Ka Za, rascándose la cabeza.
- ¿Qué es ello, hijo mío’
- ¿Por qué, entonces, los que estamos en la parte más alta de la pirámide somos los que menos cobramos?
El mandarín Ku Ñao se quedó paralizado como si hubiera sido alcanzado por un rayo. Y sólo acertó a contestar:
- ¡Eh! ¡Uh! ¡Oh!
Y se desató un gran revuelo en el Salón de Ceremonias. Una carcajada, estruendosa cual eructo de dragón, retumbó por la estancia.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua! ¡Muy bueno, Bo Ka Za! ¡Ahí le has dao!
El funcionario Ka Chon Do pidió la palabra y dijo:
- Como yo soy el último mono en esta empresa debo estar en el punto más alto del organigrama. Creo que lo justo es que se me traiga en palanquín al trabajo.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua! – se descojonaron los funcionarios.
Revuelo general. Par Di Yo no pudo reprimir más tiempo una carcajada, que rogó a los cielos no hubiera sido escuchada por Ku Ñao.
- Como yo hago el trabajo de nivel más ínfimo y, por tanto, el más importante- dijo Be Ka Rio – creo que lo justo es que reciba tres concubinas más.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua!
- Ya que está a nuestro servicio, ¿alguien puede avisar al Emperador de que me traiga un Ku Ba Ta Tres Delicias? Es para atender al cliente más motivado aún – soltó Jo Don.
- ¡Jo, jo, jo! ¡Jua, jua, jua! ¡Ji, ji, ji! – los funcionarios se retorcían por el suelo de risa ante esta tremenda irreverencia.
- ¡BASTA! – dijo Ku Ñao, con la cara desfigurada por la ira. Al tiempo, aplicó una certera patada de kung fu al OrGa-NiGra-Ma, devolviéndolo a su posición original, con la cúspide en la parte superior - ¡Pedazos de asno, no entendéis nada, no estáis preparados para la gestión moderna! ¿Así pagáis mis intentos de motivaros? ¡Pues a seguir como antes! ¿Estáis contentos?
- Quizá sea lo mejor, Maestro – se oyó una voz entre las filas de funcionarios.
- Sí, podemos pasar que nos exploten, pero que también nos bacilen con pirámides invertidas es un poco excesivo – dijo otra.
Ku Ñao no pudo reprimirse y lanzó una antigua maldición manchú:
- ¡KaGon To Do! ¡Todo el mundo a trabajar, la reunión ha terminado!
Los funcionarios desfilaron rápidamente, escuchándose aún alguna risilla. Cuando el Salón de Ceremonias se hubo vaciado, dijo Ku Ñao:
- ¿Tú has visto, Par Di Yo? Con estas bestias no se puede hacer nada. No tienen espíritu, ni entienden la nueva gestión. Es echar margaritas a los cerdos. ¿A dónde vamos con esta juventud?
- Verdaderamente, Maestro, no aprecian los esfuerzos que se hacen por ellos.
- ¡Exacto, Par Di Yo! En fin, lo mejor es que me eche una siesta para serenarme, y recuperarme del contacto con estos animales. ¡Y quita de mi vista esa pirámide!
- A la orden, Maestro.
Y así la pirámide volvió a ser lo que nunca había dejado de ser. Y los escribas dejaron constancia de este suceso en los versos de rigor:
Ten cuidado con soltar
muy grandes gilipolleces
porque las más de las veces
te las tendrás que tragar.
Porque que la gente trague
nunca ha querido decir
que si además les bacilas
lo vayan a consentir
muy grandes gilipolleces
porque las más de las veces
te las tendrás que tragar.
Porque que la gente trague
nunca ha querido decir
que si además les bacilas
lo vayan a consentir
10 comentarios:
Muy bueno, como tus otros cuentos del mandarinato.
Gracias por la recomendación de leer a Guy Debord. ¡Uff! tengo mil libros pendientes de leer y no tengo tiempo de leerlos. Ahora me estoy leyendo "Crimen y Castigo" de Dostoievski y sinceramente algunos trozos se me hacen algo pesados...puf. Menos mal que me queda poquito.
¡Ah! una pequeña corrección ortográfica...vacilar es con V,jajaja. Pero no te preocupes que yo también meto la "gamba" bastante. ¡¡Un Saludo!! ;-)
Este cuento me ha gustado especialmente. Y es más real que la vida misma. Te animo a seguir con tus relatos filosóficos, son el pan nuestro de cada día.
Un abrazo!!
Esther
Hola, Mamen. Parece que te has convertido en visitante asidua. Encantado de leerte de nuevo. Muchas gracias por tus comentarios.
Ojo, Mamen, que sé que es con V, pero yo siempre pongo "bacilar" con B cuando me refiero a cachondearse de alguien, para distinguirlo del otro "vacilar". Es que soy bastante macarra. Ten cuidado con Guy Debord, que es un autor complicadillo, y además está como una cabra. En Internet puedes bajarte alguna cosa suya (http://sindominio.net/ash/espect.htm, por ejemplo).
Yo leo mogollón, y tomé la determinación de que, cuando un libro no me gusta, lo dejo. Hay demasiado que leer y demasiado poco tiempo. Y me da igual que sea Shakespeare.
Gracias de nuevo por tus visitas. Nos seguimos viendo.
Hola, amiga Esther:
Encantado de recibirte de nuevo, y de que te gusten las fechorías de los mandarines. No te preocupes, les quedan muchas, desgraciadamente.
Te debo una visita. Un abrazo
Ok, me pasé de listilla. Es tu blog, escríbelo como quieras, jaja. Aunque a mí me sigue sonando mejor con V, que en definitiva es más o menos el mismo significado que cuando te cachondeas de alguien (titubear, oscilar...). Lo de bacilo me suena a bacteria ;-) Perdona, que se me encendía la lucecita de emergencia roja en la cabeza y no hacía más que parpadearme y al final te lo tuve que decir cuando lo leí. Me pongo bastante pedante a veces con el tema ortográfico, me pasa lo mismo en otros blogs y mira que me intento controlar y no abrir la boca, pero me supera, jaja. ¡Lo sientoooo!
Gracias por la página, voy a echarle un vistazo. Te seguiré leyendo. Un saludo.
Bueno, amigos, sin vacilaros, vacilar es con V con cualquiera de sus significados, como bien apunta Mamen.
Lo que pasa es que troglo jones compara a los "bacilones" con macarras, es decir, grandes bacilos, microbios gigantes, no? ja ja ja ja Es una broma!
Saludos!!!
Oye, lo siento, que no me ha molestado ni nada. Por supuesto, podéis decir lo que queráis, no es sólo mi blog, también es del que lo lee. Nada de listilla ni pedante, soy yo el que me he explicado fatal. Y, a partir de ahora, siempre con V.
Gracias, y un abrazo a las dos.
No, si a mí tampoco! Vale, se acabó el debate, jajaja.
El problema es que ahora tengo otra vez la lucecita roja parpadeando. Un amigo escribió en otro blog absorVer, ufff, yo tengo un problema con esto ¿eh?. Estoy aquí mordiéndome las uñas por no decírselo, jajaja.
Un beso chicos, nos vemos ;-).
Hola, de nuevo. Este es un comentario para Mamen. Qué risa! A mi me pasa como a ti y con las faltas de ortografía y gramática, y los blogs y los emails. Siempre encuentro algún error (y seguro que también lo cometo, y eso me da pánico). Acabo de entrar en tu blog de Mi Azul de Mar... y he encontrado algo incorrecto... en A Dios rogando y... je je je Después de interrogación no se pone punto nunca pues el punto de la interrogación "sirve" como punto. Mucha gente no lo sabe y es muy fácil ver un punto después de cerrar una interrogación.
Esto es un comentario divertido! Que no cunda el pánico! (Tampoco después del signo de afirmación se pone punto). Por cierto, le voy a dedicar tiempo a tu blog Mi azul... y te haré algún comentario. Parece interesante!
Un abrazo a los dos!
Eso, dame de mi propia medicina, jajaja. Siempre he tenido dudas con las puntuaciones. Es bueno saberlo, desde hoy no las pondré. Si ves algo más me lo dices. También tengo dudas con los puntos suspensivos y con los dos puntos.¡Lo pongo todo donde me parece!
Ya he curioseado tu blog, y lo haré más detenidamente.
¡¡¡Saludos!!!! (ya sé que no se ponen tantas exclamaciones pero es para darle más énfasis, jaja) ;-).
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