lunes, 2 de marzo de 2009

Cuentos de los mandarines: los imbéciles heredarán la tierra

El mandarín Ku Ñao quemaba incienso en su celestial despacho y practicaba su tabla de Tai Chi antistress, cuando asomó su calva y coletuda cabeza su discípulo, Par Di Yo:


- Saludos, Maestro. Vuestro humilde siervo os trae buenas noticias.

- ¡Ah, Par Di Yo, oruga de la seda! ¿Qué nuevas son esas?

- El Emperador ha concedido ayudas en oro a nuestra empresa para paliar la crisis terrible.

- Magnífico, Par Di Yo, de este modo podremos continuar haciendo gil-i-po..., digo, sirviendo a la sociedad.

- Maestro, debo confesar que estoy sorprendido por los acontecimientos.

- ¿Qué es lo que abruma tu indolente sesera, ternero lechal?

- Maestro, nuestra empresa ha hecho durante estos años una cantidad de burradas dignas de un buey comedor de lotos alucinógenos. Hemos hecho inversiones en sueños de dragón, financiado chozas a precio de palacios, y especulado con nubes de incienso.

- Así es, Par Di Yo, ganso zancudo. Las buenas rachas, hay que aprovecharlas.

- Sin embargo, Maestro, algunos competidores nuestros han obrado de otra manera. Han sido prudentes, no han especulado, y han evitado los Pe-Lo Ta-Zos, manteniendo a su empresa en una posición sólida.

- Sí, ¡bah!, esos sabios de vía estrecha.

- Sin embargo, Maestro, ahora debería de ser su momento. Ahora sus empresas son sólidas, y pueden aprovecharse de que muchas empresas incompetentes hicieron disparates para hacerse con ellas y con su mercado. ¿No sería lo justo, Maestro, y la ley del mercado, que los más sabios reciban su recompensa? Sin embargo, el Emperador no permite que esto suceda y ¡ayuda a los que obraron mal! Confieso mi ignorancia, Maestro, pero se me escapa la insondable justicia de nuestro amado Emperador.

- ¡Oh, Par Di Yo, alma de flan chino! Y, sin embargo, siempre ha sido así. Si tu mandarinato es lo suficientemente grande, ¿para qué molestarte en hacer bien las cosas? Haz todas las burradas que puedas porque, si sale mal, tendrán tanto miedo a dejarte caer que quitaran el pan de la boca al pueblo para cubrir de oro a los imbéciles, y que así puedan seguir haciendo desmanes. Esta es, en realidad, la ley del mercado, Par Di Yo.

- Pero, Maestro, si esta es la ley, ¿qué aliciente tienen las empresas para hacer las cosas como manda Confucio?

- Ninguno, por supuesto, batracio asilvestrado.

- Pero, Maestro, si todo el mundo siguiera esa misma filosofía,...¡glubs! ¡El universo colapsaría!

- Tranquilo, Par Di Yo, eso no debe preocuparte. Siempre habrá Prin-Gaos que lleven el peso del mundo y hagan las cosas bien mientras los demás nos aprovechamos. Bueno, eso espero, porque si no...¡glubs! ¡Par Di Yo, camarón de río, trae ahora mismo el libro de plegarias, que tenemos mucho que rezar a los dioses!

- Oigo y obedezco, Maestro.


Y esto fue lo que hablaron el mandarín Ku Ñao y su discípulo, Par Di Yo. Y quedo recogido en un sabio proverbio:


¿A qué esforzarse, pa-tán,

si, cuando metes la pata

el Imperio monta un “Plan”

al pueblo quita el dinero

a ti te cubre de plata

y a disfrutar, compañero?

11 comentarios:

Félix Amador dijo...

Real como la vida misma. Tu loro sabe dónde dar picotazos.

Doctor Krapp dijo...

A lo mejor Par Di Yo no es tan pardillo al hacer públicas las enseñanzas del mandarín. Quizás pretenda que los Prin-Gaos las lean, lo vean como su lider natural y finalmente él mismo pudea acceder el poder y seguir fielmente las enseñanzas del maestro.

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Sí, Félix, increible, pero cierto. El manta y el sinvergüenza son recompensados, mientras el competente y honesto es castigado. Alicia a través del espejo. Y recuerdos del loro.

Doctor, qué maquiavélico te veo, je, je. Par Di Yo tiene también la humilde intención de que los Prin-Gaos vean el mundo como es. Y, a ser posible, que reaccionen.

Abrazos.

Esther dijo...

Bueno, bueno, sin pasarse, no crees? Eso de que "El manta y el sinvergüenza son recompensados"... je je je yo creo que a la larga no funciona, o sí?

Muchos Prin-Gaos también son "mantas", no?

je je je Ya sabes que me gusta polemizar, amigo.

Besotes y buena historia.

Lienzo tierra dijo...

Qué bien dicho todo.

Pero ésto no tiene solución, los pringaos son demasiado pringaos como para reaccionar.

Tendrías que publicar un libro con tus historias, todas; las de los mandarines y las de jazz. Seguro te lo compraban. ;-)

http://www.editorialcirculorojo.com/1.html

Troglo Jones dijo...

Jelou, Esther. Pues no sé si a la larga, pero ahora les está funcionando. Y siempre, que yo recuerde. Piensa en el fútbol, por ejemplo. Durante décadas han hecho gestiones desastrosas, por no decir delictivas en algunos casos. Pues, de vez en cuando, plan de saneamiento a costa de todos. ¿Por qué? ¿No debería responsabilizarse de lo que hizo? Pero se aprovecha de que no dejarán que un club de fútbol emblemático desaparezca, habría una revolución.

AIG, HSBC,...¿cómo lo han hecho para perder tales millonadas? Pues ahora, al rescate, a costa de todos. Y, al que lo hizo bien y mantiene su empresa en buena posición, se le tiene que quedar cara de estúpido. Creo que esto es premiar al malo, y castigar al bueno, a eso me refería.

Y mantas, los hay en todas partes, je, je.

Beso.

Troglo Jones dijo...

Mamen, te has escapao cuando estaba contestando a Esther. Ay, tenemos que buscar una solución, y yo creo que es más fácil, bueno, fácil no, que está más cerca de lo que creemos.

Je, je, voy a ver si me meto en el negocio editorial. Gracias por los ánimos y el enlace, le daré un vistazo.

Un abrazo.

Ralph dijo...

Sabes cual es el problema de los Prin-Gaos, que no saben distinguir el trigo de la paja y en vez de romper el circulo vicioso del Mandarinato cogen al Par Di Yo y le rompen la crisma.

Troglo Jones dijo...

Pues sí, Ralph, y seguimos dando vueltas en ese círculo, y tragando y creyendo cosas raras. Se impone un cubata.

Abrazos.

Mr Blogger dijo...

Estoooo yo me gasté los ahorrillos tontamente en inversiones espúreas en lugar de ahorrar... ¿a mi no me cae nada?

Troglo Jones dijo...

No, Mr.Blogger, porque no eres lo bastante grande para que tu caida preocupe. Si fueran miles de millones, ya sería otro cantar. Hay que hacer el tonto a lo grande, ya lo sabes para otra vez.

Salud, y gracias por venir.