martes, 31 de marzo de 2009

La enfermedad del siglo XXI

- ¿Se puede, doctor Yolando?

- ¡Ah, señor Peluche! Pase, pase. Siéntese, por favor.

- Bueno, doctor, supongo que tiene ya los resultados de mis análisis.

- Pues sí, señor Peluche. Lo lamento, pero creo que no tengo muy buenas noticias. Voy a tener que darle la baja.

- ¿Y eso, doctor?

- Verá, los resultados muestran la presencia de un alto nivel de gilipollez en su organismo. Gilipollez de tercer grado, para ser exactos.

- ¿Me está diciendo que soy gilipollas?

- Me temo que sí, señor Peluche. Es usted lo que llamamos un “gilipollas severo”.

- ¿Pero qué dice?

- Tranquilo, señor Peluche, no es para tanto. La gilipollez es una enfermedad muy extendida en estos tiempos, y rara vez es mortal, aunque es muy molesta, sobre todo para los demás. Por eso tengo que darle la baja, no puedo dejarle andar suelto por la oficina, podría ser peligroso. Además, la gilipollez es bastante contagiosa.

- ¡Esto no puede ser cierto! ¡Tiene que haber alguna solución!

- Bueno, señor Peluche, me temo que la gilipollez, en la mayoría de los casos, es una enfermedad crónica. Sólo se cura con un cambio de actitud o, en ocasiones, con una sarta de hostias, pero pocas veces es eficaz el remedio.

- ¡Esto es una pesadilla!

- No exagere, señor Peluche. La enfermedad es mucho peor para los que le rodean que para usted. Además, se puede llevar una vida normal siendo gilipollas. Sólo hay que reconducir la gilipollez para que no sea excesivamente peligrosa.

- ¿Usted cree, doctor Yolando?

- Pues claro que sí, hombre. Pero hay que actuar rápidamente. De momento, le voy a recetar un par de hostias, que le administraré aquí mismo.


¡ZAS! ¡ZAS!


- ¡Aayy! ¡Joder, qué daño!

- Vamos, señor Peluche, no sea chiquillo, si eso no es nada. Llévese esta receta, tiene que recibir un par de hostias antes de las comidas. ¿Entendido?

- Sí, doctor.

- Pues, hala. Mucho reposo en casa, procure leer algo y no se acerque a niños ni a mujeres embarazadas. Ánimo, hombre.

- Está bien, doctor Yolando. Gracias.

- Adios, señor Peluche. Y no se olvide de las hostias.


Pues esa noche, viendo la tele, el señor Peluche se enteró de que habían detenido al doctor Yolando. Resulta que el desalmado pretendía dar la baja a todos los gilipollas que encontrara en las empresas. Imagina, se quedarían semidesiertas. Además, esto se podría calificar de gilifobia, algo inaceptable. Así que, desde entonces, se practica la discriminación positiva con los gilipollas, procurando que ocupen puestos de responsabilidad. ¿A que lo de la crisis ya se entiende mejor?


P.D: No sé si se nota mucho que hoy he tenido una reunión de las gordas con mandarines empresariales.

15 comentarios:

Mr Blogger dijo...

Si, se nota que te reuniste con muchos que se dieron de hostias muchas semanas... son los que además de su enfermedad tienden a creer que el mundo que les rodea está contra ellos (con razón) y acumulan mala leche para soltarla por ahí...

Esther dijo...

Ánimo Troglo, que la vida es bella! Pásate por Kloster y verás lo que es bueno! Ponte a Ornette Coleman, hombre! Y disfruta que son dos días! Por cierto viene tu cantante favorita al ladito de casa, Patricia Barber, la semana que viene al Clamores. Y yo en Dénia. Vas a ir?

BESO.

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Bueno, Mister, también hay que reconocer que todos somos un poco gilipollas, o por lo menos yo, je, je. Yo creo que tengo la enfermedad bajo control, pero no es la opinión del loro.

Esther, jamás he dudado que la vida sea bella, ja, ja, si algo tengo yo claro, es eso. Lo paso bien, y las historietas me vienen al pelo para soltar bilis. ¿Ya estás en Denia? Si que empiezas pronto la Semana Santa. Pues lo mismo me acerco, que sí que está aquí al lado.

Abrazos varios.

Ralph dijo...

Troglo creo que te has equivocado en los grados de la gilipollez, yo creo que la escala adecuada es la que se utiliza para los terremotos, cuanto más dañino para los demás mayor grado en la escala je je je

Troglo Jones dijo...

Je, je, tienes razón, Ralph, hay que graduarlos en función de su peligrosidad, como a las setas.

Abrazos.

Esther dijo...

No estoy en Dénia, estoy aquí al lado de tu cada. Pero cuando actúe Patricia Barber que es el próximo viernes y sábado de la próxima semana santa, sí que estaré en Dénia. Por eso no sé qué hacer. Si ir o no ir a Dénia. Y es que Patricia me encanta. Y quiero hacerle fotos. Siempre puedo ir a Dénia y volver el sábado a Madrid para la actuación. No sé qué haré.

Troglo Jones dijo...

Je, je, lo tuyo sí que es pasión fotografiadora y jazzera. Pues a ver qué hacemos.

Abrazos.

Sebastián Mondéjar dijo...

¿Y qué pasa con los gilipuertas?

Ahora comprendo por qué no fue al concierto de Esperanza Spalding, Sr. Troglo. Se merece Vd. dos hostias.

Le acompaño en el presentimiento. Vayan también dos abrazos.

Sebastián Mondéjar dijo...

Si quiere y tiene un rato, pásese por mi blog literario. Últimamente es que no tengo tiempo para hacer post, y hay que aprovechar. Además, he contado una historia y he colgado una imagen que pueden hacerle gracia. ¡Y en el fondo tienen mucho jazz! Por cierto, ¡feliz Semana Santa!

Doctor Krapp dijo...

¿O sea que con la gilipollez no naces o te haces si no que la contraes?
Hummm Troglo, me dan ganas de decirte que me podría haberme dicho un comentarista de mi blog ¿Estás peleado con el mundo o solo con su mitad?

Troglo Jones dijo...

Saludos:

Pues sí, Sebastian, y es que no se puede ir a todos los conciertos. Qué le vamos a hacer. Me pasaré más detenidamente por ese blog literario aunque, en un vuelo rasante, el loro me ha dicho que has colgado una foto en la que pareces Fernando Fernán Gómez de jovencito. Eso no me lo pierdo. Feliz Semana Santa.

Doctor, hay de todo, gilipollez congénita, por contagio o degenerativa. Pero esto es más bien su especialidad (la enfermedad, digo, no la gilipollez). Tampoco quiero dar la impresión de estar peleado con el mundo (esto creo que ya lo dije en algún comentario, hace mucho), porque no es verdad. Sólo es que me resulta divertido cachondearme un poco.

Abrazos a los dos.

Lienzo tierra dijo...

Humm, qué placer ser el Doctor Yolando e ir repartiendo hostias a todo gilipollas que ande suelto.

Qué sabio eres Troglo, cuando sea mayor me quiero casar contigo y si no puede ser, pues con el loro.

Troglo Jones dijo...

Mamen, cuando seas mayor no, cuando todavia seas joven y estés de buen ver, je, je, je.

El loro es mejor partido, pero resulta un poco bajito.

Abrazos.

Félix Amador dijo...

Ha radiografiado usted la vida misma, Dr. Jones.

Me temo que, como siempre, ha dado en el clavo: la falta de ética, de lectura y el exceso de reguetón está provocando en la juventud una gilipollez galopante que va a traer muy malos resultados en el futuro.

Joder, qué pesimista.

Troglo Jones dijo...

Félix, ¿ves lo que te pasa por venir tan poco? Ahora tienes un montón de comentarios pendientes.

Puede ser pesimista, pero me temos que las cosas van por ahí. Algo hay que hacer, cada uno en la medida que pueda.

Salud.