miércoles, 30 de abril de 2008

Delirio 16: Be yourself, mistakes and all

Como hace tan buen tiempo y ya no estoy asquerosamente esclavizado, hoy me he ido a la Plaza del Teniente de Alcalde Pérez Pillado (no es vacilada, en Madrid hay una plaza que se llama así), y me he sentado en las escaleras a tomar el sol, como una lagartija cualquiera. ¿Os habéis fijado que pocas preocupaciones tienen las lagartijas? En estas meditaciones filosóficas estaba, al ladito de los castaños de indias en flor, cuando he oído que me chistaban:

- ¡Pssst! ¡Pssst!

Pero no he visto nada al mirar alrededor. ¿Quién será?

- ¡Pssst! ¡Pssst! ¡Caballero! ¡Estoy aquí!

¡Hum! Esa voz viene de los arbustos que tengo al lado. Hay alguien escondido, pero no le localizo bien.

- ¿No hay nadie por ahí? ¿Puedo salir? – ha dicho la voz.
- Salga, hombre, que no hay nadie. ¿Qué le pasa?

Y entonces ha salido de los arbustos un dragón, con muchas precauciones. Me he quedado un poco sorprendido, porque es un dragón de unos 20 metros, con alas, escamas y todo. Y ha cogido y se ha sentado a mi lado en las escaleras.

- Perdone que le importune, caballero, pero es que me siento tan sólo, y la gente es tan cruel con los marginados…Cuando le he visto a usted, me he dicho, ese caballero parece una persona con quien se puede hablar. No sabe cuanto le agradezco que no haya salido corriendo, señor.
- ¿Usted no es de por aquí, verdad?
- No, caballero, tiene usted razón, supongo que se me nota en el acento. Soy un emigrante de Bhután.
- Hombre, claro, “la tierra de los dragones del trueno”.
- Sí, ya veo que es usted un hombre instruido, caballero. Es un sitio muy hermoso, no se crea, lleno de montañas y tradiciones. Un poco atrasado, pero muy bello. Tenía que haberme quedado allí. Yo tenía un buen trabajo, ¿sabe?, estaba muy solicitado porque era muy bueno rugiendo de forma atronadora. ¿Quiere que le haga una demostración? ¡Todavía estoy en forma!
- Bueno, me encantará oírlo.

Y el amigo ha soltado un rugido que se han caído las flores de los castaños de indias y han empezado a sonar las alarmas de todos los coches. ¡Hasta la escalera ha retumbado!

- ¿Eh? ¿Qué le parece?
- ¡Estoy impresionado! ¿Y qué le ha traído hasta aquí desde Bhután?
- ¡Ay, señor, es una historia triste! Pero perdóneme, soy un mal educado, aún no me he presentado. Me llamo Juan-Juan.

Y me extiende una garra descomunal.

- Encantado, Juan-Juan, soy el siempre bien parecido Troglo Jones.
- ¿Troglo Jones? ¡Creía que era una leyenda!
- A mí me pasaba algo parecido con los dragones.
- Me alegra mucho conocerle, señor Jones. Como le decía, yo vivía bien en Bhután, sin lujos, pero a gusto. Pero un infausto día cayó en mis garras una revista occidental…
- ¡Vaya por dios!
- Me puse a leerla, y no daba crédito a lo que veía. ¡Coches fastuosos, mujeres hermosas, pantallas de plasma, teléfonos móviles,…! Me quedé hipnotizado, Sr. Jones, y quise tener todo aquello. ¿Por qué no podía yo tenerlo?
- ¿Y qué pasó?
- Yo pensé que era un dragón muy atractivo. Podía ganarme la vida en publicidad, hacer cine,…¡ya me veía rico y famoso! ¡Occidente estaba lleno de oportunidades para un dragón emprendedor! Así que me puse en camino, un ratito andando, y otro volando.
- Es un viaje largo.
- Mucho, la verdad. Los dragones volamos, pero trechos cortos porque, al ser tan grandes, nos cansamos mucho. Fue un viaje muy duro, pero tenía tanta ilusión que lo hice con alegría.
- ¿Y que pasó?
- Bueno, caballero, supongo que lo que a tanta gente. Cuando llegué aquí, me di cuenta de que las cosas no eran de color de rosa. Resulta que era más barato hacer un dragón por ordenador que utilizar uno de verdad, en las películas o la publicidad. Y lo cierto es que mi currículo era muy limitado.
- Ya veo.
- Desde entonces, señor, voy de mal en peor. Nadie quiere darme trabajo, los dragones no tenemos salida en el mercado occidental. Sólo me contrataron para incinerar basuras una vez, pero el olor me ponía tan enfermo que me daban arcadas. ¿Qué tiran ustedes a la basura? Volvería a Bhután, pero estoy muy cansado, y no tengo dinero para el viaje. ¿No tendrá usted alguna chapucilla que yo pueda hacer, caballero? Aunque sea calentarle el café, ya sé que no puedo competir con el microondas, pero…

Y mi pobre amigo el dragón agacha la cabeza, y una lagrimilla se desliza a lo largo de su enorme hocico.

- Juan-Juan – le digo – lo siento, pero no tengo trabajo para ti. Pero creo que la solución está más cerca de lo que tú crees.
- ¿Usted cree? ¿Cómo? – me pregunta mientras se le iluminan los ojillos.
- Mira, amigo, nuestro más grave error es que olvidamos nuestros valores, y olvidamos lo que somos. ¿Publicidad, cine? ¡Tú eres un dragón, hostias! ¿Qué es lo que sabe hacer un dragón?
- Pues yo…
- ¡Incendiar aldeas, raptar princesas, cargarse a caballeros! Mírame a los ojos, Juan-Juan, y dime que no es eso lo que quieres hacer.
- Yo,..- me dice, con los ojillos bajos.
- Uno no puede negar su vocación, amigo. No puede negar lo que es. Y eso es lo que te pasa a ti, que has querido ser lo que no eres. Te has dejado deslumbrar por el oropel, y has olvidado tu esencia. ¡Recupera tu dragonez! Tienes que hacer aquello para lo que has nacido.
- Sí. ¡Sí! ¡Tiene razón, caballero, qué coño! – dice, mientras se yergue en toda su estatura - ¡Soy un dragón! – suelta, con un vozarrón que se habrá oído en Pamplona. - ¡Sí, sí, ahora lo veo claro! ¡Me traicioné a mi mismo, a lo que soy, por dinero! ¿Y yo para qué quiero dinero, siendo un dragón? ¡Señor Jones! – me dice, llorando a moco tendido - ¡No sé cómo darle las gracias!
- Bueno, hombre, bueno, no hay para tanto. Sé tú mismo, y ya está.
- Gracias, señor, siempre tendrá un lugar en mi corazón. ¡Voy a recuperar mi identidad!

Y ahí le he dejado, en la calle Cea Bermúdez, incendiando los edificios, aplastando coches y peatones, y comiéndose niños. Alguno pensaréis que no le he dado un consejo tan bueno, sobre todo por la masacre que está organizando y eso, pero ¡se le veía tan feliz a la criaturita! Y es que no hay como hacer lo que a uno le gusta.

martes, 29 de abril de 2008

Cuatro deseos

En esto iba un día Jimmy Giuffré por la calle. Andaba un poco deprimido, porque todos tenemos malos días. Y, de repente, se encontró tirada en el suelo una botella de whisky de garrafón. La cogió, para que nadie se tropezase con ella, y se dio cuenta de que había algo dentro. Así que destapó la botella, que llevaba un corcho y, ante su asombro, salió de la misma un genio, que tenía por cierto forma de loro y llevaba turbante:

- ¿Qué pasa, Jimmy? – dijo el genio – Soy el genio Puto Bocazas. Gracias por sacarme de la botella, me metí para beberme el whisky y algún graciosillo la tapó, ¡grrrr!. Ya sabes que, por haberme sacado, el sindicato me exige que te conceda tres deseos, pero como estoy de oferta, te voy a dar cuatro.
- ¿Y puedo pedir lo que quiera? – dijo, tontamente, Jimmy Giuffré.
- Tú pide por esa boca, resalao – le dijo el genio.
- Pues quiero tener toneladas de pasta.
- Vale – aceptó el genio.
- Y quiero ligar como un loco.
- Perfecto – dijo de nuevo el genio en forma de loro.
- Además, quiero ser poderoso que te pasas.
- Ok – dijo de nuevo el genio.
- Y, por último - dijo Jimmy Giuffré – quiero escribir una canción que se recuerde siempre.
- Pues listo, ya tenemos cuatro. Aquí tienes – dijo el lorigenio sacándose un sobre de debajo del ala – en este sobre van tus cuatro deseos. Ahora me piro, que tengo la ropa en la lavadora. A seguir bien, Jimmy.

Jimmy Giuffré abrió el sobre con manos temblorosas de emoción, y entonces comprendió que el loro era un fullero de impresión, pues esto era lo que ponía en el papel que había dentro:

“Jimmy, capullo, si yo pudiera conceder riquezas a tutiplén, y poder abrumador, y pudiera otorgar la capacidad de atraer al sexo opuesto, ¿crees que te las iba a dar a ti? ¡Me las quedaría yo, tontaina! Así que el único deseo que te voy a conceder es el cuarto, pero te lo tienes que currar tú”.

Como podéis imaginar, Jimmy Giuffré, se enfadó bastante, y se estuvo acordando durante toda su vida de la familia del loro vacilón y de los cuatro deseos. Pero al final, el genio loro tenía razón, porque conmemorando lo de los cuatro deseos tituló uno de sus temas “Four Brothers”. Y se recordó siempre, siempre. Además, hizo feliz con su música a mucha gente, lo cual es un gran poder. Y también pudo dedicarse a lo que más le gustaba y vivir de ello, que es como ser rico, pero mejor. Lo de ligar no sé que tal lo llevaría, pero es que no se puede tener todo, hombre.

PD: Dedicado a la memoria de Jimmy Giuffré, 1921-2008. Aquí podéis ver una bonita foto de los famosos “Jimmy Giuffré 3”, con Jim Hall a la guitarra y el bajista Ralph Peña (¡qué tieso está el tío, yo creo que para que no se le arrugue el traje, que le cae muy bien!). Por cierto, Sr. Erradizo, Ralph murió muy joven, por si quiere investigar. El disco es de Fresh Sound, y la foto es de Ray Avery, creo que en un estudio de televisión.

domingo, 27 de abril de 2008

Delirio 8: ¡Qué sexi está usted hoy, capitán Kirk!

El espacio, la última frontera. Éstos son los viajes de la nave estelar “Zurragamurdi”, que continúa su misión de exploración de mundos desconocidos, descubrimiento de nuevas vidas y de nuevas civilizaciones; hasta alcanzar lugares donde ni hombre ni loro alguno han podido llegar.

Cuaderno de bitácora: fecha estelar, seis mil gromecientos. Soy el capitán Troglo Jones, y estoy al mando de esta nave. Al mando es un decir, porque sólo vamos yo y un loro cibernético de última generación llamado Puto Bocazas-X5, que no me hace ni caso.

Bueno, rebobino un momento. ¿Cómo he llegado yo hasta aquí, os preguntaréis? No, no ha sido como siempre. Resulta que me bebí un cubalitro con tanta ansía que me tragué los hielos, y tenía un puñao. Esto ocasionó que me criogenizará de dentro afuera. Como además los hielos estaban bañados en alcohol, duraron mogollón de tiempo, así que he tardado un taco de gigasiglos en descongelarme. Una vez aquí, me hice piloto de transporte interestelar, porque de algo hay que vivir, y me pusieron de copiloto al loro éste. ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

En fin, la misión en la que estamos metidos ahora tiene su miga. Nos han contratado del planeta Erradix-Zo. Resulta que los erradix-zoófilos deben consumir, para el buen funcionamiento de su metabolismo, grandes cantidades de whisky de garrafa. Como son un planeta poco previsor, se han fundido todas sus reservas, y ahora no les queda. Sin whisky de garrafa sufrirán mutaciones genéticas que les convertirían en personas normales, lo que sería desastroso para su civilización. Así que nos han contratado para que busquemos yacimientos de whisky de garrafa por la galaxia, porque están desesperados. Y en eso estamos. Nos dirigimos al planeta Bulisón, que tiene unos yacimientos impresionantes de whisky de garrafa, pero es un sitio muy peligroso. En fin.

- Puto Bocazas X-5, dame la lectura de coordenadas de nuestra posición actual con respecto al planeta Bulisón.
- Pues debe estar al caer.
- ¿A ti te parece esa una manera seria de dar coordenadas?
- Troglo, si te doy las coordenadas no te vas a enterar de nada.
- Pero queda más profesional, hombre, decir “sector H23 con una deflación de cuatro grados y un microparsec” o algo así, como en las películas…
- ¡Frena, frena! ¡Qué te lo pasas! ¿No ves que está ahí el desvío al planeta Bulisón? ¡Tanta coordenada y tanta chorrada!
- ¡Anda, pues no sabía yo que el espacio estaba tan bien señalizado! ¡Ahí vamos!
- Ándate con ojo ahora, Troglo, despacito, que tenemos que atravesar el Cinturón de Salchichoides.

Ya empezamos a joder. Resulta que este planeta está rodeado por un Cinturón de Salchichoides. Son como unos salchichones del tamaño de un campo de fútbol que flotan libremente por el espacio en la órbita del planeta, y te pueden dejar la nave hecha unos zorros. Por suerte, vamos equipados con un rayo descojonador de átomos.

- ¡Puto Bocazas X-5, activa el descojonador de átomos!
- ¡Activado!
- Se nos aproxima un butifarroide. ¡Lo voy a dejar tostadito, je, je! ¿Qué pasa aquí? ¡Puto Bocazas X-5, esto no dispara!
- Eso es que se tiene que calentar.
- ¿Qué se tiene que calentar? ¿Esto es un descojonador de átomos o la plancha de mi abuela? Esta nave tiene menos extras que un SEAT Panda. ¡Uuuuuuy! ¡Hemos esquivado el butifarroide de milagro, Puto Bocazas X-5!
- ¡Atención, que se nos aproxima un chorizopamplonoide!
- ¡Con lo peligrosos que son! ¿En qué coordenadas?
- ¡Qué lo tienes encima, capullo!
- ¡Uuuuy, por qué poco!

………..

En fin, todavía no se cómo, pero conseguimos superar el Cinturón de Salchichoides con sólo un par de abolladuras grado 2, que fijo que los del seguro pretenden escaquearse de pagar. Ahora había que aterrizar en el planeta Bulisón.

- ¡Bueno! Conseguido, Puto Bocazas X-5. Dame las coordenadas del yacimiento de güisqui de garrafa para poder aterrizar allí.
- Está pallá, más o menos.
- ¡Grrrr! Oye, ¿y no me dijiste que los bulisones no van a dejar que nos lo llevemos así como así?
- Afirmativo.
- ¿Y cómo son los bulisones? ¿Humanoides, loroides, o algún tipo de asquerosoides?
- Mayormente, son alcachofas.
- ¿Qué me dices?
- Troglo, te falta cultura galáctica. Verás, los bulisones son una especie de alcachofa inteligente. De hecho, tienen un cerebro muy desarrollado. Así que están plantadas en el suelo, no se mueven y se pasan el día meditando sobre el sentido del universo. Así que la única manera de mangarles el whisky es darles un concepto lo suficientemente profundo sobre el que meditar. De esta manera, se quedan absortas y nos podemos llevar el garrafón tranquilamente.
- ¿Y si el concepto no es lo suficientemente profundo?
- Entonces te capturan y te obligan a comerte las hojas esas duras, y sin cocer ni nada.
- ¡Qué brutas! Pero no hay problema.
- Troglo, nadie ha regresado nunca con vida del planeta Bulisón.
- Eso es porque con la educación moderna no sabéis nada filosófico. Pero como yo soy del plan antiguo, les voy a soltar un concepto profundo que se van a caer de culo.
- Técnicamente no tienen culo, son alcachofas.
- ¡Pues de troncho, Puto Bocazas X-5, que siempre tienes que tener la última palabra!
- Atiende, que estamos llegando al lago Resacón, el mayor yacimiento de la galaxia. Aterriza aquí mismo.

El lago Resacón es un lago de whisky de garrafa del tamaño del Mediterraneo. ¡Aquí estaba nuestra recompensa! Lo malo que había un campo de alcachofas del tamaño de Cáceres vigilándolo.

- Bueno, Puto Bocazas X-5, el plan es sencillo. Bajamos, les suelto el concepto, se quedan locas y nos llevamos el lago. ¿Alguna pregunta?
- Yo creo que te voy a esperar en la nave, por no dejarla sola y eso, ya sabes, je, je.
- ¡Grrrr! No me fío un pelo de ti, me llevo la llave de contacto.
- Tú mismo. Tengo siete copias.

En fin, la suerte estaba echada. Así que me baje de la nave y me enfrenté a toda aquella barbaridad de alcachofas, que estaban esperando que dijera algo inteligente y profundo. Así que grité:

- ¡El fútbol es así!

Las alcachofas dudaron un segundo. Luego, se agitaron furiosamente. Se las veía bastante cabreadas. Así que la sabiduría de Luis Aragonés no era suficiente, me lo tenía que currar de verdad. Escuche como el traicionero del loro empezaba a apretar el acelerador un poquito, las alcachofas se aproximaban. Respiré hondo y solté:

Las palabras ciertas no son hermosas,
las palabras hermosas no son ciertas.
La sensatez no persuade,
la persuasión no es sensata.
El sabio no es erudito,
el erudito no es sabio.

Las alcachofas se quedaron completamente alucinadas. No me pidáis que describa el aspecto de una alcachofa alucinada, pero hacerme caso. Se pusieron a meditar furiosamente, y hacían un ruido como “mmmmmm”. Pero, como yo sospechaba, aquel caudal conceptual de sabiduría era excesivo hasta para ellas, así que se desmayaron todas del esfuerzo.

- ¡Puto Bocazas X-5! Corre, saca la manguera y aprovecha para absorber. ¡No dejes una gota!
- Tengo que quitarme el sombrero, Troglo.
- Lao-Tsé nunca falla, compadre. Esto me lo enseñó el mandarín Ku-Ñao. ¿Lo tienes todo? Pues marchando.

Con las bodegas llenitas hasta arriba de whisky de garrafa, despegamos del planeta Bulisón. Quedaba el pequeño detalle que había que pasar otra vez el Cinturón de Salchichoides. Por suerte, ya se había calentado el descojonador de átomos, así que reduje un par de cantimpaloides a rodajas, y aquí paz y después, gloria.

- Bueno, Puto Bocazas X-5, misión cumplida. Por fin tenemos el whisky que necesitan desesperadamente los erradix-zoófilos.
- Sí, pobrecillos, que contentos se pondrán, je, je.
- ¡Con todas esas toneladas de whisky, je, je, je!
- Sí, de la mejor calidad, je, je.
- Je, je
- Jo, jo.
- Puto Bocazas X-5, ¿estás pensando lo mismo que yo?
- ¿Darnos a la fuga con el cargamento y que les cunda a los del planeta Erradix-Zo? ¡Ya te digo! ¡Jo, jo, jo! ¡Pon rumbo a la Estación Espacial Caribe!
- ¡Jo, jo, jo! ¡Eres maligno, Puto Bocazas X-5! ¿Qué es eso de la Estación Espacial Caribe?
- Un sitio donde hace muy buen tiempo, porque la han puesto cerquita del sol 14, y se vive de pánico. Además, desde que se descubrieron las técnicas de clonación de mulatas, todas las mujeres se parecen a Epidonia F-7.
- A mí ponme un ejemplo de mi época, que no me entero.
- Son todas como Halle Berry, pero un poco más altas.
- ¡Dame las coordenadas ahora mismo! – le dije mientras se me salían los ojos de las órbitas.
- Todo tieso y luego a la derecha.

Y apreté el acelerador hasta el tope, largándome con el cargamento como un Dioni del espacio. Y aquí estamos, el loro y yo, a cuerpo de rey. Si veis a alguien del planeta Erradix-Zo, le dais recuerdos. Yo no creo que vuelva.

miércoles, 23 de abril de 2008

La mejor conferencia del mundo

Estimados miembros de la Presidencia, señor Alcalde, damas y caballeros, buenas tardes a todos. Quisiera, en primer lugar, agradecer las palabras del señor Edgardo de Frankenstein en la presentación que ha hecho de mi humilde persona, que me ha hecho saltar los lagrimones de gratitud. Muchas gracias, señor de Frankenstein.

Ejem, ejem, no quisiera iniciar esta conferencia sin disculparme ante todos ustedes, ya que soy bien consciente de que tenía que haberse celebrado en el día de ayer pero, como ustedes ya sabrán, tuve el grave contratiempo de que no me dio la gana de venir y me quedé tumbado en la cama.

En fin, solucionados estos inconvenientes, henos aquí para hablar, ¿de qué?, se preguntarán ustedes. Y es la misma pregunta que me hago yo, damas y caballeros, porque lo cierto es que no me he preparado nada para esta conferencia. ¡Cómo!, pensarán ustedes, con sus poco desarrollados cerebros, ¿es posible que el insigne ponente no se haya preparado la conferencia? Pues así es, damas y caballeros, puedo enseñarles mis papeles, donde, como podrán comprobar, lo único que hay son las mujeres desnudas que me entretengo en dibujar mientras hablan los demás ponentes.

Pero, ¿cuál es la causa razón fundamental de que no me haya preparado nada? ¿Existe? Existe, damas y caballeros, y esa causa razón es que soy vago (murmullos de asombro). Sí, señoras y señores, me ha costado muchos años salir del armario, pero cuando al fin lo he hecho ha sido con un convencimiento total. ¡Soy un vago de la hostia!

Pero esto no es todo, damas y caballeros. El no preparar nada para esta conferencia ha sido, además de un acto de vagancia, un acto de altruismo y amor hacia ustedes por mi parte (más murmullos de asombro). ¿Cómo así? A mí me hubiera resultado fácil, señoras y señores, sobrecargar aún más sus seseras, ya abotargadas por el alcohol y las drogas, con chorradas de las de siempre, como la gestión por competencias, la evaluación de potencial, el cuadro de mando integral o la hostia en vinagre. Pero, en un acto de rebeldía y, como dije antes, de amor, no quise castigarles de nuevo con las mismas gilipolleces de todos los días, y por eso no he preparado nada (tímidos aplausos).

Pero no crean, damas y caballeros, que no voy a ofrecerles nada en esta conferencia. No, nada más lejos de la verdad. Les voy a ofrecer mi experiencia, una experiencia que espero contribuya en alguna medida a su crecimiento como empresarios y como personas (murmullos expectantes).

Sucede que, esta mañana, cuando me dirigía hacia la televisión, resulta que se me había olvidado como se enciende. Sí, sí, damas y caballeros, como lo oyen. No tiene tanto de asombroso, a otras personas se les olvidan las llaves del coche, o la clave de la tarjeta, o el teléfono de su madre. A mí se me ha olvidado como se enciende la televisión.

Mi primer impulso ha sido intentar buscar las instrucciones del aparato, pero resulta que deben estar juntas con las de la impresora, la lavadora, la nevera, la cadena de música, el móvil y todo lo demás, así que, tras tres minutos de frenética búsqueda, mi natural vagancia, antes mencionada, me ha hecho desistir.

¿Qué hacer? se plantearán ustedes en este punto. Esta situación exigía una toma de decisión audaz, así que he cogido la guía de teléfonos y he llamado al servicio técnico. Cuál no será mi asombro, señoras y señores, cuando me han preguntado qué le pasaba al aparato. No le pasa nada, que yo sepa, les he respondido, lo único es que no me acuerdo de cómo se enciende. ¿Me está tomando el pelo?, me ha preguntado el técnico. No, caballero, le he contestado, es que yo no suelo ver mucho la tele, y tengo poca costumbre. Dicho lo cual, el caballero en cuestión me ha colgado el teléfono.

¿Y entonces? ¿Qué hacer en este caso? Se lo diré, damas y caballeros. ¡Nada! Dejen la tele apagada porque, total, para las mierdas que ponen, ¿qué más da?

¿Qué enseñanza, qué moraleja, qué arma que dé impulso a nuestros negocios y a nuestras vidas podemos sacar de esta parábola? ¡Pues ninguna! ¿Qué moraleja va a sacar alguien de esta gilipollez? Damas y caballeros, muchas gracias, y buenas tardes (aplauso atronador, ¡aaaahh! ¡aaaahh! ¡otra, otra!).

PD: ¿Será posible que áun no tengáis un Troglo Jones original? ¡Esto valdrá una pasta en el futuro! Sí, yo me dedico a dibujar chorradas como esta mientras los demás hablan. Ahí tenéis al Puto Bocazas disertando a su vez, siempre quitándome protagonismo.

martes, 22 de abril de 2008

Perfiles lamentables del jazz: Ternario de Rotemburgo

Aunque parezca increíble por su importancia histórica, son muchos los amantes del jazz que desconocen los logros alcanzados por el insigne Ternario de Rotemburgo.

Esta figura señera del proto-jazz nació por el Barroco o por ahí, hijo primogénito de una acomodada familia rotemburguesa, famosa por su gran voracidad comiendo magdalenas. Se dice que el nombre de Ternario le viene porque había un ternero entre sus antepasados, algunos sostienen que el mismísimo buey Apis, pero esto es otra historia. Y se apellidaba de Rotemburgo porque, como dicho queda, era de allí. Esto era común en aquella época, lo de bautizarse con el toponímico, como Amadís de Gaula o Rafael de Paula.

En fin, gilipolleces aparte, Ternario demostró aptitud para la música ya en su juventud. Y sucedió que un día, mientras practicaba un concierto barroco con su viola de gamba, se le cayó la partitura al suelo y, ¡catacroc!, un compás se le rompió en tres partes. Ni que decir tiene que Ternario se irritó bastante, porque en esa época los compases valían una pasta, no como ahora que te los descargas por Internet a puñaos. Intentó recomponerlo, pero no había manera. “¡Grrr!”- se dijo a si mismo Ternario de Rotemburgo – “tendré que dividir el compás en tres partes al tocarlo”. Y así lo hizo, y dijo: “Oye, este ritmillo no suena mal. ¡Vamos otra vez!”. ¡Sí, sí, acababa de inventar el ritmo ternario, y eso con una viola de gamba! De hecho, el ritmo ternario se llama así en honor a Ternario de Rotemburgo, no porque el compás se divida en tres partes, que eso, como habéis visto, fue una afortunada casualidad.

Así que Ternario, ni corto ni perezoso, se dedicó a ir a casa de todos sus amigos a enseñarles el ritmo ternario. Les quitaba las partituras y las tiraba al suelo, ¡catacroc!, y los compases se rompían en tres partes. Los amigos intentaban asesinarle, pero Ternario se ponía a tocar aquel ritmillo, y entonces todos se daban cuenta de que era un gran invento.

Ternario y su ritmo se hicieron tan famosos que el Burgomaestre de Rotemburgo quiso conocerle. Y llegó el infausto día en que Ternario hizo una demostración de su ritmo al Burgomaestre. Cogió una partitura, la arrojó al suelo con maestría para partirla en tres trozos pero, ¡oh, desgracia! sucedió que, al romperse, saltó una semicorchea que golpeó al Burgomaestre en todo el ojo, dejándoselo azul-morado, por lo que se convirtió inmediatamente en una “blue note”. ¡Qué situación! Y la desgracia se abatió sobre nuestro héroe.

El Burgomaestre, que tenía muy mal café, cogió y alistó a Ternario en una banda militar de infantería como cornamuseta, y le mandó a la guerra de los 30 años. En esta época, como veis, se sabía lo que iban a durar las guerras, como si fueran partidos de fútbol.

Como tocar la cornamusa en una banda militar 30 años era un coñazo, Ternario desertó a la primera oportunidad, embarcándose de polizón en un buque que iba a las Indias Orientales, donde se instaló y siguió quebrantando compases hasta la avanzada edad de 213 años, ya que llevó siempre una vida muy sana, comía una manzana al día, y sólo tomaba whisky de garrafa de 8 a 12 de la mañana.

Por desgracia, los compases quebrantados de Ternario se perdieron para la posteridad, robados por el famoso loro pirata Bo-Ka-Zong, que los uso para calzar la pata de la mesa, que estaba coja. Y es por eso que hemos tenido que esperar tanto para recuperar ese ritmillo.

Otro día os contaré el origen del ritmo binario, que fue descubierto por Lord Binary Jander Carruthers (pronúnciese Karruters), chambelán de la corte de Trifique VIII. ¡O a lo mejor no!

lunes, 21 de abril de 2008

Jaco y yo

- ¡Puto Bocazas! – le dije a mi loro, que por cierto se llama Puto Bocazas – He visto una entrada en Buen Jazz, el blog de tu amigo Solojazz que me ha recordado a nuestro buen amigote, Jaco Pastorius.
- ¡Hombreee! ¡El amigo Jaco! ¿Qué será de su vida?
- Será de su otra vida, macho, porque murió hace mogollón de tiempo. ¿Por qué no le invocas un rato, tú que eres un maestro de las artes oscuras? Venga, métele un par de meneos a la ouija y traételo pacá.
- ¡Allá voy! ¡Quita, deja sitio! – ahora se pone a hacer una especie de danza de la lluvia rarísima - ¡Oh, Chtlu, mándanos a Jaco, porque si no te daré por saco!
- ¡Vaya invocación irreverente, Puto Bocazas!
- ¿Qué sabrás tú de los arcanos mayores? Mira, llaman a la puerta, ahí le tienes.
- ¿Un espíritu llamando a la puerta? ¿No será el del gas? A ver…
- Buenas. Soy John Francis Pastorius III, el mejor bajista del mundo.
- ¡Hombre, Jaco, tú por aquí! Pasa, pasa. ¿Te acuerdas de Puto Bocazas?
- ¡Hombreeee!, ¿Quepa, quepa, qué pasa, Puto Bocazas? ¡Venga un abrazo!
- ¿Quepa, qué pasa, Jacooo? ¡Ven a mis alas!

Y ahora se pegan unos palmetazos tremendos en las espaldas, como buenos camaradas.

- Anda, Jaco – le digo – Siéntate y cuéntanos cómo te va la otra vida.
- Oye, Troglo, ¿y por qué me habéis hecho venir del Más Allá? ¡Cómo sea para una chorrada, te vas a enterar!
- ¿Qué pasa, tío? ¿No podemos invocar a un viejo amigo de vez en cuando? Anda, que tengo whisky de garrafa del que te gusta.
- ¡Eso es otra cosa! Ponme diez cubatas, que tengo prisa.
- Oye, tronco, ¿y cómo es eso de llamarse uno Jaco Pastorius? Ese nombre no se me ocurre ni a mi.
- Además, llamándose uno Jaco casi se tiene que drogar obligao, jo, jo, jo – tercia el Puto Bocazas.
- ¡Mira qué gracioso el puto loro! Ya sabes que lo de Jaco era un nombre familiar y cariñoso, degenerados.
- Venga, no te chines – le digo yo – Bueno, ¿qué tal por allí? ¿Ha llegado ya Joe Zawinul, no?
- Sí, anda por allí. Hombre, la eternidad no está mal. Se te cura el trastorno maniaco-depresivo, los cubatas no te hacen daño, y te puedes hacer un solo de 32 años, como somos eternos y eso.
- ¡Joder, un solo de 32 años tiene que ser la hostia!
- Está bien, pero llega un momento que te repites, tronco. Ponme otros diez cubatas.
- ¡Marchando! Y ya que estás aquí y eso, ¿por qué no nos cuentas a Puto Bocazas y a mí el secreto que se esconde tras la muerte?
- ¡Paso! Siempre que me invocan, me preguntan esa chorrada. ¡A ver, que ya me estoy calentando con los cubatas! ¿Tocamos algo o qué pasa?
- ¡Di que sí! ¡Puto Bocazas, ponte al piano! ¡Trompeta para mí! ¡Venga, Jaco, invoca tu bajo extraterrenal!
- ¡Vamos allá, par de capullos! “Donna Lee”. Y uno,…

Y todavía estamos en eso. Si alguno os queréis pasar a saludar al fantasma de Jaco Pastorius, estáis invitados.


PD: Hace ya más de 20 años que Jaco Pastorius, el hombre que no se tomaba la medicación para el trastorno maniaco-depresivo que padecía porque se le dormían los dedos y no podía tocar bien, murió a consecuencia de los golpes que le propinó un animal de dos patas encargado de la ¿seguridad? de un garito. Tenía 35 años. Mucho se ha escrito sobre él, y mucha es su leyenda negra. A mí, sin embargo, me gusta recordarle como en esta foto: sonriente, relajado, cercano (¡qué manos más grandes!). Quizá era ese el auténtico Jaco.

miércoles, 16 de abril de 2008

Perfiles lamentables del jazz: The Gregorian Swing Brothers

De nuevo, queridos amigos, en nuestro discurrir por esos perfiles lamentables y olvidados del jazz, nos encontramos con unos pioneros incomprendidos.

Pues esto sería por la Edad Medía, el año 600 ó 700, igual el 800, por ahí, no tiene demasiada importancia porque en la Edad Media pasaba mucho tiempo que no ocurría nada interesante. Ya sabéis que, por aquel entonces, había monasterios a tutiplén, como ahora tiendas de chinos, o más. Y fue precisamente en el monasterio benburcense de San Gurrio el de la Boina donde encontramos nuestros héroes de hoy: los Gregorian Swing Brothers.

Pues, como es bien conocido, en los monasterios, los monjes se pasaban el día dando el cante gregoriano. El gregoriano está bien, pero resulta, la verdad, un poco monótono, sobre todo cuando estás dale que te pego 6 horas al día los 365 días del año, que era el caso de los monjes benburcenses.

Así que tres de estos monjes, de espíritu creativo, decidieron intentar reformar el gregoriano y darle un poquito de dinamismo. Así que los tres, el Abate Cuate, el Abate Cucufate y el Abate Contomate, se fueron a la biblioteca del convento, a estudiar libros prohibidos de música (que hay que ser lila para tener los libros prohibidos en la biblioteca, que los puede mirar cualquiera). Y dieron con la famosa quinta bemol de Quinto Bemolio, prohibida desde tiempo inmemorial. Y en el “Necromusicón” encontraron ¡la Tercera Menor!, la nota demoníaca por excelencia. Y con estos mimbres empezaron a hacer experimentos musicales: “¡OoooOoooO!”, “¡AaaaAaaaA!”, y se dieron a sí mismos el fastuoso nombre de Gregorian Swing Brothers, porque pretendían hacer gregoriano con swing. Pero esto no era suficiente, lo que necesitaban era componer un tema donde realmente pudieran dar rienda suelta a su nuevo y swingueante gregoriano.

Como casi siempre, la inspiración llegó por casualidad. Durante la romería de San Gurrio, se sacaban las imágenes de los santos a pasear en un carromato. Resultó que ese año, al no haber todavía ITV, el carromato perdió los frenos y se deslizó a toda velocidad por la cuesta hacia el pueblo, provocando el pánico en sus habitantes. Este hilarante suceso les dio al Abate Cuate, al Abate Cucufate y al Abate Contomate la idea para componer su obra maestra: “Quandum Sanctus Cagandum Letxes Van”. Como ya habréis adivinado, este es el tema que inspiró, muchos años después, a la sabiduría popular de Nueva Orleáns el famoso “When the Saints go marchin`in”. ¿Qué cosas, eh? ¡Si es que el mundo es un pañuelo!

Pero bueno, a lo que íbamos. Resulta que ese año, el 700, 800, ya os digo, al Papa Churrencio IV le dio por visitar el monasterio de San Gurrio el de la Boina. Así que los Gregorian Swing Brothers decidieron recibir al Papa con un gregoriano al nuevo estilo, para homenajearle y darse a conocer al mismo tiempo. Así que, cuando Churrencio IV entró con paso solemne en el monasterio, desde el coro los Gregorian Swing Brothers se arrancaron con el “Quandum Sanctus Cagandum Letxes Van”. Y sucedió que el Papa se quedó por un instante paralizado, y luego dijo. “¡Yeah!” (aunque lo dijo en latín), y se puso a bailar como un loco, echando las patas por alto y todo. La curia, al ver al Papa de esta guisa, creyó que estaba endemoniado, y se lanzaron todos sobre él a aplicarle una sana ración de puñetazos, que es bien sabido que es lo mejor en posesiones diabólicas.

¡Qué escándalo más grande se montó! Al Papa le cascaron un despido procedente, y tuvo que empezar otra vez su carrera desde monaguillo. Y el Gran Inquisidor, que era por aquel entonces un loro llamado Fray Bocazas, condenó a los Gregorian Swing Brothers al destierro, así que los metió en un barco y tira millas. Esto no estaba exento de mala leche, porque entonces creían que la Tierra era plana, así que Fray Bocazas esperaba que cuando llegaran al final de ese lado, se cayeran por el borde y se escoñasen.

Craso error por su parte, ya que, tras un crucero bastante largo, los tres abates llegaron a la República Dominicana (que entonces no era ni República ni Dominicana, y se llamaba “Eso de ahí”), colgaron los hábitos, porque hacía mucho calor, y se pegaron una vida de tigres.

Y esto fue lo que pasó, más o menos.

lunes, 14 de abril de 2008

Cuentos de los mandarines: la democracia de Ku Ñao

El mandarín Ku Ñao repasaba con avidez las cifras de ventas de su mandarinato, cuando unos datos llamaron la atención de sus escrutadores y oblicuos ojillos. Inmediatamente, llamó a su pupilo, Par Di Yo.

- ¡Par Di Yo! ¡Preséntate raudo ante mi mandarinez1
- Oigo y obedezco, Maestro – dijo Par Di Yo, apareciendo veloz cual flecha centelleante.
- Par Di Yo, ¿qué es esto? ¡Estamos perdiendo audiencia! ¿Qué pasa aquí?
- Es ese vago de Troglo Jones, Maestro, que no escribe un cuento de los mandarines desde que la Gran Muralla era un bordillo.
- Ya me imaginaba yo algo así. ¡Qué le den una ración de latigazos mediana, y que se ponga a escribir ahora mismo! Y ya que estás aquí, Par Di Yo, toma, lleva este artículo al departamento de Mar-Ke-Ting, que lo publiquen en pueblos y aldeas. En él manifiesto mi hondo pesar y el de nuestro mandarinato por la falta de democracia en la región submongólica. ¡Free Submongolia!
- Eh, Maestro, perdonad mi torpeza pero, ¿qué tiene que ver esto con nuestro negocio?
- ¡Pero que burro de las praderas eres, Par Di Yo! No entiendes nada de Mar-Ke-Ting. Aunque eso no tenga nada que ver con nuestro negocio, un mandarín de los negocios, un prohombre como yo, tiene que estar atento a los acontecimientos, y escribir algún artículo de opinión, siempre adhiriéndome a la opinión que más calienta, claro está. Así, doy la impresión de que nuestra empresa es buena y se preocupa por el bienestar de los demás. Además, la defensa de la democracia es una buena causa, ¿o tienes algo que objetar, Par Di Yo?
- No, Maestro, porque realmente no tengo muy claro qué es la democracia.
- La democracia, Par Di Yo, es el gobierno de todos. Consiste en que todo el mundo pueda opinar y decidir como se gobierna un territorio. Es uno de los más altos ideales humanos, Par Di Yo, loada en poemas por los grandes sabios de la antigüedad – y, al decir esto, el mandarín Ku Ñao se enjugo una lágrima furtiva, debido a la emoción que le producía la palabra “democracia” – Nosotros, gracias a los dioses, a diferencia de los pobre submongólicos, vivimos en una democracia, aunque tengamos Emperador.
- ¡Um! Entonces, Maestro, si un territorio es democrático, ¿no deberían ser democráticas todas sus instituciones?
- Par Di Yo, que te veo venir.
- ¿Es esta compañía democrática, Maestro?
- ¿Cómo me preguntas eso, simio revolucionario? ¡Pues claro que es democrática! ¿No se consulta la opinión de todos cuándo se va a hacer algún cambio relevante? ¡Y muchos ni siquiera aportan nada, les trae al Fres-Ko!
- Pues sí, Maestro, se les pregunta, pero…no se les hace ni Pu-To caso. La decisión final siempre la toma vuestra mandarinez, haya sido la que haya sido la opinión de la plebe. Así es normal que llegue un momento que los trabajadores dejen de opinar. ¿Para qué, si nunca se les hace caso?
- Bueno, yo lo que hago es integrar la información, y luego…¡Bueno, qué Ko-Ño! ¿No se les dio carta blanca para redecorar la oficina a su gusto, por ejemplo?
- Pues sí, Maestro. Pero cuando terminaron retirasteis el felpudo y la mitad de los cuadros que pusieron, porque no os gustaban. Así que se sintieron peor que si no se les hubiera preguntado nada. ¿Existe la democracia cuando hay un derecho de veto?
- ¡Eh! ¡Uh! ¿Qué estás leyendo últimamente, Par Di Yo? Me parece que no le está sentando bien a tu reblandecido cerebro. Además, ellos pueden dar su opinión, pero tampoco tienen la capacidad y la experiencia que tengo yo, como mandarín, para tomar una decisión.
- Bueno, Maestro, lo que yo creo que les puede faltar es la información. Con ella, podrían tomar una decisión igual de acertada, o más. Si en la democracia la decisión es de todos, ¿por qué no se les da a todos la misma información? ¿No deberíamos dar a los honorables funcionarios información sobre balances y cuentas anuales y todo eso?

Al oír estas palabras, el mandarín Ku Ñao estuvo a punto de tragarse la pipa de opio que estaba encendiendo

- ¡Aaarghhh! ¡Coof! ¡Cof, cof! ¡Aaarghh!
- ¡Maestro! ¿Os encontráis bien?
- ¡Aaargh! ¡Par Di Yo, asesino traidor! ¿Es que te has vuelto completamente loco, gusano de seda? ¿Quieres que se enteren de lo que gano? ¡Ya me tienes harto! ¡Eres molesto cual oso panda con gases! ¡Te voy a demostrar ahora mismo que en esta empresa hay democracia! ¡Pe Lo Ta! ¡PE LO TAAAA!

Y el aceitoso funcionario Pe Lo Ta entró reptando a gran velocidad en el magnífico despacho del mandarín Ku Ñao.

- ¡Oigo y obedezco, Maestro! ¡Larga vida y todas las bendiciones para el mandarín Ku Ñao y sus hijos, y los hijos de sus hijos, y los hijos…!
- ¡Vale ya, Pe Lo Ta, la moderación es la virtud del sabio! Par Di Yo, ya conoces al funcionario Pe Lo Ta, que ocupa el puesto de La-Me-Ku-Lo. Pe Lo Ta, tenemos que ilustrar al atolondrado Par Di Yo sobre las raíces de la democracia. ¿Crees que esta empresa es democrática?
- Por supuesto, Maestro, sabio entre los sabios, esta empresa es democrática.
- ¿Y le puedes explicar a Par Di Yo por qué es democrática esta empresa, Pe Lo Ta?
- Pues porque lo dice vuestra mandarinez.
- Excelente, Pe Lo Ta. Puedes reptar hasta tu puesto.
- Beso los pies de vuestra magnánima excelencia.

Y se fue reptando del despacho. Así que el mandarín Ku Ñao dio una larga chupada a su pipa, y habló de este modo:

- ¿Has entendido ya el Meo-Yo del asunto, Par Di Yo? Esto es una democracia…¡porque lo digo yo y porque me sale de los Ko-Jo-Nes! ¿Queda claro, So Pa-Tán?
- Cristalino, Maestro.
- Así me gusta. Pues arrea, Par Di Yo, y dile a los honorables funcionarios que vayan eligiendo los días de vacaciones que quieren disfrutar, que luego yo les daré los que me dé la gana.
- Oigo y obedezco, Maestro.

Y así, Par Di Yo aprendió que, aunque vivas en una democracia, hay instituciones en las que la democracia se tiene que quedar en la puerta, y ya está. Y los pergaminos resumieron esta historia de forma poética:

Me preocupa mucho el pueblo,
el triste y el oprimido.
Pero en esta empresa, nene
si la democracia viene
le dices que estoy reunido

sábado, 12 de abril de 2008

Sábado, sabadete

¡Buenas! Diréis “qué raro el Troglo escribiendo un sábado”. Bueno, hay que intentar amortizar la conexión inalámbrica del vecino, je, je. No, en serio, pobrecillo, a ver si la semana que viene encauzo de una vez este tema de la ADSL, que me sabe mal chuparle ancho de banda a quien sea. Pero no lo puedo evitar.
Bueno, el manual del perfecto frikazo dice que, además de gustarte el jazz, leer y eso, te tienen que gustar los cómics. A mí me gustan, los buenos, y hoy quería recomendaros un cómic para amantes del jazz. Se llama “Inner City Blues” (el título no puede ser más sugerente para nosotros), y es una verdadera gozada, una historia de mafias afroamericanas, con constantes referencias al jazz, al soul, al funk, y una estética años 70 preciosa.

A ver si otro día os pongo algunas escenas del asunto. No creo que me den con los derechos de autor en la cresta, porque estoy haciendo publicidad. Más bien me tendrían que pagar.

Os ponéis una tarde que llueva, un buen disco de jazz, y es increíble, os juro que da la sensación que el tebeo, que la historia, se va acoplando con la música. Bueno, en serio que he disfrutado mucho con él, y el loro todavía más. Ése, además del disco, se pone un cubata jándermetal de los suyos, y dice que ya es la hostia.

Este post me sirve para probar también la impresora multifunción nueva, que parece que va bastante bien. Gracias a ella os adjunto la portada “original” del “Junjo” de Esperanza Spaulding, que no es la que sale en Amazon. Ya sé que no sale el nombre del disco, ni el suyo, pero no he hecho nada raro con el scanner, es que es así.

Por cierto, dice el loro Puto Bocazas que Esperanza le dedicó el segundo tema del disco. Es verdad que el tema se llama “Loro”, pero para mí que se está tirando el folio, porque le da envidia de cuando conocí a Cassandra Wilson. Pero con éste nunca se sabe.

A lo mejor por el título del post esperábais otra cosa, pero no. Aquí somos muy decentes.

jueves, 10 de abril de 2008

Perfiles lamentables del jazz: Quinto Bemolio

Muchos de vosotros, estimados seguidores de esta galería de lamentables del jazz, no sabréis lo que es una quinta bemol. La verdad es que yo tampoco lo sé, pero os lo voy a explicar de todas formas, porque todo tiene su explicación.

Sucede que durante el Imperio Romano, por el año 3 D.C. o cosa así, vivió en la mismísima Roma de los Césares un individuo llamado Cayo Quinto Bemolio, que se ganaba la vida como limpiabotas. Como los romanos llevaban sandalias, las cosas no le iban muy bien. Esto nos ejemplifica como los romanos, aunque dominaron el mundo, eran un poco idiotas, porque ir con sandalias en invierno, tú me dirás. Pero bueno, en el siglo XXI también tenemos subnormales que van en manga corta con cero grados, o con gafas de sol dentro de la discoteca…¡perdón, perdón, ya vuelvo!

Pues eso, como la cosa de limpiabotas no iba bien, Quinto Bemolio decidió dedicarse a otra cosa, así que se hizo lirio, esto es, que tocaba la lira en una banda. Pero resulta que la música que hacían no llenaba el espíritu de Quinto, que se dijo a si mismo: “tengo que encontrar una nota tan desgarradora que encierre al mismo tiempo toda la belleza y la desesperación del alma humana”.

Y a ello se puso. Y, tras mucho ensayar y ensayar, un día, por casualidad, Quinto Bemolio produjo una nota tan desgarradora que encerraba al mismo tiempo toda la belleza y la desesperación del alma humana. Y, acunando tiernamente en sus orejas la nota recién nacida, decidió darle el nombre de “quinta bemol”, en honor a su inventor, que era él. Si hubiera sido yo, pues se hubiera llamado “troglia jónica” o así, y…vale, ya sigo.

Pues Quinto se puso a tocar sus desgarradoras quintas bemoles por toda la ciudad, hasta un día que quiso la diosa Fortuna que se cruzara en su camino el cuatriclinium del emperador Trilígula, que pasaba por allí. Aprovecho para aclarar que un cuatriclinium es un triclinium 4X4 que sólo tenía la gente de pasta.

Así que Quinto Bemolio tocó con su lira una quinta bemol especialmente descomunal.

- ¡Carallum, qué nota más desgarradora! – dijo el emperador Trilígula. Y, efectivamente, debido a la vibración sónica tan espeluznante, los carísimos cortinajes del cuatriclinium se desgarraron, ¡raaaas!, de arriba abajo.

Tríligula era un buen tipo en el fondo, pero no estaba muy bien de la azotea. Entre otras cosas, había nombrado senador a un loro sibilino llamado Bocazas Máximus. Este loro siempre estaba en el hombro del emperador, susurrándole maldades al oído. Así que, probablemente influenciado por el malvado bicho, y también porque los cortinajes valían una pasta, que todo hay que decirlo, Tríligula se bajó del cuatriclinium y le sacudió a Quinto Bemolio un par de puñetazos que se tuvo que quedar con ellos, porque el otro era el emperador y eso. De resultas del incidente, los ojos de Quinto Bemolio adquirieron un saludable color azul-morado. Y este es el motivo por el cuál a la quinta bemol se le llama también “blue note”. ¡Fíjate!

Y ya que estaba en vena, el emperador Tríligula hizo un decreto-ley que prohibía que a nadie se le ocurriese tocar una quinta bemol al menos en los próximos 1.800 ó 1.900 años. Y este es el motivo de que el jazz apareciera cuando apareció, que si no hubiera sido por el decreto-ley, habría desde hace mucho más tiempo. Pero hubo otros rebeldes precursores, de los que hablaremos en otra ocasión.

¿Veis? Si todo tiene una explicación lógica cuando uno se la inventa. Esto sí que es jazz “latino”, je, je.

lunes, 7 de abril de 2008

El regreso del bicho pródigo

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

- ¿Diga? ¡Al habla Lolo Marrones, Director de Operaciones! (siempre digo frases ocurrentes cuando cojo el teléfono, como “Instituto Anatómico Forense, ¿dígame?” o cosas por el estilo. A lo mejor por eso me llama tan poca gente).
- ¿Troglo? Déjate de chorradas, que soy yo.
- ¡Hombre, Puto Bocazas, el loro errante! Oye, ¿no me estarás llamando desde el futuro, que seguro que cuesta un pastón la conferencia?
- No, ya estoy de vuelta en el presente.
- ¿Sí? Pues hay algo que no me cuadra. ¿Por qué no te has materializado directamente en casa? ¿Y por qué he recibido tantos avisos de que te han visto por ahí? ¿No será que no has estado en el futuro ni nada, sino que te has pasado una semana por ahí de juerga y llamas porque te has quedado sin dinero? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?
- ¡Qué no, coño! En primer lugar, los avistamientos de loros son muy comunes, además de que seguro que los que me han visto son reconocidos chiflados, de esos con los que te relacionas tú. En segundo lugar, hay un motivo científico para que no me materialice en casa. Ya te explique que en el futuro España es un Carrefour en toda su extensión. Entonces es jodidísimo apuntar porque todo es igual, lleno de estanterías por todas partes. Así que el tejido espaciotemporal se pone de oferta y apareces siempre en un Carrefour.
- ¿O sea que si vuelves atrás desde el carrefuresco futuro siempre reapareces en un Carrefour del presente?
- Sí. Además en uno cualquiera, al azar.
- Son la hostia, con tal de que compres, lo que inventan. ¿Y en cuál has aparecido tú?
- En el del Puerto de San Glorio.
- ¿En San Glorio hay un Carrefour?
- Justo encima de los osos. Los ecologistas se iban a oponer, pero es que lo tienen todo tan barato últimamente que es irresistible. ¡Fíjate, Troglo! ¡Dos pares de guantes de lana por 1,95! ¿No es increíble?
- ¿Y para qué quieres tú guantes si no tienes dedos?
- Me los podría poner en las patas.
- Puto Bocazas, ¿tú te has parado a pensar el aspecto tan ridículo que tendrías con los guantes de lana en las patas? ¡Parecerías un palmípedo!
- ¡Grrr! ¡Eres un aguafiestas! Bueno, voy para allá. Quería avisarte de que pongas el vídeo a grabar, que hoy me entrevistan en la tele.
- ¿Qué? ¿En qué programa?
- Me va a hacer una entrevista en directo Ñaki Vacilondo.
- ¿Ñaki Vacilondo, nada menos? ¿A santo de qué te va a entrevistar a ti?
- ¿No está claro? ¡Por ser el primer loro que viaja al futuro!
- ¡A ver, a ver si nos entendemos, Puto Bocazas! Tú eres una invención mía, así que si a alguien tiene que entrevistar Ñaki Vacilondo es a mí.
- ¿Detecto cierta envidia porque tú sólo has salido en la hoja parroquial de tu empresa?
- ¡Eh! ¡Qué yo he salido en el Metro, y en el 20 Minutos! ¡Y en la revista “Glamour”!
- Ya ves tú qué cosa. Además, ya sabes que muchas veces los personajes superan a sus autores. ¿Se acuerda alguien del tío que inventó a Superman? Pues lo mismo pasa aquí. Yo no tengo la culpa de que el personaje tenga una personalidad más atractiva que el autor, Troglo.
- ¡Serás idiota! ¡Tú eres una parte de mi personalidad! Y además, igual que te creé a ti, puedo eliminarte, y crear otro personaje.
- Ni hablar, Troglo. Mis fans te colapsarían el mail, y tendrías que resucitarme. Estamos condenados a seguir juntos. ¡Qué le vamos a hacer! Ya comentaré en la tele que, si no hubiera sido por ti, yo no sería nadie y eso, esas cosas que se dicen en la ceremonia de los Oscar, y que nadie se cree, je, je.
- ¡Grrr!
- ¡Corto y cierro, que la fama me espera!
- ¡Espera! ¿No hay nadie de ONO por ahí?
- Pues no parece, ¿por qué?
- Bueno, si ves a alguien de ONO, le metes una hostia de mi parte, que siguen sin ponerme la ADSL.
- ¡Hecho! Y ahora sí que me piro.

……..(bueno, ahora hay que esperar que pase el tiempo y empiece el programa. Tic, tac, tic, tac,…)

Bueno, ya empieza el programa del Ñaki Vacilondo. Todavía no me lo creo pero, efectivamente, ahí está el Puto Bocazas, sentado en un sillón al lado del mismísimo Ñaki.

- Señoras y señores, esta noche vamos a poder entrevistar al primer loro que ha viajado al futuro. Señor Puto Bocazas, buenas noches.
- Hola, Ñaki.
- Puede llamarme señor Vacilondo.
- Sí que podría, Ñaki, pero lo cierto es que paso.
- ¡Grrr! En fin, vamos a lo que nos interesa. ¿Cómo es el futuro?
- Pues verás, Ñaki, el futuro es un desastre, lo que no tiene nada de raro si uno se fija en el presente. El problema principal es que el planeta está regido por imbéciles, en lugar de estarlo por loros, pero esto va a cambiar porque tengo unos planes de dominación del mundo brutales. La primera medida…
- Gracias por su tiempo, señor Puto Bocazas, ahora tenemos que pasar a publicidad.
- ¿Cómo?
- Claro. De los quince minutos de entrevista, catorce son anuncios.
- ¡De eso nada! He aprendido en el futuro un método de hipnotismo a través de las ondas hertzianas, y lo voy a poner en práctica ahora mismo para dominar el mundo. ¡Escuchadme, habitantes de la Tierra…!
- ¡Seguridad! ¡Llévense a este loro comunista que no deja salir la sagrada publicidad!

¡Ayvá, el Vacilondo le está señalando con el dedo, con lo que le molesta eso al Puto Bocazas!

- ¡Aayy! ¡Ay, qué picotazo! ¡Mi dedo, qué dañooo!


¡Jo, jo, jo, jo! Lo veía venir. ¡Y ahora hay un montón de gente intentando coger a Puto Bocazas, pero ha despegado, y está soltando picotazos en vuelo rasante! ¡Jo, jo! ¡Ay, coño, creo que me he desencajado la mandíbula de reírme! ¡Jo, jo, jo! ¡Ah, el loro se escapa por un conducto de ventilación! ¡Jo, jo, jo, jo!

¡Ay! Se me caen los lagrimones de risa. Debía esperarme algo así, este bicho es un terrorista. ¿Eh? Oigo unos picotazos en la ventana. A ver…

- ¡Ábreme ya, coño, qué hace frío!
- ¡Puto Bocazas! ¡Dame un abrazo, tío! ¡Jo, jo, lo que me he reído! Debí figurarme que tenías algún plan de los tuyos.
- ¡Yo no le veo la gracia! ¡Me han censurado y no he podido poner en práctica mi plan! ¡Se van a cagar!
- Cuando le metiste el picotazo en el dedo al Vacilondo, creía que me moría de risa.
- Sí, ¡je, je! Le di con todas mis ganas. ¡Pues no se pone a señalarme, el gilipollas! Se va a tener que contar los trozos de uña con calculadora, ¡Jo, jo!
- ¡Jo, jo! ¡Vaya noche! En fin, ¿no me vas a contar tus aventuras en el futuro?
- Es que tengo mono de jazz, Troglo. Vamos a tocar algo y luego te cuento. Lo primero, me voy a hacer un cubata jandermétal. Y toma, te he traído un saxo tenor nuevecito del futuro.
- ¡Qué detalle, Puto Bocazas! Pero es exactamente igual que los que hay ahora.
- Pues claro, ¿qué esperabas, una central nuclear con lengüeta? Los instrumentos siguen siendo como está mandao. Eso sí, puedes presumir de tener el saxo más nuevo del mundo, porque como es del futuro ni siquiera se ha fabricado todavía.
- ¿Y cómo lo puedo tener en las manos entonces?
- ¡No empecemos con las paradojas, que las carga el diablo! Vamos a lo nuestro.
- A mí se me está poniendo cara de Wardell Gray.
- Y a mí de Dodo Marmarosa, por ejemplo. ¿Dónde está mi piano? A por ello. “One for Prez”.

Y así fue la cosa, más o menos.

PD: Ante las insistentes preguntas que nos han llegado, la receta del cubata jandermétal es la siguiente: se llena el vaso hasta arriba de whisky de garrafa, te lo bebes, y luego se introduce el dedo (la garra en el caso de que seáis loros) en una botella de Coca Cola y te lo chupas.

Y es verdad que ha salido en la revista “Glamour”. Hala, poneros a buscar.

Por cierto, debido al Alzheimer, resulta que también tengo repetido el “A swinging affair”, de Dexter Gordon. ¿Alguien lo quiere?

jueves, 3 de abril de 2008

Futuro chungo

Bueno, seguimos igual con esos magníficos profesionales de ONO-Telefónica. ¿Qué más decir? Pero, como soy inasequible al desaliento, sigo publicando a través del microondas con una chapucilla que le he hecho con una pila y un chicle .

Y encima, el loro está desaparecido desde hace unos días. Estaba mezclando ahí Anís del Mono con Mister Proper, haciendo experimentos, y creo que se ha ido al futuro, porque me ha mandado una postal desde el crucero estelar “Luis Aragonés”. Según dice parece que España en el futuro ya no existe, porque la compró entera Carrefour y puso un hiper de 500.000 kilómetros cuadrados. Dice que lo de Francia es peor, porque han quitado el país y han puesto un Zara enorme. ¡Qué humillación para la moda francesa! En fin, parece que no todo es malo, porque se han acabado los problemas de medio ambiente, ya que no queda viva ninguna especie animal ni vegetal. La gente se alimenta de una especie de torrijas sintéticas, y la ropa se importa de Francia, digo de Zara. Y lo más parecido que hay al jazz son un grupo de clones de Enrique Iglesias.

Visto el panorama, parece que ha cogido y se ha ido a visitar otros planetas. Me cuenta que ha encontrado uno habitado sólo por loros inteligentes, dónde hay unas papagayas de toma pan y moja. Así que el tío ha dado un golpe de estado, es decir, ha entrado en el palacio real, le ha dado un par de hostias al rey loro, y se ha puesto él, y ahí está, gobernando. Ya veréis como en una semana le tengo aquí, porque éste en seguida se aburre de todo. A ver la que lía, porque parece que en ese planeta hacen el pacharán con estrellas de neutrones en vez de endrinas, y eso en sus manos es peligrosísimo. A ver si por lo menos trae algún recuerdo, porque nunca trae nada de los viajes, el tacaño.

Yo también voy a dar un golpe de estado en Telefónica, y me voy a poner una línea que vaya a tal hostia que el post esté subido cuando todavía vaya por la mitad, y vuestros comentarios van a salir antes de que los escribáis.

Por suerte, todavía puedo escuchar el piano de Horace Silver, en “Doin’ the thing”. Hasta que me lo roben los instaladores de la línea, que es lo que les falta.

miércoles, 2 de abril de 2008

Asuntos varios

¡Vaya, desde que no voy a la oficina a tocarme los huevos, no me da tiempo a nada! Es un grave stress este tema.

Pues nada, ya hemos dejado nuestra amada compañía, menos mal que todavía me dio tiempo a ver la última decisión delirante y reírme un rato. Si pensáis que mis posts son delirantes, tendríais que ver alguna decisión estratégica de alguno que yo me sé. Pero no la voy a contar, al menos por el momento, que luego me demandan. La convertiré en un cuento mandarín.

Y aquí estamos, sin internet gracias a los ……..de ONO. Y ahora me estoy acordando de Esther Cidoncha, no porque sea de ONO, sino porque mientras escribo estas líneas estoy oyendo el disco doble del trío de Myra Melford, “Alive in the house of saints”. Recomendable. ¿No os da envidia?

Por cierto, y hablando de discos, si a alguien le interesa, tengo repetidos el “Meditations”, de John Coltrane, el “Portrait in Jazz”, del trío de Bill Evans (sí, sale Scott LaFaro), “The secret museum”, de Ellery Eskelin, Andrea Parking y Jim Black, y el “Recado Bossa Nova” de Zoot Sims con una banda bastante nutrida.

También tengo el doble de los “Onyx Recordings”, de Charlie Parker, por si os interesa. Este no es que lo tenga repetido, es que me pone malo como suena. Es una grabación de esas que hace un fanático en un club, pero lo debió grabar con un zapato. Además, debió dejar el zapato al lado de la batería, porque hay que joderse. Luego llegó a casa, sacó las notas recogidas en el zapato e hizo este disco. Y esta es la historia de “Complete Onyx Recordings”. Onyx era una marca de zapatos famosa en aquel tiempo, como los “Gorila” aquí. Luego, el fanático en cuestión, que se llamaba Dean Benedetti, intentó registrar su invento del zapatófono, pero Mortadelo y Filemón le robaron la idea. Luego, Mario Benedetti se puso el mismo apellido de Dean y no le pagó derechos de autor ni nada. Luego se quejará. Oye, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

Comprenderéis que la calidad de sonido que se consigue con un zapato no es muy allá, ahora bien, si uno es muy fan de Parker, pues está bien. La banda es la hostia: Charlie Parker, Miles Davis, Duke Jordan, Tommy Potter y Max Roach. Ya sabéis, si queréis cambiármelos o que os los regale por el morro, mandadme vuestra dirección en un billete de 50 euros. No, en serio.
Yo iba a hacer un post medio normal por una vez y no sé por qué he metido la historia esta del zapato.