El mandarín Ku Ñao, con traje de seda y los bigotes almidonados, entró en su mandarinato con porte imperial. Allí lo recibió su discípulo, Par Di Yo.
- ¡Albricias, Maestro, la dicha embarga mi corazón al veros de nuevo! ¿Cómo os ha ido en el Congreso de Mandarines?
- ¡Ah, Par Di Yo, lepidóptero asiático! Ya sabes que a mí me gustan los Sa-Ra-Os. No hay que trabajar, abundancia de comida y licor de arroz y puedes soltar discursos grandilocuentes a diestro y siniestro. Lo único malo es que los demás creen que sus grandilocuentes discursos me interesan a mí. Pero lo bueno de tener los ojos oblicuos es que no se dan cuenta de que los tengo cerrados y estoy sobando, je, je.
- Sin duda esa es una gran ventaja, Maestro, je, je, je.
- ¿Qué insinúas, Par Di Yo, Zan-Ga-No maldito?
- ¡Nada, Maestro, nada! ¡Yo siempre os escucho con gran atención!
- ¡Ándate al Lo-Ro, Par Di Yo, que te vigilo! ¡Ya me estaba pareciendo a mí que tienes los ojos demasiado achinados incluso para ser chino!
- Ejem, Maestro, cambiando de tema, aquí tenéis los pergaminos que dan noticia del desarrollo del Congreso. Viene un artículo del mandarín Gu-Rú.
- ¡Ah, Gu-Rú, ese Gi-Li...., digooo, ese gran sabio! Dime lo que dice, Par Di Yo, que no tengo las Ga-Fás.
- Maestro, pues dice: “En las empresas no se valora la tremenda importancia del capital humano, y eso hace el trabajo de los mandarines consultores difícil. Una de nuestras más importantes misiones debe ser el hacer conscientes a los empresarios del valor estratégico de su capital humano”.
- Je, je, je, ¡así me gusta! Seguimos con el cuento chino o, como decía el sabio, vuelve la burra al trigo.
- ¿Qué queréis decir, Maestro?
- Gu-Rú desarrolla una de las funciones básicas del consultor, Par Di Yo, mosca del arroz: la de plañidera.
- ¿Plañidera, Maestro? ¿Cómo esas mujeres que pagan por ir a los entierros a llorar?
- Así es, Par Di Yo. Ya sabes que el que no llora, no Ma-Ma. De vez en cuando hay que soltar esta frasecita, que con las palabras también se cazan mirlos.
- ¿Queréis decir que no lo dice en serio, Maestro?
- Par Di Yo, tú has debido nacer en el año del Asno. ¡Y debía ser un asno bisiesto! ¿Es que no aprendes nada de todo el tiempo que llevas a mi lado, infausto patán? ¡Claro que no lo dice en serio, lo dice a ver si pican!
- Ya me olía yo a camarón chamuscado, Maestro.
- ¡Evidentemente, Bo-Ba-Li-Kón! ¡Si me dieran una moneda de oro cada vez que he oído la frasecita de marras! ¡Las pobres consultoras, misioneros del capital humano, en una cruzada intentando evangelizar a los imbéciles que dirigen las empresas para que nos den más dinero! Lo bueno es que mucha de la gente que trabaja en recursos humanos se lo cree de verdad, y eso nos conviene, Par Di Yo. Porque una cosa sí es verdad: es muy cierto que las empresas son reacias a invertir Pas-Ta en recursos humanos.
- Pero eso es lógico, Maestro. Si yo fuera responsable de cualquier empresa, serían los primeros gastos que recortaría. Porque, conociendo el percal, sé que la mayoría de proyectos de consultoría no van a aportar absolutamente nada a mi empresa. Son sólo una forma de gastar Pas-Ta.
- ¡Cierra el Pi-Co, Par Di Yo, que tienes una Bo-Ka-Za de dragón! ¡Eso es un Secreto Prohibido, y no se debe saber!
- Pero, Maestro, si las consultoras hiciéramos las cosas bien, entonces sí se invertiría, porque se vería que vale para algo. No harían falta plañideras.
- ¿Hacer las cosas bien, Par Di Yo? ¡Llevas muy apretada la coleta y te corta el riego al cerebro, dromedario del pantano! ¿No te das cuenta de que hacer las cosas bien cuesta trabajo? Es mucho mejor hacerlas mal, y luego quejarse. ¿O quieres dejar sin trabajo a las plañideras?
- Pero Maestro....
- No seas Bra-Sa, Par Di Yo. Ya está bien por hoy, que estoy cansado y voy a relajar mi mandarinez con un poco de música y unos Ku-Ba-Tas. Así que aligera, simio disecado.
- Oigo y obedezco, Maestro.
Así que esta vez Par Di Yo aprendió que más vale quejarse que dar clavo. Y sabréis que los mandarines escuchaban jazz La-Ti-No, pero a la oriental, claro está. Y como muestra de los gustos de Ku Ñao tenéis esta pieza llamada “Mambo Shin Shin”.