Estaba el otro día hablando con un peligroso chiflado, porque yo sólo me relaciono con gente seria. Y estaba yo ponderando la gran voz de Sarah Vaugahn cuando el chiflado en cuestión, asintiendo a mis razones, me puso como otro ejemplo de luminaria musical a una conocida cantante española que, cada vez que abre la boca para cantar, desafina más que el Caminero anunciando las natillas Danone. Ya iba yo a argumentarle con un taburete sobre la sesera que cómo se atrevía a hacer ciertas comparaciones, cuando me salió del bolsillo superior de la camisa (siempre lo llevo ahí) Mario Benedetti y le soltó:
Tienen una acendrada
vocación para el canto
pero hay una minucia
que a veces las separa.
Mientras que al ruiseñor
puede salirle un gallo
al gallo en cambio nunca
le sale un ruiseñor
Y el chiflado desapareció en una nube de azufre. Así que me pude beber su cubata, que estaba por la mitad. Y es que algunos somos contundentes y otros, como Benedetti, son elegantes.
6 comentarios:
Mucho gallo y mucho ruiseñor pero todavía no sé quien era la cantante.
Hombre, se dice el pecado pero no el pecador. Esto lo dejo a tu reconocida capacidad de deducción, Doctor. De todas formas, hay varios nombres que encajarían bien.
Salud.
eso es elegancia y lo demás tontería. Es que aunque tú seas el gallo al que se lo dediquen, no queda más remedio que quitarse el sombrero. Como Quevedo que era capaz de mofarse de los que al oir sus cosas terminaban aplaudiéndole pese a todo. Quizá porque no hilaban tan fino como él...
Ahí le has dao, Mr.Blogger, no hilan tan fino. Dicen que por eso la sátira consigue vivir aún en las dictaduras: es un espejo en el que todo el mundo ve reflejados a los demás, pero uno nunca se ve a si mismo. ¿Esto me pasa también a mí? Qué va, yo soy pluscuamperfecto.
Abrazos.
El Beneditti debe estar bastante venido a menos porque para caberte en un bolsillo je je je, saludos.
Je, je, sí, Ralph, la edad no perdona y se va encogiendo, además de que yo soy hombre de grandes bolsillos.
Saludos.
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